En 1990, Michael Ignatieff, escribiendo sobre la Pascua para el Observer, señalaba que «las sociedades seculares nunca han conseguido ofrecer alternativas a los rituales religiosos». Apuntaba que la Revolución Francesa podía haber «convertido a los súbditos en ciudadanos, haber puesto liberté, égalité y fraternité en el dintel de todas las escuelas y haber desterrado a los monasterios, pero aparte del catorce de julio nunca hizo mella en el viejo calendario cristiano».
El tema que nos ocupa es quizá la única mella incuestionable hecha por un movimiento laico en el calendario cristiano o en cualquier otro calendario oficial, una fiesta establecida no en uno o dos países, sino, desde 1990, oficialmente en 107 Estados. Es más, es una ocasión establecida no por el poder de gobiernos o conquistadores, sino por un movimiento totalmente no oficial de hombres y mujeres pobres. Hablo del Primero de Mayo, la fiesta internacional del movimiento obrero, cuyo centenario debería haberse celebrado en 1990, ya que se inauguró en 1890… https://espai-marx.net/?p=15477