Del historiador y miembro de Espai Marx, José Luis Martín Ramos.
I. Gracias por los mensajes de hoy, querido Carlos. Es obvio que la reelección de Xi, fortalecido frente a las otras corrientes del partido y reafirmado en sus políticas – veremos cómo sigue- irrita a la OTAN y EEUU y sus voceros mediáticos, que no ven otra respuesta que la palabrería y el desprecio: el nuevo emperador rojo, la supuesta barbaridad del covid-cero, que por lo menos merecería una discusión seria,…
Rusia menos aislada que ayer y más que mañana: Madagascar, Japón,..
Por cierto, parece que el único efecto importante del viaje de Blinken por Sudamérica es la rebelión de Santa Cruz.
II. Hay que tener bastante paciencia para leer la resolución del Congreso ante el informe del CC entera y aguantar la retórica. Lo que menos me convence es la supervivencia de los latiguillos del marxismo-leninismo (menos mal que no incluye más ismos) y la escasa concreción del contenido de la modernización socialista, que diferencia del siguiente paso el socialismo. Tampoco la restricción de la democracia al ámbito de la democracia consultiva, tanto más cuanto que sobre el partido apenas se dicen tres cosas: que se une en torno a Xi, la disciplina y la lucha contra la corrupción en su seno. En ese plan estratégico de quince años de «modernización socialista» habría más cosas que decir sobre el partido y su relación con el pueblo, más allá del cumplimiento de la disciplina y las leyes. El mercado económico, sea socialista o liberal, tiende a promover también mercado político. La postulación de la democracia consultiva es un reconocimiento de ello, pero ¿puede quedarse ahí? En el pensamiento de Marx y en el de Lenin -que no es lo mismo que el «marxismo-leninismo- la democracia nunca se limitó a la consulta; su momento fundamental se situó en el de la toma de decisiones para la ejecución, el ejercicio del poder. De manera que no sé como interpretar la «chinización», si como un proyecto de desarrollo democrático popular basado en la propia cultura y tradiciones o como una pantalla defensiva no ya ante modelos diferentes sino ante las contradicciones y, por tanto, las disensiones en el seno del propio pueblo.
En cambio lo que más se concreta es el capítulo de la política ecológica, que no se limita al discurso sobre la armonía entre el hombre y la naturaleza, y formula compromisos de actuación contra la contaminación, el cambio climático, las emisiones de CO2, la descarbonización. Habrá que ver las medidas en detalle, porque esa política ecológica puede entra conflicto con el mantenimiento de la del crecimiento económico. ¿Cómo se asumirá el conflicto y que resolución se dará? Para mí lo más positivo de la resolución, en el momento actual, es lo que se plantea en el capítulo internacional, incluido el mantenimiento del concepto de coexistencia pacífica; suena en dirección contraria a los impulsos de una nueva guerra fría. Y me parece que combina firmeza y prudencia cuando trata del tema de Taiwán, no planteando ningún gesto verbal anexionista, sino el rechazo a la independencia y el horizonte futuro de la reunificación.