Entrevista a Blanca Salinas Álvarez sobre la tecnología 5G (y III)

Entrevista a Blanca Salinas Álvarez sobre la tecnología 5G (y III)
Para que una tecnología sea social y ambientalmente apropiada debería no causar daño a las personas y a las restantes formas de vida: animales y vegetales.”

Blanca Salinas Álvarez es miembro de la Plataforma STOP 5G Segovia, de Ecologistas en Acción (grupo de contaminación electromagnética), de Segovia en Transición y de la asociación Electro Químico Sensibles por el Derecho a la Salud.

Nos habíamos quedado aquí. Hay un llamamiento de 2017, firmado por científicos y médicos, que advierten de los posibles efectos graves en la salud de las redes 5G. ¿Hay consenso científico en este punto?

No, desde luego no hay unanimidad. Y el problema es que pasarán años hasta que este exista. Eso es lo malo de desplegar primero e investigar después.

Una duda: ¿se podría investigar realmente antes de su despliegue e implantación?

Por supuesto, pero eso exigiría una moratoria. Podrían realizarse estudios de laboratorio sobre células y animales. El Instituto Ramazzini en Italia ya ha anunciado que va a hacerlo. A estas alturas del siglo XXI y con los errores ya cometidos, por ejemplo, con los químicos, cuya puesta en el mercado no exigía investigación previa hasta 1981, año en el que ya existían 100.000 sustancias en circulación, que luego han causado grandes problemas ¿Qué sentido tiene desplegar y luego investigar? Ronald Kostoff, investigador del Instituto de Tecnología de Georgia, ha publicado una obra que se titula “El Experimento Médico Más Grande de la Historia Humana”. Los conejillos de indias somos nosotros. A esto se añade que no va a quedar población no expuesta de cara a estudios epidemiológicos.

Me permito insistir: ¿las comunidades científicas, en su totalidad, están de acuerdo con estas alarmas?

No. En absoluto. Pero en realidad esto nunca es así. Cuando se descubrió el radio, durante décadas, se consideró que la radioactividad era un excelente remedio para la salud y había medicamentos, cremas e incluso balnearios radioactivos. Desde que empieza a haber alertas científicas sobre la no inocuidad de una tecnología hasta que hay “unanimidad” (que en muchos casos nunca llega a existir) pasan entre 50 y 100 años (véase el amianto, la gasolina con plomo, el benceno. Esto lo relata la Agencia Europea de Medio Ambiente en su estudio “Lecciones Tardías de Alertas Tempranas”). Cuantos más intereses económicos hay, más difícil es conseguir la unanimidad, pues las compañías pagan sus propias investigaciones. Con el tabaco, que contaba con el respaldo de las aseguradoras para hacer frente a las demandas, costó muchos años.
En este caso, en el que los seguros tienden a excluir este tipo de riesgos de sus pólizas, como reconocen las propias compañías de telecomunicaciones en sus informes de riesgos para sus accionistas, aunque ya existe suficiente evidencia para la precaución, admitir abiertamente que no hay evidencia de seguridad daría al traste con todo el despliegue tecnológico. Hay además poderosos lobbys escépticos (no declarados como tal), que controlan los medios de comunicación y hacen campaña de que esta tecnología es inocua. Precisamente eso evita que se reconozcan los derechos de los que ya han enfermado, que se investigue en seguridad y que se informe al público de medidas de precaución, que es lo que reclaman los científicos críticos. Recientemente una sentencia de un tribunal italiano condenó a tres ministerios del gobierno a realizar una campaña informativa sobre los riesgos de los móviles.

Esto es un buen antecedente. ¿Y qué paso? ¿Tuvo efectos positivos en la ciudadanía?

La sentencia les daba seis meses y el plazo terminaba en julio de 2019. No tengo más noticias. Pero por ejemplo Chipre sí que ha hecho campañas de información sobre los riesgos para la salud y el uso racional de estas tecnologías. Y el gobierno de Francia, tras el caso Phonegate que destapó que miles de móviles emitían hasta 13 veces más que los límites regulados, ha anunciado que va a realizar campañas informativas dirigidas a los ciudadanos. Allí se han retirado del mercado miles de móviles por este motivo. Unidos Podemos ya ha realizado una pregunta parlamentaria al gobierno español en este sentido.

¿Existen opiniones y movimientos sociales críticos en otros países europeos?

Cuando comenzamos pensábamos que estábamos solos, pero existen unos 200 movimientos STOP 5G en el mundo y están surgiendo más casi cada día. Hay una liga europea STOP 5G y un fuerte movimiento de oposición en EEUU, cuyo tribunal supremo federal también ha dicho que las antenas 5G deben pasar un estudio ambiental. Científicos de todo el mundo se han convertido en verdaderos activistas.
Y no sólo se trata de movimientos científicos, sociales y ciudadanos. Empieza a haber políticos concienciados con el tema: la responsable de medio ambiente de la ciudad de Bruselas se ha negado al despliegue 5G alegando que sus habitantes “no son conejillos de indias”. Cantones suizos a los que pertenecen ciudades como Ginebra o Lausana se están oponiendo activamente al despliegue. Municipios italianos y ayuntamientos ingleses como el de Glastonbury han bloqueado el 5G hasta no contar con garantías de inocuidad. Se han presentado 54.000 firmas ante el parlamento alemán y 340.000 al ministro de sanidad italiano. Una diputada laborista inglesa ha llevado el tema ante la Cámara de los Comunes y se ha pedido una comisión de investigación en el Parlamento Holandés.

Y en el caso de España, ¿algún ejemplo similar? ¿Algún responsable político que se haya opuesto?

En España está habiendo ahora mismo un boom de iniciativas ciudadanas de oposición al 5G. Y muchos ciudadanos están escribiendo a sus alcaldes con la esperanza de que sigan el ejemplo de los ayuntamientos italianos o ingleses. También están surgiendo iniciativas para llevar el tema por vía legal.

¿Y en la República Popular China, cuna si no ando errado de esta tecnología?

En China no hay contestación posible. Y la tecnología 5G es un paso más de control, ideal para un gobierno totalitario que no admite la crítica ni la disensión. Lo que sí es cierto es que China ha tenido durante años límites de emisión precautorios decenas de veces más bajos que los de España y otros muchos países. Y aunque, según sus informes, los ha subido en 2014 de 10 a 40 µw/cm2, siguen siendo significativamente más bajos que los que recomienda el ICNIRP a la OMS – pauta que siguen la mayoría de países occidentales-, que son de entre 450 y 1000 µw/cm2, según las frecuencias.

Dato a tener en cuenta. Creo que la Plataforma en la que usted participa pide una moratoria. ¿Hasta cuándo?

Hasta contar con estudios científicos independientes que garanticen la inocuidad de estas tecnologías.

¿Qué habría que demostrar para que ustedes no se opusieran a este supuesto avance tecnológico?

Que si se despliega no se producen daños para la vida o que investiguen previamente una solución si es que se demuestran riesgos.

Por lo demás, algunas voces favorables, les presentan a ustedes como tecnofóbicos, opuestos a todo tipo de avance tecnológico. Argumentan que el progreso siempre tiene ligeros inconvenientes pero que a la larga o a medio plazo todo se supera y los beneficios son muy importantes y que todos nos beneficiamos de ello. ¿Es su punto de vista?

Yo me pregunto: ¿es lícito seguir desplegando una tecnología que ya ha resultado lesiva y excluye a una parte de la población y es potencialmente dañina para toda clase de vida? ¿Es eso progreso? Quien quiere desplegar una tecnología es quien debe demostrar primero que es inocua. Hacerlo al contrario supone que aquellos a quienes daña son los que deben demostrarlo a posteriori sin medios para ello y esto cuesta inmenso sufrimiento a muchos durante años y posibles efectos irreversibles.
Defendemos la tecnología, pero queremos garantías de que sea segura y responsable. Llegados al siglo XXI y con todo lo que hemos aprendido ya no podemos seguir desplegando tecnologías y, a posteriori, investigar los daños que producen. Eso es irracional y además privatiza los beneficios para las corporaciones y socializa los daños, que han de ser asumidos y costeados por quienes los padecen durante generaciones. La carga de la prueba debe recaer sobre quien contamina, no sobre quien enferma debido a esa contaminación. Primero se investiga y después se despliega, pues una vez realizado el despliegue este es difícilmente reversible, y no olvidemos que la tecnología 5G aspira a llegar hasta el último rincón del Planeta. No existiría posibilidad de escapar de ella. Los daños que produjo interferir en el ciclo del carbono con el consiguiente cambio climático, fueron fruto de la ignorancia y de la inconsciencia, al menos en un primer momento. Ahora, numerosos científicos nos están alertando de los posibles riesgos de la tecnología 5G antes de que se ponga en marcha. Queremos que se aplique el Principio de precaución.

Pero si me permite hacer de abogado del diablo, su afirmación “la carga de la prueba debe recaer sobre quien contamina, no sobre quien enferma debido a esa contaminación” podría ser respondida así: nadie ha demostrado hasta el momento que las personas enferman debido a la contaminación electromagnética generada por la nueva tecnología 5G que apenas está implantada.

Ya hay estudios científicos que ponen en evidencia y demuestran que eso sí está ocurriendo con las tecnologías inalámbricas desplegadas anteriormente, a las que se va a sumar -no va a sustituir- esta nueva. También hay quejas de salud e incluso denuncias ante los tribunales en países donde ya se han desplegado antenas 5G, como EEUU o Australia (en este país ya se han desmontado antenas 5G). Como mínimo se deberían reservar zonas blancas donde no se realice el despliegue y donde puedan vivir aquellos que pueden acreditar con certificados médicos que ya han enfermado o sencillamente aquellos que no quieren exponerse a este riego. Una vez extendida la tecnología 5G hasta el último rincón del territorio, con miles de antenas y satélites desplegados, si finalmente se demuestra –a saber cuántos años después- que es dañina para la salud o el medio ambiente, ¿Cómo lo solucionamos? En eso consiste el principio de precaución, en evitar el riesgo, si este puede ser muy alto y generalizado, aun cuando no haya todavía suficientes evidencias científicas.
El SCHEER, organismo europeo de Riesgos Ambientales Emergentes, ha señalado en su informe de 2018 el aumento de contaminación electromagnética producido por la tecnología 5G como uno de los 14 riesgos emergentes identificados, y lo ha valorado con un 3 sobre 3. Alude a la fauna silvestre, alertando de que se pueden producir efectos biológicos no deseados.

El despliegue de la tecnología 5G también está provocando protestas por el lanzamiento masivo de satélites al espacio, ¿es así?

La FCC, organismo que regula las telecomunicaciones en EEUU (que ya tiene cuatro denuncias ante los tribunales) ha autorizado recientemente el lanzamiento de 12.000 satélites privados al espacio. Y está previsto que lleguen a lanzarse en un futuro según los últimos datos hasta 40.000 (que actualizo ahora la revisar la entrevista). También ha autorizado el despliegue de 1.000.000 de antenas, sobre todo en zonas rurales. Los astrónomos han puesto en marcha un llamamiento para proteger el espacio, ya firmado por casi 2000 investigadores, pues desde la Tierra hay unas 9.000 estrellas visibles y ese lanzamiento masivo de satélites va a cambiar el panorama de nuestro cielo, que debería ser patrimonio de la humanidad. También va a entorpecer las observaciones astronómicas y las predicciones meteorológicas.
Parece que nuestras grandes corporaciones, apoyadas por los gobiernos, se hayan vuelto locas. Y parece también que esté surgiendo una revolución desde abajo que dice: ¡Basta ya! La tecnología debe estar sujeta al control democrático y este no existe si no hay transparencia, información pública y participación en la toma de decisiones. Como ciudadanos debemos exigirlas.

Me comentó a mediados de diciembre que había dos noticias relevantes que valía la pena no olvidar. ¿Nos las puede contar brevemente por favor?

En la convocatoria de la protesta mundial contra el 5G, celebrada el 25 de enero de 2020, se explicaba que empresas como SpaceX, con sede en los Estados Unidos, tiene planes para 42.000 satélites. Ya lanzó 120, tiene la intención de lanzar 60 a la vez dos veces al mes durante 2020, y está desarrollando un cohete más grande que puede lanzar 120 simultáneamente. Otras muchas empresas como Telesat, Facebook, Amazon, Roscosmos o Aerospace tienen planes para lanzar miles de satélites. Las grandes corporaciones se están repartiendo el espacio sin que aparentemente nadie controle lo que están haciendo ni sus repercusiones.
La segunda es que desde la Alianza Italiana STOP 5G, anuncian que ya hay 453 municipios italianos STOP 5G y 295 ayuntamientos y dos regiones que han aprobado ordenanzas para la moratoria 5G o la aplicación del principio de precaución, entre ellos Roma (Municipio XII), Turín, Catania, Florencia o Bolonia.

¿Algo más que quiera añadir?

Para que una tecnología sea social y ambientalmente apropiada debería no causar daño a las personas y a las restantes formas de vida: animales y vegetales. No debería comprometer de modo irreparable el patrimonio natural y la salud de las futuras generaciones. No debería ser coercitiva, y debería respetar los derechos y las posibilidades de elección de sus usuarios voluntarios y de sus sujetos involuntarios. Y no debería tener a largo plazo efectos generalizados irreversibles, aunque estos puedan parecer a primera vista beneficiosos o neutros. Ninguno de estos requisitos los cumple la tecnología 5G. Y si realmente lo hace, que nos lo demuestren.
No reconocimos el cambio climático hasta que las evidencias nos obligaron a asumirlo como “una verdad incómoda”. Hablar de los riesgos potenciales y los daños ya producidos por una tecnología de la que todos dependemos y a la que muchos ya son “adictos”, cuyo siguiente despliegue se nos está exhibiendo con una potentísima propaganda, quizás resulte para muchos una verdad aún más incómoda. Pero realmente, merece la pena buscar la verdad, por muy incómoda que en principio pueda parecernos. Porque es la base de la libertad y del auténtico “progreso”.
Doy algunos enlaces (he hecho referencia a algunos de ellos) para que los lectores y lectoras puedan profundizar.

Referencias:
Llamamiento científico a la UE pidiendo una moratoria del 5G: https://www.emfcall.org/

  • Llamamiento científico internacional a la OMS y a la ONU para detener el despliegue del 5G en la Tierra y en el espacio: https://www.5gspaceappeal.org
  • Caso Phonegate: https://www.phonegatealert.org/en

  • Llamamiento astrónomos: https://astronomersappeal.wordpress.com/

  • Sobre TIC y CO2: Belkhir L., Elmeligi A.: Assessing ICT global emissions footprint: Trends to 2040 & Recommendations. Journal of Cleaner Production 177 (2018) 448-463

Fuente: El Viejo Topo, marzo de 2020

(*) Para la primera parte de esta entrevista: Entrevista a Blanca Salinas Álvarez sobre la tecnología 5G (I). “Para que esta tecnología funcione serán necesarias millones de nuevas antenas y el lanzamiento de 20.000 satélites (previsión inicial)”. https://rebelion.org/para-que-esta-tecnologia-funcione-seran-necesarias-millones-de-nuevas-antenas-y-el-lanzamiento-de-20-000-satelites-prevision-inicial/

Para la segunda parte: Entrevista a Blanca Salinas Álvarez sobre la tecnología 5G (II). “La electrosensibilidad es una enfermedad ambiental emergente que padecen millones de personas en el mundo” https://rebelion.org/la-electrosensibilidad-es-una-enfermedad-ambiental-emergente-que-padecen-millones-de-personas-en-el-mundo/

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

3 opiniones en “Entrevista a Blanca Salinas Álvarez sobre la tecnología 5G (y III)”

  1. Estimado Salvador,
    Quiero aprovechar este espacio como medio para tratar de ponerme en contacto con usted. Hace días leí su artículo publicado hace años, titulado «donde nunca podrá habitar el olvido» en la página Rebelión. En él, hacía mención a José Serrano Vela. Hace años que me encuentro incurso en una investigación sobre memoria histórica en el municipio sevillano de Algámitas. Me serviría de gran ayuda conocer más detalles sobre el fusilamiento de José Serrano Vela, teniendo un testimonio directo de un familiar. Le agradecería enormemente que se pusiera en contacto conmigo en el correo electrónico que le adjunto en este comentario.

    Sin otro particular, reciba un afectuoso saludo.

    Atentamente, Juan Antonio Pavón Carreño.

    1. Muchas gracias por tu nota y por su investigación estimado Juan Antonio. Me pongo en contacto con usted y hablamos del tema.
      No le oculto mi emoción por su estudio sobre la memoria histórica de Algámitas, el pueblo donde nació la madre de mi compañera (y una gran parte de su familia). Su abuelo, como sabe, fue asesinado por falangistas poco después del estallido de la incivil guerra civil.

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