Sobre Irán

Intercambio entre el médico de familia Antonio Navas y el historiador José Luis Martín Ramos, miembros de Espai Marx.

I. Antonio Navas.
Respecto del tema de Irán. Ayer hablé con un colega médico, y amigo, iraní, afincado en España desde joven, de izquierdas, ateo. Me explicó que se ha vinculado, a raíz de las protestas recientes en Irán, a los grupos de exiliados e iraníes residentes en Barcelona,que se han formado y están proliferando aquí como en muchos países, según me explicó. Nunca ha sido persona organizada políticamente. Huyó con 18 años de la carnicería de la guerra Irak-Irán antes de ser llamado a filas. Su padre había sido del Tudeh, si bien siempre se ha mostrado crítico con este partido por su apoyo inicial al régimen de los Ayatollahs. Su posición es que era imposible que saliera nada bueno de esa gente.

Según la información que le transmiten los jóvenes estudiantes o los recién llegados, profesionales en su mayoría, y antiguos exiliados políticos, gente del Tudeh, etc. con contactos en el interior, presumo, tienen la sensación de que podría pasar algo, de que algo se está moviendo y que implica a sectores del régimen, me habló incluso de las milicias religiosas.

Me dio algunos datos que son: unos 500 muertos por las protestas y un centenar de penas de muerte dictadas. Parece que el movimiento se sustenta en el estudiantado, tanto universitario como de secundaria. Y parece que sigue muy vivo, según me informó. Alababa el arrojo, decisión y madurez de esta generación que está saliendo a la calle en su país. Hasta ahí.

Por otro lado me dejó entrever que no le hacían ascos, o era consciente de que tendrían el apoyo de EE.UU. Incluso, creo que reflejando debates del interior de esos grupos, especulaba sobre los cambios que una caída del régimen iraní podría desencadenar en la región, asumiendo que aportarían mayor libertad y felicidad en la zona.

A mí solo se me ocurrió decirle que tuviesen cuidado con echarse a los gringos de amigos, que ya había visto como han acabado Libia, Afganistán, Irak, etc. Creo que no se le pasa por la mente la opción de que pueda desembocar aquello en otra revolución naranja o de cualquier otro color menos rojo. Y le dije que bueno, que si el régimen caía sería porque pierda el apoyo de la mayoría de la sociedad y de parte de las élites, cuando menos de una amplia mayoría social, no por la radicalización más o menos violenta del estudiantado o cualquier otra minoría política en las calles. Pero bueno, quién sabe el hartazgo actual o el apoyo que el régimen teocrático haya cosechado durante estas décadas y conserve. No tengo ningún otro elemento de juicio propio.

Saludos.

II. José Luis Martín Ramos

Antonio, tu amigo tiene una posición que me parece muy prejuiciada por su ateísmo. Eso de que de esa gente no se podía esperar nada bueno es una manifestación de ese prejuicio. Me da la sensación de una posición similar a la de Amin en Afganistán, que resultó desastrosa para el comunismo afgano; la rectificó Babrak Karmal, pero el mal estaba hecho. El chiismo iraní no es tan monolítico, como lo pone de relieve las disensiones internas, también de una parte de los guardianes de la revolución ante la represión. En Le Monde Diplomatique en español de diciembre hay un artículo interesante sobre esas disensiones.

Lo del Tudeh es más complejo; el “apoyo” fue compartido por amplios sectores de la izquierda iraní, que no es qu “apoyaran” sino que esperaban decantar a los ayatollas a posiciones antiimperialistas y de reforma social. Finalmente no fue así y tanto el Tudeh como la izquierda laica lo pagaron caro. Pero la situación en Irán en 1978-1980 fue muy compleja y fluida. Podía haber pasado cualquier cosa.

Si las protestas se circunscriben a los estudiantes y a las minoría étnicas del Norte de Irán, por mucha razón que puedan tener no tienen grandes perspectivas. Habrá sufrimiento y problemas, pero la República Islámica no colapsará solo por eso. Y esa orientación de confiar en EEUU es funesta; les pasaría como a los kurdos de Siria, quedar aislados de todos y pasar a depender para su supervivencia de ser un instrumento de EEUU. Eso ya lo experimento la izquierda antijomeinista en el pasado, los mujaidines y fedayines del pueblo, con resultados que fueron la aniquilación de su influencia en el interior.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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