Una carta (con nota complementaria) del economista mexicano, ex alumno de Manuel Sacristán, Ignacio Perrotini Hernández.
Querido Salvador:
Nunca, nunca me tomaría a mal tu sinceridad de amigo fraterno. Procederé a enviarte el primer libro de El Capital que contiene mi modesto prólogo.
Como anécdota interesante, te comento que aun en el siglo XXI el magnum opus del filósofo de Tréveris continúa experimentando peripecias; he aquí una apretada síntesis de la anécdota de marras:
El intento de Wenceslao Roces de traducir de nuevo, completo, El Capital quedó trunco…bueno, quizá no el intento, sino la publicación completa de la nueva traducción.
Sucede que a Roces esta segunda traducción de El Capital le tomó varios años, acaso más de una década, es probable que su avanzada edad haya sido la causa. Esto fue en los años de las décadas de 1980 y 1990; entonces la editorial Fondo de Cultura Económica (FCE), propiedad del gobierno, estuvo administrada por gerentes de derechas y se alineó con la ideología de moda, el monetarismode Friedman. Por tanto, el FCE rehusó publicar la nueva traducción de Roces y el voluminoso material de este trabajo quedó arrinconado en cajas y cajas dispersas en distintos lugares.
Años más tarde, cuando el ideologismo hiper-derechoso cedió un poco en el FCE, resurgió el proyecto de publicar la 2a traducción; entonces Roces ya había fallecido. Su secretario Ricardo Campa, conocía el trabajo que se había hecho y ayudó a poner orden (parcial) en el desorden que prevalecía en los papeles de Roces. Parcial porque Campa logró vivir hasta preparar para la imprenta la nueva traducción de los libros I y II de El Capital, no así la del libro III.
Así que fallecidos Roces y Campa prácticamente no queda vivo nadie que sepa ordenar los papeles de Roces del libro III. Por esta razón, la edición castellana de El Capital del FCE que hoy circula es la de la 2a traducción de Roces de los libros I y II y la de la 1a traducción del libro III.
Un gran abrazo,
Ignacio
Querido Salvador,
Claro que sí puedes editarla. Quizá te interesaría añadir lo siguiente:
1. Lo que motivó a Wenceslao Roces a realizar una 2a traducción de El Capital para el FCE fue la crítica que Pedro Scaron (traductor de El Capital para Siglo XXI editores) le hizo. Scaron dice no sin ironía punzante: «[el] éxito de esta versión [la de Roces para el FCE] se basa, si no estamos equivocados, en el elegante, cálido estilo español de Roces, quien en no pocos lugares redacta con tanta frescura e inspiración como si él fuera autor, no traductor, de la obra. Desgraciadamente, una enorme cantidad de erratas y de errores de interpretación lisos y llanos -muchos más de los tolerables en la traslación de una obra tan compleja y extensa- hace que convenga utilizar esta versión con precauciones extremas, en cotejo frecuente con otras traducciones del libro» (Scaron, P. «Advertencia del traductor», en Marx, K. El Capital, Tomo I, vol. 1, Siglo XXI, p. XXI).
2. Cuando Manuel Sacristán estuvo en México, una tarde, después del Seminario sobre Inducción y Dialéctica que dictó en le UNAM, me solicitó en préstamo la edición (en 8 volúmenes) de El Capital de Siglo XXI traducida por Scaron. Una semana después, Sacristán me devolvió los 8 volúmenes y comentó lacónicamente que Scaron no traducía mal, pero que era mera estulticia académica decir que «plusvalor» está bien y «plusvalía» está mal, así como otros conceptos y fonemas similares.
Un abrazo fuerte.
Ignacio