Cuento de Navidad en .Cat

Páginas de la herida
Cuento de Navidad en .Cat

¡ Ostras!, sinceramente me choca que en un lugar como @AbacusCoop la cajera se me dirija en castellano de entrada, mantengamos toda la conversación en catalán y después, un vez he pagado, me vuelve a decir: “Tome su tíquet, muchas gracias”. Abacus, ¿sabes? No sé, como socios de hace más de 40 años me entristece

E n réponse [Respondiendo] à @aida-tarrago: Hola, Aïda. Nos sabe mal la situación que describes. Ya sabes que por nuestro compromiso con el país, la cultura y la educación nuestra lengua de comunicación primaria es el catalán. Por favor, ¿serías tan amable de indicarnos en qué tienda ha pasado?

Aïda Tarragó trabaja en la Consejería de Agricultura de la Generalitat. Es de la casa.
El pasado martes fue su día de compras. En Abacus. Suele ir allí.
Mientras echaba una mirada a las estanterías, vio como algunas personas dudaban entre comprar el último libro de Puigdemont sobre la República .Cat, el nuevo ensayo de Laura Borràs sobre los colonizadores lingüísticos o una reciente recopilación de tuits de Canadell sobre España: muerte, pobreza, reacción y regresismo. Algunas de ellas se decidieron por los tres. Querían estar informados, de fuentes primarias.
Aïda no, sus lecturas se ubican seguramente en otras coordenadas. En Éric Vuillard, La guerra dels pobre por ejemplo. Adquirió también dos libros de historia y filosofía de la ciencia: Peter Watson, Historia secreta de la bomba atómica; Antonio Diéguez Lucena, Filosofía de la ciencia. Ciencia, racionalidad y realidad.
Fue a pagar. La trabajadora de caja le saludó con un “buenos días”. ¿Cómo que ‘buenos días’ pensó Aïda? Se sintió herida, muy herida, desgarrada por dentro. ¿En la Abacus, en .Cat, en su tierra, en su propio país, en la gloriosa nación de sus antepasados, alguien osaba hablarle en castellano y desearle ‘buenos días’ en lugar de ‘bon dia’?
Sin embargo, inmediatamente se produjo un giro lingüístico: la conversación, todo ella, siguió en catalán. Lo que tiene que ser, lo ‘natural’ pensó Aïda.
Pero al despedirse, lo recordaba muy bien, la cajera le dijo: “Tome su tíquet, muchas gracias. ¡’Tíquet’ y no ‘tiquet’! ¡’Muchas gracias’ y no ‘moltes gràcies’! ¡De nuevo la insultaban hablándole en castellano! Más desgarro, más dolor, más sufrimiento para ella.
Al llegar a casa pensó: no podía permanecer inactiva, con los brazos cruzadas, como si no hubiera pasado nada. ¡Había pasado y mucho! Estaba indignada. Recordaba antecedentes: una trabajadora del Parlamento ¡de Catalunya!, camareros de hoteles,… que habían osado hablar en castellano a ‘grandes personalidades del país’. No podíamos seguir así. Ja està bé, ja està bé! Prou!, gritó muy enfadada.
Se decidió finalmente y escribió en su perfil de twitter. En catalán, desde luego: “¡Ostras! [por decirlo suavemente], sinceramente me choca que en un lugar como @AbacusCoop la cajera se me dirija en castellano de entrada, mantengamos toda la conversación en catalán y después, un vez he pagado, me vuelve a decir: “Tome su tíquet, muchas gracias”. Abacus, ¿sabes? No sé, como socios de hace más de 40 años me entristece.”
La cooperativa (presidencia: Maravillas Rojo Torrecilla, PSOE) le respondió inmediatamente con otro tuit: “Hola Aïda. Nos sabe mal la situación que nos describes. Ya sabes que, por nuestro compromiso con el país, la cultura y la educación, nuestra lengua de comunicación primaria es el catalán. ¿Serías tan amable de indicarnos en qué tienda ha sido, por favor?”.
Pero hubieron quejas, tuits críticos de otros ciudadanos y ciudadanas. ¿Abacus estaba pidiendo información a Aïda para sancionar a la trabajadora? ¿Qué crimen había cometido? ¿Haber dicho cuatro, cinco palabras en castellano al atender a una cliente?
Aïda borró el tuit.
Abacus, firme partidaria de la inmersión lingüística en la educación preuniversitaria, precisó su postura. “Aclaración en relación a la opinión expresada por una socia hacia al idioma en que fue atendida: Ante una queja, siempre pedimos más información para entender el contexto, pero en ningún caso para sancionar ningún trabajador… Nuestra lengua vehicular es el catalán pero en ningún caso se penaliza ni excluye el uso del castellano u otras lenguas, que representan todas las realidades de nuestro territorio”. ¿De verdad de la buena, de la verdadera… o rectificación forzada?
Pasarán los años, muchos años. Y se volverán a despertar la trabajadora de Abacus, Aïda, la presidenta de la Cooperativa, también muchos de nosotros… y el dinosaurio nacional-secesionista y fuertemente hispanofóbico seguirá allí, sin cambios, en perfecto estado de salud, revista y acción. Für ewig, per sempre!
Mientras tanto, la izquierda .Cat (y la española) seguirá en lo suyo. Hablando, perorando sobre la opresión del Estado (fallido) español contra las legítimas y siempre democráticas aspiraciones del oprimit poble català… y de otros pueblos del Reino de España.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

Un comentario en “Cuento de Navidad en .Cat”

  1. Bien analizado el incidente, es un poco como el episodio del Bruno Bimbi y la dirección de CTXT pidiendo disculpas por haberse dejado colar el gol, jejeje… Vamos a ver: aquí no se trata de ninguna rectificación, y mucho menos forzada. En la ‘aclaración’ se dice primero que se trata de una ‘opinión’ de una socia sobre el servicio que se le ha prestado. Vale, si tanto les preocupa esa ‘opinión’, bastaría con darle las gracias a la socia por tomarse la molestia en ayudarles a ‘mejorar’ el servicio para la próxima vez; o bien pedirle que aclare si es que no fue bien atendida, no encontró lo que buscaba o no quedó satisfecha con la compra realizada. Pero es que, claro, la mera ‘opinión’ de la usuaria la convierte la propia dirección en una verdadera ‘queja’, en una ‘situación’ que les sabe mal, por lo cual no tiene más remedio que seguir los protocolos en vigor para gestión de las quejas, y, por tanto, pedirle a la presentadora de la ‘queja’ que especifique más esa queja aportando los datos de fecha, hora y persona que la atendió. No tiene por qué ser para sancionar a la trabajadora, por supuesto; pero no es poca sanción, auténticamente estúpida, para ella el que toda una dirección de la empresa pierda y dedique su tiempo a exigirle explicaciones de lo que sucedió realmente en el incidente, cuando lo que sucedió estaba tan clarísimo desde el principio en el propio tuit. Y esa auto-imbecilidad de la propia dirección no les sabe mal, mire Vd. por dónde… Así es que nada de ‘rectificación’ hay en esa ‘aclaración’, sino un aviso para navegantes trabajadores de esa empresa y una petición de disculpas a la clientela, que siempre tiene que llevar la razón y hay que mimarla, faltaría más; y nada de mezclar churras con merinas en esto de las lenguas propias y vehiculares frente a las impropias, porque estamos donde estamos, jejeje…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *