Miscelánea 16/11/2023

Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda
1. Más sobre la violencia contra el colonialismo.
2.  El crecimiento del desperdicio.
3. Los sindicatos británicos en la lucha climática.
4. El paripé de Biden sobre los dos estados.
5. Lo que quede de Ucrania (Observación de José Luis Martín Ramos)
6. Decepción árabe y BRICS
7. El cuento del Nord Stream.
8. Los túneles de Shifa
9. Situación militar en la guerra de Palestina, 15 de noviembre.

1. Más sobre la violencia contra el colonialismo

Ya hemos visto recientemente varios artículos en esta línea, normalmente usando como ejemplo el proceso descolonizador en Argelia. Este artículo abunda en los mismos argumentos. Pero, aunque no lo condeno, sigo teniendo una cierta prevención al «todo vale»…

https://www.elsaltodiario.com/

De Argelia a Palestina: la falsa equivalencia entre colonizado y colonizador

Hamza Hamouchene 14 nov 2023 09:16

Denunciar y señalar la violencia de los oprimidos y colonizados no solo es inmoral, sino también racista. La población colonizada tiene derecho a resistir por cualquier medio necesario, especialmente cuando todas las vías políticas y pacíficas se han estancado u obstruido.

Tras los ataques que Hamás perpetró contra Israel el 7 de octubre de 2023, en los que 1.400 personas murieron, hubo una lluvia de advertencias de los medios masivos; políticos y analistas de Occidente insistían en que quien quisiera expresar una opinión sobre lo sucedido y los subsiguientes crímenes de guerra en Gaza, debía antes que nada denunciar a Hamás. No hacerlo explícitamente o intentar colocar a los eventos en su contexto histórico o destacar las causas profundas del conflicto era interpretado como una condonación de las acciones de Hamás (es decir, que quien expresara esa opinión era simpatizante de Hamás) y calificado de antisemitismo.

Fue como si la historia del denominado conflicto palestino-israelí hubiera comenzado el 7 de octubre, y no con la Declaración de Balfour en 1917, mediante la cual el Gobierno colonial británico anunció su apoyo al establecimiento “en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío”. El anuncio culminó con lo que palestinos y árabes denominan la Nakba (o catástrofe) en 1948, cuando se fundó el Estado de Israel mediante una limpieza étnica, masacres generalizadas y el desplazamiento de cientos de miles de palestinos. A ello le sucedieron más guerras, más violencia, más asesinatos y más ocupación de nuevos territorios. Ello dio lugar a más desplazamientos, más asentamientos ilegales y más bombardeos, que se cobraron las vidas de cientos de miles de palestinos y obligaron a millones a vivir como refugiados.

No ahondaré en esta historia, dado que existen numerosos recursos excelentes que lo han hecho de manera brillante, sino que mi objetivo es establecer algunos paralelismos con la historia de la lucha anticolonial en Argelia a fin de demostrar que denunciar la violencia del oprimido/colonizado y del opresor/colonizador en términos iguales es insustancial, corto de miras e injusto. Los dilemas morales, debates sobre la violencia y discrepancias en torno al modo en que el pueblo oprimido o colonizado debería resistir y qué puede hacer no son nuevos.

Cuando pienso en Palestina, no puedo evitar trazar paralelismos con el caso de mi tierra natal, Argelia, durante la era colonial (de 1830 a 1962). No es casualidad que el apoyo popular más ferviente a la causa palestina proviene de las clases trabajadoras populares de Argelia, dado que ambos países experimentaron o experimentan un colonialismo de asentamiento violento y racista. Para entender el por qué, resulta útil consultar los escritos y análisis de Frantz Fanon sobre lo que denominó “violencia revolucionaria” en su obra maestra Los condenados de la tierra, basada en sus experiencias en Argelia y África Occidental en la década de 1950 y comienzos de la década de 1960. Los Condenados de la Tierra es un ensayo canónico sobre la lucha anticolonial y ha servido como una especie de biblia para las luchas por la liberación en países desde Argelia hasta Guinea‑Bissau, Sudáfrica, Palestina y el movimiento de liberación negra en los Estados Unidos.

Fanon describió en profundidad los mecanismos de violencia creados por el colonialismo para someter al pueblo oprimido. Fanon escribió: “El colonialismo no es una máquina de pensar, no es un cuerpo dotado de razón. Es la violencia en estado de naturaleza y no puede inclinarse sino ante una violencia mayor”. Según Fanon, el mundo colonial es un mundo maniqueo, que, llevado a los extremos de su lógica, “deshumaniza al colonizado. Propiamente hablando, lo animaliza”. Para el autor, “Liberación nacional, renacimiento nacional, restitución de la nación al pueblo, Commonwealth, cualesquiera que sean las rúbricas utilizadas o las nuevas fórmulas introducidas, la descolonización es siempre un fenómeno violento”.

La lucha por la independencia de Argelia contra los colonialistas franceses fue una de las revoluciones antiimperialistas más inspiradoras del siglo XX. En el marco de la ola de descolonización que había comenzado tras la Segunda Guerra Mundial (en la India, China, Vietnam y varios países africanos), la Conferencia de Bandung declaró que estos movimientos eran parte de un “despertar del Sur”, un Sur que había estado sometido durante decenios (en algunos casos durante más de un siglo) a la dominación imperialista.

Tras la declaración de guerra en Argelia el 1 de noviembre de 1954, se cometieron atrocidades en ambos bandos (1,5 millones de personas murieron y varios millones más fueron desplazadas del lado argelino, y decenas de miles de personas murieron del lado francés). Los dirigentes del Frente de Liberación Nacional (FLN) tenían una valoración realista del equilibro de poder militar, que se inclinaba considerablemente a favor de Francia, que en aquel entonces contaba con el cuarto mayor ejército del mundo. La estrategia del FLN se inspiraba en el dictado del dirigente nacionalista vietnamita Ho Chi Minh: “Por cada nueve de los nuestros que maten, mataremos a uno de ellos –al final, se irán”.

El FLN quería crear un clima de violencia e inseguridad que finalmente fuera intolerable para los franceses, internacionalizar el conflicto y señalar la lucha de Argelia a la atención del mundo. Sobre la base de esta lógica, Abane Ramdane y Larbi Ben M’hidi decidieron llevar la guerra de guerrillas a zonas urbanas y lanzar la Batalla de Argel en septiembre de 1956. No hay mejor forma de apreciar este momento clave y dramático de sacrificio que a través del clásico film realista de 1966 de Gillo Pontecorvo: La batalla de Argel. En la película, hay un momento dramático cuando el Coronel Mathieu, una versión ficticia del General Massu en la vida real, lleva al dirigente del FLN Larbi Ben M’Hidi a una conferencia de prensa en la cual un periodista cuestiona la moralidad de ocultar bombas en las cestas de compras de las mujeres. “¿No cree que es un tanto cobarde utilizar las cestas y bolsos de mujeres para transportar los explosivos que matan a tantas personas?”, pregunta el periodista. A lo que Ben M’hidi responde: “¿Y no le parece aún más cobarde lanzar bombas de napalm en localidades indefensas, por lo que hay mil veces más víctimas inocentes?”. Denos sus bombarderos y nosotros les daremos nuestras cestas”.

Gracias a la amplia cobertura favorable de la revolución argelina en la prensa afroestadounidense, varias proyecciones locales de La Batalla de Argel y la obra de Fanon, Argelia pasó a ocupar un lugar fundacional en la iconografía, retórica e ideología de capítulos clave del movimiento afroestadounidense por los derechos civiles, que vieron la conexión de su lucha con las luchas independentistas de las naciones africanas.

Tras su visita a Argelia en 1964 y el sitio de la Casba de la Batalla de Argel contra los franceses en 1956-1957, Malcolm X declaró: “Las mismas condiciones que existían en Argelia y obligaron al pueblo, al noble pueblo de Argelia a recurrir finalmente a tácticas de tipo terrorista que eran necesarias para liberarse por fin de sus opresores, esas mismas condiciones existen hoy en día en todas las comunidades negras de los Estados Unidos”. Unos meses más tarde, en 1965, declaró: “No estoy a favor de la violencia. Si podemos lograr el reconocimiento y respeto de nuestro pueblo por medios pacíficos está muy bien. Todos quisiéramos alcanzar nuestros objetivos por medios pacíficos, pero también soy realista. Las únicas personas en este país a las que se les pide que no sean violentas es a las personas negras”.

Al enterarse del asesinato de Martin Luther King Jr. en 1968, el dirigente de las Panteras Negras Eldridge Cleaver proclamó: “La guerra ha comenzado. La fase violenta de la lucha por la liberación negra ha llegado y se expandirá a partir de ese disparo, de esa sangre. Los Estados Unidos se pintarán de rojo. Habrá cadáveres desparramados por las calles y escenas similares a las noticias repugnantes, atemorizantes y escalofriantes provenientes de Argelia durante el auge de la violencia generalizada justo antes de la caída del régimen colonial francés”.

Nosotros también debemos cuestionar la narrativa de culpabilizar a las víctimas que se centra en los palestinos como víctimas imperfectas. En palabras de la catedrática estadounidense-palestina Noura Erakat, ello equivale a la “absolución de y la complicidad con la dominación colonial de Israel”. Al elegir destacar la violencia palestina, nuestro mensaje a ellos “no es que deben resistir más pacíficamente, sino que no pueden resistir la ocupación y agresión israelí en absoluto”.

Denunciar y señalar la violencia de los oprimidos y colonizados no solo es inmoral, sino también racista. La población colonizada tiene derecho a resistir por cualquier medio necesario, especialmente cuando todas las vías políticas y pacíficas se han estancado u obstruido. En los últimos 75 años todo intento palestino de negociar un acuerdo de paz ha sido rechazado o socavado. Todo medio no violento ha sido bloqueado.

En medio de una ocupación colonial salvaje y condiciones de apartheid, sería adecuado que toda conversación sobre justicia y responsabilidad de la violencia contra civiles comenzara con el opresor. Según la racionalidad del levantamiento y la rebelión de Fanon, los oprimidos se alzan porque simplemente no pueden respirar.

Elegir centrarse en denunciar la violencia palestina es similar a pedirles que acepten su destino pasivamente –que mueran en silencio sin resistir. Centrémonos, en cambio, en un cese del fuego inmediato, en detener la segunda Nakba que se está desatando, en poner fin al sitio y la ocupación, mientras expresamos solidaridad con el pueblo palestino en su lucha por libertad, justicia y autodeterminación. ¡Las vidas palestinas importan!

2. El crecimiento del desperdicio

A raíz de un articulo publicado por Nature el autor nos muestra cómo el crecimiento del PIB no significa necesariamente un crecimiento del bienestar humano. https://www.lapoliticaonline.

«PIB desperdiciado»: cuando el crecimiento económico no repercute en el bienestar humano y social

Una investigación publicada en la Revista Nature pone la lupa en el crecimiento económico de Estados Unidos. Se concluye que no «respalda el bienestar humano.» El impacto ambiental de esta paradoja.

Por Andrés Actis14/11/2023

Cuando se habla de la «buena calidad de vida» de un país, políticos y economistas utilizan, por lo general, una única referencia para medirlo: el Producto Interno Bruto (PIB). En el imaginario colectivo del capitalismo global, el crecimiento económico es sinónimo de riqueza y desarrollo.  

Esta anhelo de crecimiento permanente no solo es el responsable de una imparable y frenética extracción de recursos naturales (energía, agua, minerales, etc.) de un planeta finito, modelo productivo que está detrás de la crisis climática, según un amplio consenso científico. Tampoco repercute en el bienestar humano y social.

A esa conclusión ha llegado Morten Tønnessen, profesor de filosofía en la Universidad de Stavanger (Noruega) en una investigación científica titulada «PIB desperdiciado en EE.UU«, que recientemente ha sido publicada por la Revista Nature.

La perspectiva del «PIB desperdiciado», explica el autor, aborda los beneficios y costes del crecimiento económico. Su objetivo final es favorecer «la priorización de políticas que promuevan un bienestar genuinamente sostenible».

Al analizar los datos del Índice de Desarrollo Humano (IDH), que combina datos de ingresos y datos de bienestar no relacionados con las remuneraciones (salud, esperanza de vida, educación, etc.), un total de 21 países superan a Estados Unidos en materia de bienestar a pesar de tener un PIB per cápita más bajo, algunos hasta 37,5% menor.

«¿Cómo se pueden utilizar los datos del Índice de Desarrollo Humano (IDH) para evaluar las formas en que los niveles de ingresos se correlacionan con el desempeño del bienestar y en qué medida el PIB se desperdicia al no mejorar, de hecho, el bienestar?», se pregunta el investigador como disparador de su estudio.

Su supuesto básico es que el PIB se «desperdicia» si no sustenta el bienestar. «El análisis del PIB desperdiciado puede servir como base para explorar una pregunta de investigación adicional, relacionada con las conexiones entre la actividad económica, el bienestar y el impacto ambiental, a saber: ¿En qué medida las presiones ecológicas resultan de la proporción del PIB que se desperdicia?», introduce el autor.

Una de las conclusiones es que «sin ningún PIB desperdiciado», las emisiones anuales de CO2 de Estados Unidos podrían haber sido entre 1,268 y 1,767 millones de toneladas menores, lo que representa entre el 3,6% y el 5,0% del total mundial. 

En cuanto a la huella material, la de Estados Unidos podría haber sido al menos 2,625 millones de toneladas menor sin desperdiciar el PIB. Se trata de un porcentaje a nivel global superior a la huella material de Brasil y casi tanto como la huella material de toda Asia occidental.

Desempeño del IDH no relacionado con ingresos de EE. UU. y los países con mejor desempeño entre 1990 y 2021….

La idea subyacente detrás de este concepto, en línea con la noción de «crecimiento antieconómico», fue descrita por primera vez por el antropólogo Jason Hickel, uno de los máximos exponentes de la Teoría del Decrecimiento. 

Este pensador propone un «experimento mental» para dimensionar el «desperdicio» del PIB.  «Si Portugal tiene niveles más altos de bienestar humano que Estados Unidos, con 38.000 dólares menos de PIB per cápita, entonces podemos concluir que 38.000 dólares del ingreso per cápita de Estados Unidos están efectivamente «desperdiciados». Eso suma 13 billones de dólares al año para la economía estadounidense en su conjunto. Eso equivale a 13 billones de dólares en extracción, producción y consumo cada año, y 13 billones de dólares en presión ecológica, lo que no añade nada, en sí mismo, a los fundamentos del bienestar humano». 

A su juicio, se trata de un «daño sin ganancia», que significa que la economía estadounidense «podría reducirse en un asombroso 65% con respecto a su tamaño actual y, al mismo tiempo, mejorar las vidas de los estadounidenses comunes y corrientes, si los ingresos se distribuyeran de manera más justa».

Los países ricos pueden mejorar el bienestar desde los niveles actuales incluso en escenarios de estado estacionario/decrecimiento si la reducción económica se combina con un reparto mucho más equitativo

Siguiendo este razonamiento, Tønnessen detalla que si el propósito del crecimiento económico es mejorar el bienestar humano, entonces se debería esperar que Estados Unidos, cuyo ciudadano promedio tiene un ingreso considerablemente más alto que el ingreso promedio en la mayoría de los demás países,  le vaya «muy bien» en términos de desempeño en materia de bienestar.

Sin embargo, países como Israel, Malta, Eslovenia, Austria, España, Chipre y Grecia obtienen mejores obtienen resultados que Estados Unidos en desarrollo humano pese a tener un Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita más bajo.

Según la investigación, «priorizar el bienestar humano en las políticas sociales y económicas mejora el desempeño del desarrollo humano y es menos derrochador en términos de presiones ecológicas».

Por ende, los «países ricos» pueden mejorar el bienestar desde los niveles actuales incluso en escenarios de estado estacionario/decrecimiento «si la reducción económica se combina con un reparto mucho más equitativo».

Para el autor, su estudio puede motivar «optimismo o pesimismo» con respecto a las perspectivas de un desarrollo humano sostenible en el siglo XXI.

Lo primero porque hay margen para «lograr mejoras sustanciales en el desarrollo humano». Esto se puede hacer «sin aumentar las presiones ecológicas».

El análisis del PIB desperdiciado puede servir como base para explorar una pregunta de investigación adicional, relacionada con las conexiones entre la actividad económica, el bienestar y el impacto ambiental, a saber: ¿En qué medida las presiones ecológicas resultan de la proporción del PIB que se desperdicia?

Y pesimismo porque «las presiones ecológicas que actualmente resultan de los altos niveles de desarrollo humano en las economías avanzadas evidentemente todavía están lejos de niveles ambientalmente sostenibles».

«Incluso eliminar cualquier PIB desperdiciado en todos los países ricos, tal como se define en este artículo, mediante la optimización de políticas que apuntan al mayor desarrollo humano posible bajo las condiciones actuales de recursos, no resultará en nada remotamente parecido a una sociedad verdaderamente sustentable desde el punto de vista ambiental», aclara la investigación en sus conclusiones.

«Este nuevo artículo encuentra que entre el 38% y el 59% del PIB de Estados Unidos se «desperdicia» (junto con miles de millones de toneladas de carbono), en el sentido de que sin él se podrían lograr mejores resultados en materia de desarrollo humano», explica Hickel en uno de sus últimos tuits. 

Los resultados, en definitiva, refuerzan la urgente necesidad de un debate político a gran escala «sobre la naturaleza y los efectos del crecimiento económico y los diferentes modelos económicos».

3. Los sindicatos británicos en la lucha climática

Un paso en la buena dirección. Hace unos días se reunieron los principales sindicatos británicos para discutir un programa ecológico de la clase trabajadora.

https://jacobin.com/2023/11/

Los sindicatos británicos se organizan para hacer frente a la crisis climática
Por Ben Wray
El gobierno conservador británico ha desechado las políticas para reducir las emisiones de carbono, mientras que la oposición laborista también está dando marcha atrás en sus propios compromisos climáticos. Los sindicatos están aprovechando el vacío político para exigir un programa ecológico para la clase trabajadora.
Cuanto más se calienta el mundo, menos parece importarle al gobierno británico el cambio climático. Tras las temperaturas récord de junio en Gran Bretaña, el primer ministro Rishi Sunak anunció en septiembre un importante giro de 180 grados en los compromisos de reducción de emisiones de carbono del país.
Los propietarios ya no estarán obligados a aislar sus viviendas de alquiler según normas más estrictas. Sunak también retrasó hasta 2035 la prohibición de vender coches nuevos de gasolina y gasóleo y canceló la eliminación progresiva de las calderas de gas para 2035. El Reino Unido ya estaba muy lejos de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050: ahora, el objetivo jurídicamente vinculante no parece ni remotamente creíble.
El retroceso climático del Gobierno conservador plantea interrogantes sobre la estrategia del movimiento de acción por el clima. En el quinto aniversario del lanzamiento de Extinction Rebellion en el Reino Unido, el gobierno está mucho más centrado en criminalizar a los manifestantes climáticos que en descarbonizar la economía.
¿Qué hay que hacer? ¿Y dónde encajan los trabajadores en la agenda de acción climática? El 27 de octubre, sindicalistas de todo el movimiento obrero se reunieron en Londres para debatir una nueva estrategia de descarbonización orientada al lugar de trabajo: la negociación colectiva ecológica.

Negociación climática

Este es el tema central de una nueva publicación presentada en la conferencia, «Trabajar por la justicia climática: Los sindicatos en primera línea contra el cambio climático», de Ben Crawford y David Whyte, publicada por el Instituto de Derechos Laborales.
«Los sindicatos tienen que hacer del cambio climático un área central de negociación en nombre de sus miembros», escriben Crawford y Whyte, académicos y activistas sindicales de la London School of Economics y la Queen Mary University London, respectivamente. «Trabajar por la justicia climática» es la primera vez que se articulan en profundidad los argumentos a favor de la negociación climática.
Hasta ahora, la labor sindical sobre el clima se ha centrado en el marco de la «transición justa», que pretende garantizar que los trabajadores participen en la transición ecológica y se beneficien de ella. El mecanismo para ello suelen ser amplios foros de partes interesadas que tienen lugar fuera del lugar de trabajo. Desde la década de 1990, el Congreso de Sindicatos (TUC) ha adoptado un modelo de «asociación» para la acción climática que evita explícitamente un enfoque «adversarial» y se ha guiado en cambio por el «principio del interés común», según el cual la negociación colectiva es innecesaria cuando convergen los intereses de trabajadores y empresarios.
Crawford y Whyte abogan por una ruptura limpia con el principio del interés común, que ha sustentado la legislación británica en materia de salud y seguridad desde 1974, sobre la base de que «es el más adecuado para mantener el statu quo social y económico». En su lugar, habría que centrarse en «cómo reconocemos y ejercemos nuestro poder y acción colectiva como trabajadores en este proceso».
La explotación de los trabajadores y del medio ambiente están unidas bajo un sistema de acumulación de capital, más directamente a través de las industrias extractivas que contaminan el cuerpo a la vez que destruyen el ecosistema en el mismo proceso laboral. La tendencia en la era neoliberal hacia el aumento de la precariedad en el lugar de trabajo es un bloqueo para una economía sostenible, argumentan, ya que la precariedad hace que sea más difícil para los trabajadores «oponerse a cualquier cosa».
En la otra cara de la moneda, existe una «solidaridad secreta» entre los trabajadores y el medio ambiente, ya que ambos se beneficiarán si los trabajadores tienen un mayor control sobre el proceso laboral. Los trabajadores con poder pueden protegerse a sí mismos en el trabajo, así como a su comunidad, reduciendo las «externalidades» perjudiciales de su trabajo, desde prevenir la contaminación hasta detener la pérdida de biodiversidad.

Ecologismo obrero

Crawford y Whyte identifican una larga historia de «ecologismo obrero» en la que podemos inspirarnos. El ejemplo más notable puede ser el Plan Lucas de 1976, por el que los trabajadores trataron de transformar la producción aeroespacial en productos ecológicos como turbinas eólicas, casas energéticamente eficientes y bombas de calor.

La acción climática de los trabajadores en el Reino Unido está limitada por las leyes antisindicales promulgadas por el Gobierno de Margaret Thatcher en la década de 1980 y profundizadas posteriormente por la Ley de Sindicatos de 2016. Estas leyes han limitado y estrechado el alcance de la acción sindical.
Por ejemplo, las huelgas climáticas organizadas por los sindicatos que coincidieron con las enormes huelgas de estudiantes escolares en 2019 habrían sido ilegales sobre la base de que no se relacionaban con una disputa inmediata o inminente. Los trabajadores, argumentan Crawford y Whyte, necesitan salir de esta camisa de fuerza legal si quieren tener alguna posibilidad de hacer frente a los enormes retos que se avecinan como consecuencia del colapso climático.
Hasta ahora, la principal forma de sortear estas limitaciones ha sido mediante la aparición de «representantes verdes» en el lugar de trabajo, pero carecen de reconocimiento estatutario y tienden a aislar la cuestión de las condiciones generales de los trabajadores. Las entrevistas realizadas por los autores a responsables sindicales revelaron que las cuestiones climáticas «siguen siendo relativamente poco frecuentes» en las negociaciones de los convenios colectivos.
Aunque algunos sindicatos no parecen demasiado interesados en la agenda climática -como el GMB, el tercer sindicato más grande del Reino Unido, que apoya el fracking-, el problema más general es el de la concentración. Para los autores, las relaciones sindicales «se caracterizan más por la competencia por los afiliados que por la cooperación en la organización para la sostenibilidad».
Hay algunos ejemplos prometedores. El enfoque de negociación Green New Deal del sindicato University and College Union (UCU) vincula las cuestiones salariales y las condiciones de trabajo a los retos medioambientales. En su intervención en la conferencia, Vicky Blake, del Comité de Emergencia Climática y Ecológica de UCU, señaló que este enfoque se había aplicado recientemente en una reivindicación de negociación colectiva de Further Education: «Nuestra política consiste en integrar las demandas climáticas en la negociación colectiva, no como algo accesorio».
El Sindicato de Funcionarios Públicos y Comerciales (PCS) ha creado un Servicio Nacional de Clima y Biodiversidad, que es una estrategia de mano de obra para garantizar que la administración pública británica cuente con el personal y los conocimientos necesarios para cumplir los objetivos climáticos del Gobierno. John Moloney, secretario general adjunto del PCS, declaró en la conferencia que, a través de este modelo, su sindicato está trabajando para presentar una «reivindicación sobre el cambio climático junto con una reivindicación salarial».
Sin embargo, Moloney advirtió que si los sindicatos van a tomarse en serio la negociación climática, tendrán que respaldarla: «Si vamos a tratarlo como un asunto sindical normal, tenemos que estar dispuestos a tomar medidas al respecto».
En el panfleto, Crawford y Whyte también destacan el hecho de que los representantes de Unite y GMB en tres plantas británicas del fabricante de automóviles Rolls Royce han desarrollado planes de «fabricación ecológica». Todas estas estrategias, sostienen los autores, contribuyen a alejar a los sindicatos «de un modo reactivo a un modo que propone cambios estructurales y sectoriales.»

Lecciones del Mar del Norte

Una de las claves de la descarbonización en el Reino Unido es el petróleo y el gas del Mar del Norte. La industria ya se ha reducido sustancialmente a medida que las reservas de petróleo en el Mar del Norte comienzan a agotarse, pasando de más de cuarenta mil trabajadores empleados directamente antes del desplome de los precios del petróleo en 2014 a menos de treinta mil en la actualidad. Mientras tanto, los parques eólicos marinos se han disparado en ese tiempo. ¿Ha sido «justa» la transición hasta ahora?
En absoluto. Una encuesta reveló que el 91% de los trabajadores del Mar del Norte nunca han oído hablar del concepto de «transición justa», lo que no es ninguna sorpresa: no ha habido ninguna planificación de mano de obra para transferir trabajadores a la industria de las energías renovables. Mientras tanto, la industria escocesa de fabricación de energía verde se ha vaciado, mientras que los grandes contratos del sector público, como ScotWind, el mayor parque eólico marino autorizado por el gobierno escocés a partir de 2021, han ido a parar a las grandes multinacionales, incluidos los gigantes petroleros Shell y BP, con pocas condiciones.
Por ello, estas empresas se dedican al arbitraje laboral global, construyendo sus cadenas de suministro allí donde la mano de obra es más barata. Los puestos de trabajo y los beneficios económicos de la industria de la energía verde no llegan a la economía escocesa.
En palabras de Pete Cannel, de la iniciativa de trabajadores verdes Scot.E3 «Los trabajadores del Mar del Norte tienen poca o ninguna confianza en que la transición sea justa. Ven el cambio que se está produciendo ahora y ven que no es justo».
Rosemary Harris, del think tank Platform, habló de un informe en el que trabajó llamado «Our Power» (Nuestro poder), que desarrollaba las demandas de y para los trabajadores del Mar del Norte para la transición ecológica: «Los trabajadores estaban preocupados por el precio de la formación y la falta de transferibilidad del petróleo y el gas a la energía eólica».

Según Jake Malloy, del Sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte, aunque ahora hay siete parques eólicos frente a las costas de Escocia, los trabajadores que tripulan los buques para el mantenimiento y suministro de los parques eólicos son todos trabajadores extranjeros que ganan menos de 3 libras por hora. Malloy añadió que los sindicalistas que, como él, forman parte de la Comisión de Transición Justa del Gobierno escocés, están cada vez más frustrados, ya que el proceso no avanza: “No hemos fabricado ni una sola turbina, no hemos desarrollado ninguna estructura a partir de la cual podamos hacer esta transición justa, por eso los trabajadores del petróleo están tan nerviosos con esto, porque lo están viendo pasar de largo.”
Malloy vio recientemente a Angus Robertson, secretario del gabinete del gobierno escocés, jactarse de que a Escocia le había «tocado la lotería de los recursos naturales dos veces», primero con el petróleo y luego con la energía limpia. Robertson afirmó que la segunda vez sería más inteligente: «Despilfarramos la primera, no lo haremos con ésta». Según recuerda Malloy, se sentó entre el público pensando: «pero lo estamos despilfarrando».
Malloy pasó veintiséis años trabajando en alta mar y estuvo presente durante el desastre de Piper Alpha en 1988, en el que murieron 165 trabajadores. Fue una de las peores catástrofes laborales de la era moderna y condujo directamente a la creación del primer sindicato del Mar del Norte, el Offshore Industry Liaison Committee.
En su informe, Crawford y Whyte destacan el estudio clásico de W. G. Carson sobre la industria petrolera del Mar del Norte. Carson describió la presión para extraer petróleo del Mar del Norte lo más rápidamente posible durante la década de 1980 como «la economía política de la velocidad». Esta presión incluía una exención de facto de la normativa laboral para facilitar esta intensidad de explotación. En aquella época, el 90% de los trabajadores del petróleo tenían contratos eventuales.
Malloy recordó a la conferencia la conflagración de Piper Alpha y las circunstancias que la motivaron: «El trabajo precario y la economía política de la velocidad fueron los catalizadores de esas muertes, de eso no hay ninguna duda».
El enfoque necesariamente a corto plazo del capital en la acumulación motoriza en última instancia la economía política de la velocidad. Esta velocidad de extracción y explotación tiene consecuencias peligrosas tanto para los trabajadores como para el medio ambiente.

Soluciones

Un hilo conductor de la conferencia sobre negociación climática fue la necesidad de que los sindicatos sean proactivos a la hora de establecer la agenda, especialmente cuando surgen oportunidades. Por ejemplo, el enorme número de viviendas que necesitan reformas en el Reino Unido para mejorar su eficiencia energética creará una masa de puestos de trabajo cualificados donde actualmente hay escasez. Se trata de un objetivo potencialmente abierto para los sindicatos si consiguen entrar en la brecha.
Linda Clarke, del grupo directivo Greener Jobs Alliance, afirma que los sindicatos deberían presionar para que se establezca un plan de formación basado en la oferta para retroadaptadores. También deberían insistir en que se contrate a los trabajadores con contratos adecuados y no a través de falsos planes de autoempleo, y que las autoridades locales asuman la responsabilidad de la contratación de mano de obra para socavar el modelo de subcontratación explotador de la industria de la construcción. «Los intereses laborales y medioambientales están entrelazados en este sector», argumentó Clarke. «Realmente creo que la industria de la construcción requiere una transformación radical».
En segundo lugar, está la cuestión del rostro cambiante de la política británica. El Partido Laborista, que parece tener posibilidades de mantenerse en el poder tras las elecciones de 2024, ha prometido poner en marcha una empresa pública de «Gran Energía Británica». Ben Crawford, cuya investigación se centra en las respuestas sindicales a la crisis climática, debatió esta propuesta en la conferencia.
Aunque los detalles del plan laborista siguen siendo escasos, Crawford teme que se convierta en una subvención pública para eliminar los riesgos de la inversión privada, mientras los beneficios siguen yendo a las empresas. Crawford sostiene que los sindicatos deberían presentar su propia visión de la energía de propiedad pública en oposición a este resultado.
Chris Saltmarsh, de Labour for a Green New Deal, advirtió de que deberíamos ser conscientes del historial de deshonestidad del líder laborista Keir Starmer, con un compromiso político de una inversión de 28.000 millones de libras en empleos verdes que ahora podría quedar descartado. Nadie en la conferencia se hacía ilusiones de que el cambio se impulsará desde arriba, incluso si (o cuando) los conservadores dejen el poder.
David Whyte, director del Centro de Delitos Climáticos y Justicia Climática de la Universidad Queen Mary, afirmó que los sindicatos deben ser más ambiciosos a la hora de pensar cómo podemos reorganizar las cadenas de suministro mundiales. El cambio climático hace aún más importante que los organizadores sindicales cartografíen las cadenas de suministro internacionales para identificar los mejores «puntos de estrangulamiento», donde pueden interrumpir con mayor eficacia el flujo de capital. También tienen que comprender exactamente dónde se encuentran los puntos de vulnerabilidad climática desde el punto de vista de la salud y la seguridad en el lugar de trabajo.

Los sindicatos tienen que adquirir una orientación más internacional, observó Whyte, al tiempo que aprovechan la experiencia y los conocimientos de sus propios miembros: «Las soluciones a todos estos grandes dilemas -sobre la organización climática, sobre la política climática y sobre la política climática- vendrán de las bases; no surgirán por arte de magia de la dirección de los sindicatos».
Ben Wray es autor, junto con Neil Davidson y James Foley, de Scotland After Britain: The Two Souls of Scottish Independence (Verso Books, 2022).

4. El paripé de Biden sobre los dos estados

Hoy doblete de Jonathan Cook. En esta ocasión, sobre la falsa impresión de que EEUU presiona de alguna manera a Israel y sigue pensando en la solución de los dos estados. Hace tiempo que lo descartaron. Y más, Biden, conocido por su frase «no hace falta ser judío para ser sionista», como él lleva tantos años demostrando.

Don’t be fooled. Biden is fully signed up to ethnic cleansing in Gaza

Guerra entre Israel y Palestina: Que no te engañen. Biden está totalmente de acuerdo con el genocidio en Gaza
Jonathan Cook 15 de noviembre de 2023
La Casa Blanca necesita una tapadera para ocultar su complicidad. Desesperada, resucita una vez más la solución de los dos Estados, muerta hace tiempo.
La Casa Blanca se enfrenta a un dilema. Tiene el poder de detener la muerte y la destrucción en Gaza en cualquier momento. Pero decide no hacerlo.
Estados Unidos está decidido a respaldar hasta el final a su Estado cliente, dando a Israel licencia para destruir el pequeño enclave costero, aparentemente cueste lo que cueste en vidas palestinas.
Pero la óptica -y eso es lo único que preocupa a Washington- es desastrosa.
Las imágenes de televisión han mostrado a cientos de miles de palestinos huyendo de sus hogares destruidos, a una escala nunca vista desde las anteriores operaciones de limpieza étnica masiva de Israel en 1948 y 1967.
Incluso los medios de comunicación occidentales se esfuerzan por ocultar la auténtica montaña de cadáveres aplastados y sangrantes en Gaza. El número de muertos conocido supera ya los 11.000, y hay miles más sepultados bajo los escombros. Los que sobreviven se enfrentan a una política genocida, que les priva de alimentos, agua y energía.
El fin de semana, la guerra declarada de Israel contra Hamás se había convertido en una guerra abierta contra los hospitales de Gaza. Medicins San Frontieres informó de que el hospital de Al Shifa, en la ciudad de Gaza, había sido bombardeado en repetidas ocasiones y se le había cortado el suministro eléctrico, con terribles escenas de bebés prematuros que morían después de que sus incubadoras dejaran de funcionar. El personal que trató de evacuar, como Israel les había ordenado, fue tiroteado. Escenas similares se produjeron en el hospital Al Rantisi.
La indignación de la opinión pública occidental es cada vez mayor. Las marchas de protesta han atraído a un número de personas que no se veía desde las manifestaciones masivas contra la guerra de Irak hace 20 años.
A los aliados occidentales les resulta más difícil ocultar y justificar su complicidad en lo que son indiscutibles crímenes israelíes contra la humanidad. El presidente francés Emmanuel Macron rompió filas el fin de semana. Su mensaje fue resumido sin rodeos por la BBC: «Macron pide a Israel que deje de matar a las mujeres y bebés de Gaza».
En privado, los aliados de Estados Unidos en Oriente Próximo le suplican que utilice su influencia para frenar a Israel.
Mientras tanto, Washington es demasiado consciente de lo rápido que podrían verse arrastrados los oponentes regionales de Israel, ampliando y escalando peligrosamente el conflicto.
Su respuesta inmediata ha sido la adopción de medidas desesperadas y absurdas para aliviar las críticas, incluidas las de 500 funcionarios de la administración que el martes enviaron una carta a Biden protestando por el apoyo generalizado de la Casa Blanca a Israel.
Esas medidas han incluido el llamamiento del presidente a una «acción menos intrusiva» de Israel hacia los hospitales, poco antes de que se informara del asalto de las fuerzas israelíes a Al Shifa, y rumores de que Tony Blair, el ex primer ministro británico que se sumó al ataque estadounidense contra Irak en 2003 violando el derecho internacional, podría actuar como «coordinador humanitario» de Occidente en Gaza.    

Una ocupación interminable

Pero lo que la administración Biden realmente necesita es una tapadera para justificar el hecho de que sigue suministrando las armas y la financiación que Israel necesita para llevar a cabo sus crímenes a plena luz del día.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, expuso su estrategia la semana pasada en la cumbre del G7. El objetivo es desviar la atención de las políticas genocidas de Israel en Gaza, y del respaldo de Washington a las mismas, hacia un debate puramente teórico sobre lo que podría ocurrir una vez finalizados los combates.
Blinken esbozó su «visión» de Gaza tras la guerra: «También está claro que Israel no puede ocupar Gaza. Ahora bien, la realidad es que puede ser necesario algún periodo de transición al final del conflicto… No vemos una reocupación y lo que he oído decir a los dirigentes israelíes es que no tienen intención de volver a ocupar Gaza».
James Cleverley, ex secretario de Asuntos Exteriores británico, se hizo eco de las palabras de su homólogo estadounidense, insistiendo en que el poder en Gaza pasaría a manos de «un liderazgo palestino amante de la paz».
Ambos parecen estar a favor de que Mahmoud Abbas, de la Autoridad Palestina, se haga cargo de Gaza, o de lo que quede de ella.

Esta maniobra de mala fe está fuera de lugar, incluso para los estándares mendaces habituales de ambos. Tanto Estados Unidos como Gran Bretaña quieren hacernos creer, al menos mientras los palestinos son masacrados día tras día, que se toman en serio la reactivación del cadáver de la solución de los dos Estados.

Las capas de engaño son tan abundantes que hay que ir pelándolas una a una.

El primer engaño flagrante es la insistencia de Washington en que Israel evite «reocupar» Gaza. Blinken quiere hacernos creer que la ocupación de la franja terminó hace mucho tiempo, cuando Israel desmanteló sus colonias judías en 2005 y retiró a los soldados que protegían a los colonos.
Pero si Gaza no estaba realmente ocupada antes de la actual invasión terrestre de Israel, ¿cómo explica Washington el bloqueo israelí del minúsculo enclave durante los últimos 16 años? ¿Cómo ha conseguido Israel sellar las fronteras terrestres de Gaza, bloquear el acceso a sus aguas territoriales y patrullar su cielo las 24 horas del día?
La realidad es que Gaza no ha vivido ni un solo día libre de la ocupación israelí desde 1967. Todo lo que Israel hizo hace 18 años, cuando retiró a sus colonos judíos, fue dirigir la ocupación de forma más remota, explotando los nuevos avances en armamento y tecnologías de vigilancia.
Israel desarrolló y perfeccionó una ocupación muy sofisticada, a distancia, utilizando a adolescentes israelíes con joysticks en lugares distantes para jugar a ser Dios con las vidas de 2,3 millones de palestinos encarcelados.
Israel no corre peligro de «reocupar» Gaza. Nunca ha dejado de ocuparla.

Falso enfrentamiento

Otro engaño es la impresión que Blinken está creando intencionadamente de que Estados Unidos se está preparando para una confrontación con Israel sobre el futuro de Gaza.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dejado claro que no está de humor para sentarse con dirigentes palestinos, ni siquiera del tipo «amante de la paz». El fin de semana volvió a declarar que Israel tomaría el «control de seguridad» del enclave en cuanto Hamás desapareciera.
«No habrá Hamás», dijo a los israelíes el sábado por la noche. «No habrá ninguna autoridad civil que eduque a sus hijos para que odien a Israel, para que maten a israelíes, para que destruyan el Estado de Israel».
Añadió que las tropas israelíes podrían «entrar [en Gaza] cuando quisiéramos para matar terroristas».
No cabe duda de que los mandos militares israelíes parecen tomarse este mensaje muy a pecho y han prometido que volverán a Gaza para siempre.
Pero la sugerencia de que Israel y Washington no están en la misma página es pura superchería. La «disputa» es totalmente inventada, diseñada para que parezca que la administración Biden, al impulsar las negociaciones, se está poniendo del lado de los palestinos en contra de Israel. Nada más lejos de la realidad.
El fingimiento beneficia a ambas partes. Estados Unidos quiere dar la impresión de que un día -después de que todas las casas de Gaza hayan sido destruidas y su población sometida a una limpieza étnica- arrastrará a Netanyahu a la mesa de negociaciones pataleando y gritando.
Entretanto, un asediado Netanyahu puede ganar puntos de popularidad entre la derecha israelí adoptando una postura desafiante frente a la administración de Biden.
Es puro teatro. La confrontación nunca llegará a materializarse. La «visión» de Estados Unidos no es más que ficción.

La solución sin Estado

La verdad es que Washington abandonó formalmente la llamada solución de los dos Estados hace años, consciente de que Israel nunca permitiría ni siquiera el más circunscrito de los Estados palestinos.
En las últimas tres décadas, Israel ha pasado de la pretensión -mantenida durante el proceso de Oslo- de que algún día podría conceder un Estado palestino falso y desmilitarizado, aislado del resto de Oriente Próximo, al rechazo frontal de cualquier tipo de Estado palestino.
En julio, antes del ataque de Hamás del 7 de octubre, Netanyahu declaró en una reunión parlamentaria israelí a puerta cerrada que las esperanzas palestinas de un Estado soberano «deben ser eliminadas».
El mismo Israel que se negó a aceptar un Estado bajo el mandato de Abbas, el dirigente palestino que calificó de «sagrada» la coordinación de la seguridad con Israel, ¿estará realmente dispuesto a entregar las llaves del reino tras su último ataque?
Recordemos que fue Netanyahu quien explicó a su partido gobernante, el Likud, en 2019 que «reforzar a Hamás y transferir dinero a Hamás» eran la mejor manera de que Israel «frustrara el establecimiento de un Estado palestino».
No se trataba de una posición caprichosa. Era compartida por todos los estamentos militares y de seguridad.
La estrategia se logró mediante políticas israelíes diseñadas para dividir de forma permanente, física y políticamente, los dos principales componentes territoriales de cualquier futuro Estado palestino: Cisjordania y Gaza.
Los desplazamientos entre ambos territorios eran prácticamente imposibles, e Israel cultivó liderazgos locales diferentes y antagónicos para cada territorio, de modo que ninguno de ellos pudiera reivindicar la representación del pueblo palestino.
En la reunión parlamentaria de julio, Netanyahu también insistió en que era de vital interés para Israel que la AP fuera apuntalada en Cisjordania.
Al mismo tiempo, la necesaria capital de un Estado palestino, Jerusalén, ha sido físicamente aislada de ambos territorios y despojada de toda representación política palestina.

Como la administración Biden sabe muy bien, Israel nunca permitiría que un liderazgo palestino «moderado» se estableciera en Gaza, uniéndola a Cisjordania y reforzando los argumentos a favor de un Estado palestino soberano.
Pero hablar de una reactivación de la solución de los dos Estados sirve como distracción útil de la solución real que Israel está aplicando a la vista de todos.
Las acciones israelíes lo demuestran. El bombardeo hasta convertir en escombros no sólo las viviendas de Gaza, sino también la infraestructura civil -hospitales, escuelas, complejos de las Naciones Unidas, panaderías, mezquitas e iglesias- necesaria para mantener uno de los lugares más superpoblados del planeta.
La población del norte de Gaza ha sido dislocada a la fuerza para crear un corral de retención aún más pequeño y superpoblado en el sur de Gaza, asegurando que el enclave sea «un lugar donde no pueda existir ningún ser humano», como lo expresó Giora Eiland, ex asesor de seguridad nacional israelí.
El objetivo es transparente: expulsar a la población de Gaza hacia el vecino territorio egipcio del Sinaí. Y dada la forma anterior de Israel, la única conclusión razonable que se puede sacar es que a las familias de refugiados de Gaza -algunas de ellas a punto de ser exiliadas por Israel por segunda o tercera vez- nunca se les permitirá volver a las ruinas.
La administración Biden puede fingir que está resucitando una inexistente solución de dos Estados. Pero la realidad es que Israel ha tenido precisamente ese plan de expulsión -llamado el Plan de la Gran Gaza- en la mesa de dibujo durante décadas.
Según los informes, Washington lleva firmando la creación de un enclave palestino en el Sinaí desde al menos 2007.

Un Abbas impotente

Suponiendo que algo de Gaza sobreviva al actual ataque, el siguiente engaño de Blinken es la sugerencia de que Abbas y la Autoridad Palestina son capaces o están dispuestos a ocupar el lugar de Hamás.
Existe, por supuesto, la pequeña cuestión de cómo podría Abbas gobernar a una población con la que se ha desacreditado tanto en el pasado al consentir sin cesar los crímenes de Israel. Después de todo, su partido Fatah fue expulsado de Gaza en 2006 tras ser derrotado en las elecciones legislativas palestinas.
Pero Abbas está perdiendo aún más credibilidad entre los palestinos mientras asiste pasivamente a los horrores que se están produciendo en Gaza. Como ha señalado el ex embajador británico Craig Murray, con Palestina como miembro de la ONU, Abbas podría invocar la Convención sobre el Genocidio contra Israel.
Eso, a su vez, requeriría una sentencia del Tribunal Internacional de Justicia. Esto pondría a Israel, Estados Unidos y el Reino Unido en una situación muy difícil. Pero Abbas ha vuelto a sacrificar a su pueblo para no enfadar a Estados Unidos.
Aún más absurda es la idea de que Israel permita alguna vez a la Autoridad Palestina gobernar Gaza cuando a esa misma Autoridad no se le permite estar al mando de Cisjordania.
Abbas no tiene ningún tipo de control sobre el 62% de Cisjordania que los Acuerdos de Oslo colocaron -temporalmente- bajo pleno dominio israelí, impuesto por el ejército israelí y las milicias de colonos judíos. Lo que Oslo pretendía que fuera temporal, hace tiempo que Israel lo convirtió en permanente.
En otra cuarta parte de Cisjordania, la AP no es más que una autoridad local glorificada, que gestiona las escuelas y vacía las papeleras.
Y en la quinta parte restante del territorio, principalmente las zonas urbanizadas, Abbas tiene poderes extremadamente limitados. La AP no controla las fronteras, los movimientos internos, el espacio aéreo, las frecuencias electrónicas, la moneda ni el registro de población.
Abbas no tiene más que una fuerza policial en estas ciudades, que actúa como contratista local de seguridad para el ejército israelí. Cuando el ejército israelí decide hacer el trabajo por sí mismo e irrumpe en una ciudad de Cisjordania sin previo aviso, las fuerzas de Abbas se encogen en las sombras.
La idea de que Abbas puede hacerse cargo de Gaza cuando es impotente en su «bastión» de Cisjordania es un cuento de hadas.

No erradicar a Hamás

Pero quizá el más fraudulento de los engaños de la Casa Blanca sea la suposición de que Hamás -y por extensión, toda la resistencia palestina- puede ser erradicada de Gaza.
Los combatientes palestinos no son una fuerza alienígena que invadió el enclave. No son ocupantes, aunque así los presenten todos los gobiernos y medios de comunicación occidentales.
Surgieron orgánicamente de una población que ha soportado décadas de abusos militares y opresión por parte de Israel. Hamás es el legado de ese sufrimiento.

Las políticas genocidas de Israel -a menos que pretenda aniquilar a todos los palestinos de Gaza- no moderarán ese impulso de resistencia. Israel simplemente inflamará más ira y resentimiento, y un motivo más fuerte para la venganza.
Incluso si Hamás fuera aniquilada, surgiría otro grupo de resistencia, probablemente más desesperado y despiadado, para ocupar su lugar.
La mayoría de los niños palestinos que están siendo bombardeados y aterrorizados, que se han quedado sin hogar junto con sus familias y que son testigos del asesinato de sus seres queridos, no crecerán en los próximos años para convertirse en jóvenes embajadores de la paz.
Su derecho de nacimiento será la pistola y el cohete. Su ambición será vengar a sus familias y restaurar su honor.
Israel y Estados Unidos también lo saben. La historia está repleta de lecciones de este tipo enseñadas a colonizadores y ocupantes codiciosos y arrogantes.
Pero su objetivo, digan lo que digan, no es una solución ni una resolución. Es la guerra permanente. Es perpetuar el «ciclo de violencia». Es engrasar las ruedas de los tanques de la rentable maquinaria bélica de Occidente engendrando a los mismos enemigos de los que se dice a la opinión pública occidental que hay que proteger.
Tanto si se devuelve a los palestinos a la Edad de Piedra en Gaza, como desean desde hace tiempo los mandos militares israelíes, como si se les expulsa a vivir en campos de refugiados en el Sinaí, no aceptarán un destino en el que se les trate como «animales humanos».
Su lucha continuará. E Israel y Washington tendrán que seguir inventando nuevas historias, cada vez más fantasiosas, para tratar de convencernos de que Occidente tiene las manos limpias.
Jonathan Cook es autor de tres libros sobre el conflicto palestino-israelí y ganador del Premio Especial de Periodismo Martha Gellhorn. Su sitio web y su blog se encuentran en www.jonathan-cook.net

5. Lo que quede de Ucrania

Bhadrakumar parece dar casi por seguro, siguiendo a Medvedev, que Rusia no solo acabará incorporando a toda Novorossiya sino incluso Kiev, dejando como territorio ucraniano solamente la región alrededor de Lvov. https://www.indianpunchline.

Publicado el 15 de noviembre de 2023 por M. K. BHADRAKUMAR
Aún no hay planes para la reconstrucción de Ucrania
Tras haber llevado a cabo con éxito la destrucción de Irak y Afganistán, Estados Unidos estima que también en Ucrania la destrucción está casi completa. En la reciente reunión de los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de Estados Unidos e India en Nueva Delhi en el formato 2+2, los dos países «coincidieron en la necesidad de una reconstrucción post-conflicto» en Ucrania. Se trata de una afirmación que no se corresponde con la realidad sobre el terreno.
Los indios y los estadounidenses están dándose ánimos. De hecho, en el futuro cabe esperar una nueva fase de las operaciones militares especiales de Rusia, y está en el aire el aspecto que tendrá Ucrania después.
Quedan muchos asuntos pendientes en relación con las llamadas «tierras del sur de Rusia» que comprenden Novorossiya, el nombre histórico utilizado durante la época zarista para la zona administrativa inmediatamente al norte del Mar Negro y Crimea.
En una reciente reunión celebrada el 3 de noviembre, en vísperas del Día de la Unidad Nacional, con miembros de los jefes federales y regionales de las cámaras cívicas en el Museo de la Victoria de Moscú, el presidente Vladímir Putin repitió una vez más que Rusia está «defendiendo nuestros valores morales, nuestra historia, nuestra cultura, nuestra lengua, incluso ayudando a nuestros hermanos y hermanas de Donbass y Novorossiya a hacer lo mismo. Esta es la clave de los acontecimientos de hoy».
Una destacada figura política de Ucrania, Vladimir Rogov, que fue legislador en Kiev, recordó a Putin con apasionada intensidad: «Créame, nosotros, la gente que vive en la parte sur de Rusia, que fue separada de sus raíces durante 30 años, somos, de hecho, un almacén de las fuerzas históricas del pueblo ruso, que fue apolillado y no pudo hacer ningún esfuerzo para regenerar nuestra gran Rusia.»
Putin respondió subrayando el hecho histórico de que Novorossiya constituía «las tierras del sur de Rusia -toda la región del Mar Negro, etc.-» que fueron fundadas por Catalina la Grande tras una serie de guerras con el Imperio Otomano.
Putin dijo que la Federación Rusa decidió aceptar la injusta medida de los dirigentes soviéticos de transferir las tierras del sur de Rusia a Ucrania, pero las cosas empezaron a cambiar cuando el régimen de Kiev «empezó a exterminar todo lo ruso…, declaró que los rusos no son una nación autóctona en estas tierras…, también empezó a arrastrar todo este territorio a la OTAN -descaradamente, sin hacer caso a ninguna de nuestras protestas, sin prestar atención a nuestra posición, como si no existiéramos en absoluto. Esto es lo que está en el centro del conflicto que tiene lugar hoy. Esta es la causa de este conflicto».
Putin dijo que la elección se reducía a no hacer nada o «levantarse en defensa de la gente que vive allí… tenemos que hacer todo lo posible para garantizar que la entrada de estos territorios [en la Federación Rusa] sea suave, natural, y que la gente sienta el resultado lo antes posible».
No era la primera vez que Putin expresaba estas opiniones. Pero el contexto en el que habló es importante, ya que tiene más de una relevancia, aparte de la psique rusa como Estado civilizado: las noticias de los campos de batalla; la transición de Rusia como economía de guerra; la incapacidad de Europa para sustituir el repliegue estadounidense debido al conflicto entre Israel y Palestina.
En primer lugar, la contraofensiva ucraniana ha acabado en fracaso y es muy improbable que se produzca otra desventura semejante, aunque sólo sea porque a Ucrania no le quedan tropas. Los militares rusos se están imponiendo.
La semana pasada, Putin realizó una inesperada visita nocturna a Rostov del Don, el centro operativo del esfuerzo bélico ruso en Ucrania: la segunda visita de este tipo al cuartel general militar en menos de un mes. Acompañado por el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y el comandante de las operaciones militares en Ucrania, el general Valéri Gerassimov, Putin vio nuevos equipos militares y escuchó informes sobre los progresos militares en Ucrania, según el Kremlin.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, declaró posteriormente que Rusia sigue adelante con sus objetivos en Ucrania. Esto es un hecho.
Ahora, esto ocurre cuando los países de la Unión Europea reconocieron el martes que podrían estar a punto de fallar a Ucrania en su promesa de proporcionar la munición que el ejército de Kiev tanto necesita para evitar una esperada ofensiva rusa. A principios de año, los líderes de la UE prometieron a bombo y platillo aumentar la producción y suministrar un millón de proyectiles al frente ucraniano antes de la primavera de 2024, pero les está resultando difícil conseguirlos.
En comparación, Rusia produce actualmente más municiones que Estados Unidos y Europa; puede fabricar 200 tanques y dos millones de unidades de munición en un año. Esta asimetría tiene graves consecuencias para la guerra de desgaste en Ucrania.

Por su parte, Alexander Mikheyev, director ejecutivo de Rosoboronexport, se mostró optimista el martes: «Puedo afirmar con certeza que la cartera actual de pedidos supera los 50.000 millones de dólares… Hoy vemos que el interés es aún mayor que antes porque nuestros equipos -todos los aviones, vehículos blindados, sistemas de defensa antiaérea, armas ligeras, armas de alta precisión- dieron buenos resultados en las condiciones de la operación militar especial [en Ucrania.] Así que, o los socios ya están volviendo, o la larga pausa que tuvimos ha terminado».
Basta decir que no sólo la línea de defensa rusa está bien equipada y fortificada, sino que la movilización de la industria de defensa también empieza a dar resultados. En pocas palabras, Rusia puede seguir con la guerra de desgaste en Ucrania durante años, ya que su economía de guerra ha puesto las operaciones militares especiales en los principios de «autofinanciación» y «contabilidad de costes», mientras que la vida normal sigue su curso. (La economía rusa espera un crecimiento del 3% este año).
Sin duda, el Kremlin también habría tomado nota de la audaz caracterización del presidente estadounidense Joe Biden, durante el reciente discurso a la nación tras su visita a Israel, de la ayuda militar a Ucrania e Israel como «una inversión inteligente que va a reportar dividendos a la seguridad estadounidense durante generaciones».
Luego, por supuesto, está el empeoramiento del entorno de seguridad exterior. Así, en una reciente reunión sobre seguridad, Putin comparó a EEUU con una araña: «Es necesario conocer y comprender dónde está la raíz del mal, esa araña que intenta envolver en su tela a todo el planeta, al mundo entero, y que desea conseguir nuestra derrota estratégica en el campo de batalla…
«Luchando precisamente contra este enemigo en el marco de la operación militar especial, reforzamos una vez más las posiciones de todos los que luchan por su independencia y soberanía… La verdad es que cuanto más se fortalezca Rusia y más se unifique nuestra sociedad, más eficazmente podremos defender tanto nuestros propios intereses nacionales como los intereses de las naciones que fueron víctimas de la política neocolonial de Occidente.»
Por tanto, las referencias cada vez más frecuentes en el discurso político ruso a la preservación del modo de vida, la cultura y los valores rusos en Novorossiya pueden deducirse como marcadores muy significativos sobre lo que nos espera en las operaciones militares especiales.
El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, afirmó recientemente que Novorossiya [Nueva Rusia] incluiría también a Odessa y Nikoláyev -y posiblemente a la propia Kiev-, lo que probablemente dejaría a Lvov, en el oeste de Ucrania, como el Estado sin salida al mar en la frontera polaca disponible para ingresar en la OTAN.

Medvédev escribió hoy en el canal Telegram: «Estados Unidos traiciona fácilmente a «sus hijos de puta» cuando se vuelven inútiles. Parece que este período está llegando definitivamente para Kiev. Y no son sólo los enjambres de republicanos y demócratas que se dirigen a las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Ya están cansados. Lo tienen: comen demasiado dinero, roban salvajemente y no logran éxitos militares. Además, ocurrió el lío israelí-palestino. En resumen, el apoyo al «hijo de puta» desatado se acerca a un final inevitable. Por supuesto, no de golpe. También habrá mucho dinero, conjuros esquizoides sobre la democracia, bravuconadas sobre la próxima victoria en la tierra y falsas creencias sobre la alianza para siempre y otra y otra. Pero la situación está clara: se acerca el momento de pasar al olvido por otro «hijo de puta» estadounidense.»
Evidentemente, resulta surrealista contemplar siquiera una colaboración entre Estados Unidos y la India para la reconstrucción de Ucrania. El cruel destino que aguarda a Ucrania puede resultar mucho peor que el que sufrieron Irak y Afganistán.

Observación de José Luis Martín Ramos:
Me sorprendería que fuese así. Sería una temeridad. La ocupación desde Odessa a Jarkov, pasando por Crimea y el Donbás, tiene el apoyo de amplios sectores, en algunas zonas mayoritarios, de la población. La del resto del territorio y sobre todo la de Kiev tendría que enfrentarse en un conflicto de larga duración con una población hostil. Una Ucrania reducida a Lvov es su desaparición y la probable anexión a Polonia.

6. Decepción árabe y BRICS

Como es lógico, Pepe Escobar está decepcionado con los resultados de la reunión de países musulmanes en Riad. Y también lo liga a la lucha del imperio contra los BRICS.

https://new.thecradle.co/

Por qué Estados Unidos necesita esta guerra en Gaza
Washington necesita ganar su guerra de Gaza contra Irán porque no consiguió ganar su guerra de Ucrania contra Rusia.
Pepe Escobar 15 DE NOVIEMBRE DE 2023
El Sur Global esperaba el amanecer de una nueva realidad árabe.
Después de todo, la calle árabe -incluso mientras es reprimida en sus naciones de origen- ha palpitado con protestas que expresan una rabia feroz contra la masacre al por mayor de palestinos por parte de Israel en la Franja de Gaza.
Los dirigentes árabes se vieron obligados a tomar algún tipo de medida más allá de suspender algunas embajadas con Israel, y convocaron una cumbre especial de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) para debatir la actual guerra israelí contra los niños palestinos.
Representantes de 57 Estados musulmanes se reunieron en Riad el 11 de noviembre para asestar un golpe serio y práctico a quienes practican el genocidio y a quienes lo propician. Pero al final no se ofreció nada, ni siquiera consuelo.
La declaración final de la OCI quedará para siempre consagrada en el Palacio Dorado de la Cobardía. Lo más destacado del chabacano espectáculo retórico: nos oponemos a la «autodefensa» de Israel; condenamos el ataque a Gaza; pedimos (¿a quién?) que no venda armas a Israel; solicitamos al canguro TPI que «investigue» los crímenes de guerra; solicitamos una resolución de la ONU que condene a Israel.
Para que conste, eso es lo mejor que 57 países de mayoría musulmana han podido reunir en respuesta a este genocidio del siglo XXI.
La historia, aunque esté escrita por vencedores, tiende a ser implacable con los cobardes.
Los cuatro principales cobardes, en este caso, son Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos; los tres últimos normalizaron sus relaciones con Israel bajo la dura mano de Estados Unidos en 2020. Estos son los que han bloqueado sistemáticamente la adopción de medidas serias en la cumbre de la OCI, como la propuesta argelina de prohibir el petróleo a Israel, además de prohibir el uso del espacio aéreo árabe para entregar armas al Estado de ocupación.
Egipto y Jordania, vasallos árabes desde hace mucho tiempo, tampoco se comprometieron, al igual que Sudán, que se encuentra en plena guerra civil. Turquía, bajo el sultán Recep Tayyip Erdogan, demostró una vez más que es pura palabrería y nada de acción; una parodia neo-otomana del texano «todo sombrero, nada de ganado».
¿BRICS o IMEC?
Los cuatro principales cobardes merecen cierto escrutinio. Bahréin es un humilde vasallo que alberga una rama clave del Imperio de Bases estadounidense. Marruecos mantiene estrechas relaciones con Tel Aviv -se vendió rápidamente tras la promesa israelí de reconocer la reclamación de Rabat sobre el Sáhara Occidental. Además, Marruecos depende en gran medida del turismo, principalmente del colectivo occidental.
Luego tenemos a los perros grandes, Arabia Saudí y los EAU. Ambos están repletos de armamento estadounidense y, al igual que Bahréin, también albergan bases militares estadounidenses. El príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman (MbS) y su antiguo mentor, el gobernante emiratí Mohammad bin Zayed (MbZ), tienen en cuenta la amenaza de revoluciones de colores que asolan sus dominios reales si se desvían demasiado del guión imperial aceptado.
Pero en unas semanas, a partir del 1 de enero de 2024, bajo presidencia rusa, tanto Riad como Abu Dhabi ampliarán sus horizontes a lo grande al convertirse oficialmente en miembros de los 11 BRICS.
Arabia Saudí y los EAU sólo fueron admitidos en los BRICS ampliados debido a los cuidadosos cálculos geopolíticos y geoeconómicos de la asociación estratégica Rusia-China.
Junto con Irán -que tiene su propia asociación estratégica con Rusia y China- se supone que Riad y Abu Dhabi reforzarán el peso energético de la esfera BRICS y serán actores clave, más adelante, en la campaña de desdolarización cuyo objetivo último es eludir el petrodólar.
Sin embargo, al mismo tiempo, Riad y Abu Dhabi también pueden beneficiarse enormemente del plan no tan secreto de 1963 de construir el canal Ben Gurion, desde el golfo de Aqaba hasta el Mediterráneo oriental, llegando -qué casualidad- muy cerca del ahora devastado norte de Gaza.
El canal permitiría a Israel convertirse en un centro clave de tránsito de energía, desbancando al Canal de Suez de Egipto, y eso encaja perfectamente con el papel de Israel como nodo clave de facto en el último capítulo de la Guerra de los Corredores Económicos: el Corredor India-Oriente Medio (IMEC), inventado por Estados
Unidos.
IMEC es un acrónimo bastante perverso, como lo es toda la lógica que subyace a este fantástico corredor, que consiste en situar a Israel, que viola el derecho internacional, como un nudo comercial crítico e incluso proveedor de energía entre Europa, parte del mundo árabe e India.
Esa fue también la lógica que subyace a la farsa del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la ONU en septiembre, donde mostró a toda la «comunidad internacional» un mapa del «Nuevo Oriente Medio» en el que Palestina había sido totalmente borrada.
Todo lo anterior presupone que se construirán el IMEC y el Canal Ben Gurion, lo cual no es una posibilidad realista.  

Volviendo a la votación en la OCI, los secuaces de Estados Unidos, Egipto y Jordania -dos países situados en las fronteras occidental y oriental de Israel, respectivamente- se encontraban en la posición más difícil de todas. El Estado ocupante deseaba empujar definitivamente a sus fronteras a unos 4,5 millones de palestinos. Pero El Cairo y Ammán, también inundados de armas estadounidenses y en bancarrota financiera como están, nunca sobrevivirían a las sanciones estadounidenses si se inclinan de forma demasiado inaceptable hacia Palestina.
Así que, al final, demasiados Estados musulmanes que eligieron la humillación en lugar de la rectitud estaban pensando en términos muy estrechos, pragmáticos y de interés nacional. La geopolítica es despiadada. Todo gira en torno a los recursos naturales y los mercados. Si no tienes uno, necesitas el otro, y si no tienes ninguno, un Hegemón dicta lo que se te permite tener.
La calle árabe y musulmana -y la Mayoría Global- pueden sentirse con razón abatidas al ver cómo estos «líderes» no están preparados para convertir el mundo islámico en un verdadero polo de poder dentro de la multipolaridad emergente.
No ocurriría de otro modo. Muchos Estados árabes clave no son entidades soberanas. Están encajonados, víctimas de una mentalidad vasalla. Aún no están preparados para enfrentarse a la Historia. Y tristemente, siguen siendo rehenes de su propio «siglo de humillación».
El humillante golpe de gracia lo ha dado nada menos que el propio maníaco genocida de Tel Aviv: ha amenazado a todo el mundo árabe si no se callan, cosa que ya han hecho.
Por supuesto, hay valientes árabes y musulmanes muy importantes en Irán, Siria, Palestina, Irak, Líbano y Yemen. Aunque no son mayoría ni mucho menos, estos actores de la Resistencia reflejan como nadie el sentir de la calle. Y con la guerra de Israel expandiéndose cada día, su influencia regional y global está destinada a aumentar inconmensurablemente, al igual que en todas las demás guerras regionales del Hegemón.
Estrangulando un nuevo siglo en la cuna
La catastrófica debacle del Proyecto Ucrania y el renacimiento de una guerra inextricable en Asia Occidental están profundamente entrelazados.
Más allá de la niebla de la «preocupación» de Washington por el desenfreno genocida de Tel Aviv, el hecho crucial es que estamos justo en el meollo de una guerra contra el BRICS 11.
El Imperio no hace estrategia; en el mejor de los casos, hace planes de negocios tácticos sobre la marcha. Hay dos tácticas inmediatas en juego: una Armada estadounidense desplegada en el Mediterráneo Oriental -en un esfuerzo fallido por intimidar a los gigantes del Eje de Resistencia, Irán y Hezbolá- y una posible elección de Milei en Argentina vinculada a su promesa declarada de romper las relaciones Brasil-Argentina.
Se trata, pues, de un ataque simultáneo al BRICS 11 en dos frentes: Asia Occidental y Sudamérica. No se escatimarán esfuerzos estadounidenses para impedir que el BRICS 11 se acerque a la OPEP+. Un objetivo clave es infundir miedo en Riad y Abu Dhabi, como confirman fuentes empresariales del Golfo Pérsico.
Incluso los líderes vasallos en el show de la OCI habrían sido conscientes de que ahora estamos en lo profundo de El Imperio Contraataca. Eso también explica en gran medida su cobardía.
Saben que para el Hegemón, multipolaridad equivale a «caos», unipolaridad a «orden» y actores malignos a «autócratas», como el nuevo «Eje del Mal» ruso-chino-iraní y cualquiera, especialmente los vasallos, que se oponga al «orden internacional basado en reglas».

Y esto nos lleva a la historia de dos ceses de hostilidades. Decenas de millones en toda la Mayoría Global se preguntan por qué el Hegemón está desesperado por un alto el fuego en Ucrania mientras se niega rotundamente a un alto el fuego en Palestina.

Congelar el Proyecto Ucrania preserva el Fantasma de la Hegemonía sólo un poco más. Supongamos que Moscú mordiera el anzuelo (no lo hará). Pero para congelar Ucrania en Europa, el Hegemón necesitará una victoria israelí en Gaza -quizás a toda costa- para mantener siquiera un vestigio de su antigua gloria.

Pero, ¿puede Israel conseguir la victoria más de lo que puede Ucrania? Puede que Tel Aviv ya haya perdido la guerra del 7 de octubre, ya que nunca podrá recuperar su fachada de invencibilidad. Y si esto se transforma en una guerra regional que Israel pierde, Estados Unidos perderá de la noche a la mañana a sus vasallos árabes, que hoy tienen una opción china y rusa esperando entre bastidores.
El Rugido de la Calle es cada vez más fuerte – exigiendo que la administración Biden, ahora vista como cómplice de Tel Aviv, detenga el genocidio israelí que puede llevar a una Guerra Mundial. Pero Washington no obedecerá. Las guerras en Europa y Asia Occidental pueden ser su última oportunidad (la perderá) de subvertir el surgimiento de un Siglo de Eurasia próspero, conectado y pacífico.

7. El cuento del Nord Stream

Jonathan Cook utiliza el ejemplo de la voladura del Nord Stream para volver, una vez más, sobre la manipulación de la prensa occidental.
https://www.jonathan-cook.net/

Las mentiras de los medios sobre el Nord Stream no cesan
14 de noviembre de 2023
¿Por qué los multimillonarios y los gobiernos se pelean por controlar los medios de comunicación? Porque el poder sobre nuestras mentes es el mayor que existe
¿Quieres entender por qué los medios de comunicación que consumimos son propiedad de multimillonarios o están bajo el control de los gobiernos? Los últimos avances en la información sobre quién estuvo detrás de las explosiones que destruyeron los gasoductos Nord Stream, que llevaban gas ruso a Europa, ofrecen la respuesta.
Aunque en gran parte olvidadas ahora, las explosiones en el mar Báltico en septiembre de 2022 tuvieron repercusiones enormes y duraderas. La explosión fue un acto de sabotaje industrial sin precedentes y de terrorismo medioambiental sin parangón, que liberó a la atmósfera cantidades incalculables del más potente de los gases de efecto invernadero, el metano.
La voladura de los oleoductos sumió a Europa en una prolongada crisis energética, sumiendo a sus economías en una recesión de la que aún no se han recuperado. Europa se vio obligada a recurrir a Estados Unidos y comprar gas licuado mucho más caro. Y uno de los efectos a largo plazo será acelerar la desindustrialización de Europa, especialmente de Alemania.
No puede haber casi nadie en Europa que no haya sufrido daños económicos personales, en la mayoría de los casos importantes, a causa de las explosiones.
La pregunta que había que responder urgentemente en el momento de las explosiones era una que ningún medio de comunicación se apresuró a investigar: ¿Quién lo hizo?
Al unísono, los medios de comunicación se limitaron a recitar la extraordinaria afirmación de la Casa Blanca de que Rusia había saboteado sus propios oleoductos.
Eso requería una suspensión de la incredulidad sin precedentes. Significaba que Moscú había decidido despojarse tanto del lucrativo flujo de ingresos que generaban los gasoductos como de la influencia política y diplomática que ejercía sobre los Estados europeos gracias al control de sus suministros energéticos. Todo ello en un momento en el que el Kremlin, asediado por la guerra de Ucrania, necesitaba toda la influencia diplomática posible.
El principal culpable
La necesidad de insuflar credibilidad a la irrisoriamente improbable historia de «Rusia lo hizo» era tan urgente en ese momento porque sólo había otro culpable serio en el marco. Ningún medio de comunicación, por supuesto, lo mencionó.
Estados Unidos tenía tanto el motivo como los medios.
Funcionarios estadounidenses, de Biden para abajo, habían amenazado repetidamente con que Washington intervendría para asegurarse de que los gasoductos Nord Stream no pudieran funcionar. La administración estaba expresamente en contra de la dependencia energética europea de Rusia. Otro beneficio de la destrucción de los gasoductos era que una Europa económicamente más vulnerable se vería obligada a apoyarse aún más en Estados Unidos como garante de su seguridad, un útil asfixiante para Europa cuando Washington se preparaba para prolongados enfrentamientos tanto con Rusia como con China.
En cuanto a los medios, sólo un puñado de Estados disponía de los buceadores y los recursos técnicos que les permitían llevar a cabo la dificilísima hazaña de colocar y detonar con éxito explosivos en el fondo del mar sin ser detectados.
Si hubiéramos sabido entonces lo que poco a poco va quedando claro ahora, incluso por la información de los medios de comunicación establecidos -que Estados Unidos estaba, como mínimo, íntimamente implicado-, se habría producido un alboroto.
Habría quedado claro que Estados Unidos era un Estado terrorista y deshonesto, dispuesto a quemar a sus aliados para obtener beneficios geoestratégicos. Habría quedado claro que no había límite a los crímenes que estaba dispuesto a cometer.
Cada vez que los europeos tuvieran que pagar sustancialmente más por sus facturas de calefacción, o por llenar el depósito de su coche, o por pagar la compra semanal, habrían sabido que la causa era la criminalidad gansteril de la administración Biden.

Pruebas ignoradas

Precisamente por eso, después de las explosiones, los medios de comunicación establecidos se cuidaron mucho de no implicar de ninguna manera a la administración Biden, aunque eso significara ignorar la gran cantidad de pruebas que tenían delante de sus narices.
Por eso ignoraron el incendiario informe del legendario periodista de investigación Seymour Hersh -que ha desvelado algunas de las historias más importantes del último medio siglo- en el que se detallaba exactamente cómo Estados Unidos llevó a cabo la operación. Cuando los medios de comunicación se refirieron ocasionalmente a su relato, fue únicamente para ridiculizarlo.
Por eso, cuando se hizo evidente que la afirmación de que «lo hizo Rusia» era infundada, los medios de comunicación literalmente abandonaron el barco: informando con credulidad de que un pequeño grupo de ucranianos «inconformistas» -desconocidos para el Presidente Volodymyr Zelensky, por supuesto- habían alquilado un yate y llevado a cabo una de las acrobacias en alta mar más audaces y difíciles jamás registradas.
Por eso, más tarde, los medios de comunicación trataron como algo totalmente anodino -y desde luego no digno de comentario- que nuevas pruebas sugirieran que la administración Biden estaba advertida de esta inconformista operación ucraniana contra la seguridad energética de Europa. Al parecer, sabía lo que estaba a punto de ocurrir, pero no hizo precisamente nada para impedirlo.

Y es por eso que el último informe del Washington Post cambia la afirmación anterior, imposible de creer, de que ucranianos «inconformistas» llevaron a cabo la operación para destruir los oleoductos por otra que implica a la cúpula del ejército ucraniano. Sin embargo, una vez más, el periódico y el resto de los medios de comunicación se niegan rotundamente a unir los puntos y seguir las implicaciones contenidas en sus propios informes.
El personaje central del nuevo drama, Roman Chervinsky, pertenece a las fuerzas de operaciones especiales de Ucrania. Supuestamente supervisó el pequeño equipo de seis hombres que alquiló un yate y luego llevó a cabo el ataque al estilo James Bond.
El ingenuo Washington Post afirma que su formación y experiencia operativa le hacían «idóneo para ayudar a llevar a cabo una misión encubierta destinada a ocultar la responsabilidad de Ucrania». Enumera sus actividades de resistencia contra Rusia. Ninguna indica que tuviera experiencia en la organización de un ataque de gran dificultad, extremadamente peligroso y técnicamente complejo en las profundidades del mar Báltico.

Conocimientos previos

Si el ejército ucraniano estaba realmente detrás de las explosiones -y no Estados Unidos-, todo indica que la administración Biden y el Pentágono deben haber estado íntimamente involucrados en la planificación, ejecución y posterior encubrimiento.
No menos importante, es extremadamente improbable que el ejército ucraniano tuviera la capacidad técnica para llevar a cabo por sí mismo una operación de este tipo con éxito y de forma encubierta.
Y dado que, incluso antes de la guerra, el ejército ucraniano había caído casi por completo bajo el control operativo del ejército estadounidense, la idea de que los altos mandos de Ucrania hubieran sido capaces de, o se hubieran atrevido a, ejecutar esta compleja y arriesgada empresa sin implicar a Estados Unidos resulta increíble.
Desde el punto de vista político, habría sido extraordinario que los dirigentes ucranianos pensaran que podían decidir unilateralmente cortar el suministro de energía a Europa sin consultar primero con Estados Unidos, especialmente cuando todo el esfuerzo bélico de Ucrania estaba siendo pagado y supervisado por Washington y Europa.
Y, por supuesto, los líderes ucranianos habrían sido muy conscientes de que Estados Unidos estaba obligado a averiguar rápidamente quién estaba detrás del ataque.
En tales circunstancias, ¿por qué la administración Biden optaría por recompensar a Ucrania con más dinero y armas por su acto de sabotaje industrial contra Europa en lugar de castigarla de alguna manera?
Del mismo modo, los tres Estados que supuestamente estaban investigando el ataque -Alemania, Suecia y Dinamarca- también se habrían dado cuenta pronto de que Ucrania era culpable. ¿Por qué decidieron encubrir el ataque de Ucrania contra la economía europea en lugar de denunciarlo, a menos que les preocupara molestar a Estados Unidos?
Y, por supuesto, está el elefante en la habitación: la información anterior del Washington Post indicaba que Estados Unidos tenía conocimiento previo de que Ucrania estaba planeando el ataque. Eso es aún más probable si la explosión del oleoducto fue autorizada por los mandos militares ucranianos y no por un grupo de «inconformistas» ucranianos.
La nueva historia del Post repite la línea de que el gobierno de Biden fue advertido del ataque. Ahora, sin embargo, el Post informa casualmente de que, tras expresar su oposición, «los funcionarios estadounidenses creyeron que el ataque había sido cancelado. Pero resultó que sólo se había pospuesto a tres meses más tarde, utilizando un punto de partida diferente del previsto originalmente».
El Washington Post simplemente acepta la palabra de los funcionarios estadounidenses de que el país más poderoso del planeta se durmió al volante. Al parecer, la CIA y la administración Biden sabían que los militares ucranianos estaban dispuestos a volar los gasoductos Nord Stream y sumir a Europa en una crisis energética y una recesión económica. Pero los funcionarios estadounidenses se vieron sorprendidos cuando el mismo pequeño equipo operativo ucraniano cambió de ubicación y horario.
En este caso, la inteligencia estadounidense cayó en el más simple de los trucos cuando lo que estaba en juego era lo más alto que se podía imaginar. Y el Washington Post y otros medios de comunicación informan de todo esto con falsa seriedad.

El chivo expiatorio ucraniano

En cualquier caso, Estados Unidos está profundamente implicado en el ataque a la infraestructura energética de Europa y en el debilitamiento de su economía.
Incluso si la información de los medios de comunicación establecidos es correcta y Ucrania voló Nord Stream, la administración de Biden debe haber dado luz verde, supervisado la planificación operativa y ayudado en la implementación y posterior encubrimiento.
Por otra parte, si como parece mucho más probable, Hersh tiene razón, entonces no había intermediario – EE.UU. llevó a cabo el ataque por su cuenta. Necesitaba un chivo expiatorio. Cuando Rusia ya no cumplía los requisitos, Ucrania se convirtió en la ofrenda sacrificial.
Un año después, estas implicaciones silenciadas de la propia información de los medios de comunicación apenas levantan una ceja.

Los medios del establishment han desempeñado precisamente el papel que se esperaba de ellos: silenciar la indignación pública. Su aceptación regimentada de la absurda afirmación inicial de la responsabilidad rusa. Su goteo de información acrítica sobre otras posibilidades igualmente improbables. Su estudiosa negativa a unir los puntos demasiado visibles. Su continua incuria sobre su propia historia y lo que implicaría la participación de Ucrania.
Los medios de comunicación han fracasado en todos los aspectos de lo que se supone que es el periodismo, lo que se supone que debe hacer. Y eso se debe a que los medios de comunicación establecidos no están ahí para desenterrar la verdad, no están ahí para pedir cuentas al poder. En última instancia, cuando es mucho lo que está en juego -y no hay nada más importante que el ataque al Nord Stream-, los medios están ahí para dar vueltas a las narrativas que convienen a quienes detentan el poder, porque los propios medios están integrados en esas redes de poder.
¿Por qué los multimillonarios se apresuran a poseer empresas de medios de comunicación, incluso cuando éstas son deficitarias? ¿Por qué los gobiernos están tan dispuestos a dejar que los multimillonarios se hagan cargo de los principales medios por los que obtenemos información y nos comunicamos entre nosotros? Porque el poder de contar historias, el poder sobre nuestras mentes, es el mayor poder que existe.

8. Los túneles de Shifa

Aunque nuestra prensa se coma casi siempre sin rechistar todo lo que se tenga que comer, en los últimos días Israel está haciendo un ridículo espantoso de relaciones públicas con sus presuntos hallazgos en los hospitales gazatíes. Tanto es así, que más de una vez ya han tenido que borrar alguno de los mensajes en redes que habían publicitado a bombo y platillo, como el del calendario terrorista -que como os decía ayer la CNN seguía imperturbablemente publicando días después del ridículo-.
Ahora les está pasando con el hospital Al-Shifa. De momento, y a no ser que estén cavando con ganas, no parece haber más túnel que el que hicieron ellos mismos en los años 80, así que se han tenido que conformar con mostrar cuatro rifles y granadas, supuestamente, de todos los lugares que pueda haber en un hospital, ¡detrás de la máquina de resonancia magnética donde no puede haber metales! 😀 La hasbará parece estar ya al mismo nivel que nuestra prensa. El primer vídeo sobre los hallazgos del hospital, también lo borraron…
No sé si es cierto, pero dicen que lo tuvieron que hacer porque en el portátil que aparecía en las imágenes abierto, lo que se podía ver era esto:..
Ahora han pasado una versión con la imagen difuminada.
Os paso, en este sentido, un artículo de Consortium News sobre la obsesión de los israelíes desde hace años por este hospital.
https://consortiumnews.com/

El engaño israelí y la batalla del hospital Shifa
15 de noviembre de 2023
Gareth Porter afirma que la afirmación de que el mayor centro médico de la Franja de Gaza da cobertura a Hamás es el tema más antiguo de la propaganda de guerra israelí, que se remonta a casi 15 años.
Por Gareth Porter Especial para Consortium News
El ejército israelí ha atacado y está ocupando partes del hospital Al Shifa en una operación que se está llevando a cabo en el norte de Gaza. Se trata del hospital más grande y moderno de Gaza, que ha dejado de funcionar con normalidad por falta de electricidad, mientras decenas de miles de gazatíes desplazados se refugian en él.
Un ataque contra un hospital se considera normalmente una clara violación de las normas de la guerra. Las Fuerzas de Defensa de Israel lo justifican alegando que Shifa ha servido durante mucho tiempo como cobertura médica civil para el centro de mando de todas las operaciones bélicas y de almacenamiento de armas de Hamás.  Esa afirmación de las FDI se ha citado constantemente en la propaganda israelí como argumento para que no se conceda a Shifa -y a otros hospitales de Gaza- la inmunidad legal normal de los hospitales frente a los ataques.
Las fuerzas israelíes cercaron Shifa mientras exigían durante los últimos días que el personal y los pacientes que permanecían en el hospital fueran evacuados inmediatamente. La CNN informó el lunes por la noche de que «la administración Biden ha señalado ahora que apoya la postura israelí, como declaró el consejero de Seguridad Nacional Jake Sullivan en el programa State of the Union de la CNN el domingo: ‘Se puede ver incluso en los informes de fuentes abiertas que Hamás utiliza los hospitales, junto con muchas otras instalaciones civiles, para el mando y control, para almacenar armas, para alojar a sus combatientes'». «Esos comentarios de Sullivan fueron una luz verde evidente para que las IDF presionaran para evacuar completamente el hospital.

El problema con esos «informes de fuentes abiertas» es que nunca son más que afirmaciones sin fundamento basadas en meras suposiciones.  De hecho, cuando se examina más detenidamente la historia de las supuestas revelaciones condenatorias sobre el hospital de Shifa como cobertura de las actividades militares de Hamás, queda claro que no ha sido más que una excusa apenas velada para que las IDF atacaran y cerraran el proveedor más importante de atención médica para la población de Gaza.

La afirmación israelí de que el hospital de Shifa estaba sirviendo de tapadera para una presencia militar de Hamás en la zona es, de hecho, el tema más antiguo de la propaganda de guerra israelí sobre Gaza, que se remonta a casi 15 años atrás, a los primeros días de la guerra de Gaza de enero de 2009.
Fue entonces cuando Yuval Diskin, jefe del servicio de inteligencia nacional israelí Shin Bet, dijo a Amos Harel, del periódico Haaretz, que «se creía» que «muchos» altos cargos de Hamás se escondían en los «sótanos» del hospital Shifa, y que los israelíes conocían perfectamente esos niveles subterráneos del hospital, porque habían sido construidos originalmente por los egipcios antes de 1967 y ampliamente reformados por los propios israelíes a mediados de la década de 1980.
Diskin también explicó a Harel que Hamás confiaba en que no sería atacado, debido a los pacientes de los pisos superiores.
Aparte del hecho de que el servicio de inteligencia de Israel había admitido que sólo sospechaba de la presencia militar de Hamás bajo el hospital en lugar de tener conocimiento real, Harel fue, sin embargo, lo suficientemente honesto como para informar de que sus contactos palestinos le decían que los altos dirigentes de Hamás nunca permanecían en el mismo lugar, sino que se movían constantemente de un lugar a otro – una revelación que, obviamente, tenía mucho más sentido que la afirmación de que esos mismos altos funcionarios de Hamás estaban pasando el rato en un sótano que, obviamente, era bien conocido por los israelíes.
El informe de Harel también incluía una revelación -aparentemente de una fuente palestina- que planteaba problemas a la naciente línea de propaganda oficial israelí: «Algunos de los búnkeres que están utilizando», escribió Harel, «estaban conectados por túneles que Hamás construyó en los últimos años».
La existencia de numerosos búnkeres que podían utilizarse para el mando era, por tanto, independiente del hospital de Shifa, que los israelíes siempre podrían invadir. Esa realidad implicaba claramente que no tendría sentido que Hamás dependiera del hospital de Shifa para ese fin.
El cuento de las IDF resurge en el Washington Post
Sin embargo, durante la siguiente guerra israelo-palestina en julio de 2014, el cuento de las IDF sobre el escondite secreto de los líderes de Hamás en el sótano del hospital Shifa resurgió como si fuera un hecho incuestionable que justificaba las amenazas de las IDF de atacar el hospital.
En un artículo publicado el 15 de julio, The Washington Post informaba como hecho irrefutable de que Shifa «se ha convertido en el cuartel general de facto de los dirigentes de Hamás, que pueden ser vistos en los pasillos y oficinas».  

Está claro que el periodista del Post William Booth no vio personalmente a dirigentes de Hamás en Al Shifa.  Si lo hubiera hecho, habría descrito la escena e identificado a una o dos figuras de Hamás que le habían señalado en el hospital Así que, al parecer, transmitió la afirmación interesada de sus interlocutores israelíes sin informar a los lectores del Post de que la información en cuestión era mucho menos fiable de lo que se hacía creer.
Las FDI se obsesionaron con el cierre de otro hospital de Gaza en julio de 2014 Apenas dos días después de aquella aparición inicial del tema Shifa-Hamás en la guerra de 2014, los ataques aéreos israelíes bombardearon el Hospital Geriátrico y de Rehabilitación Al Wafa en la ciudad de Gaza y forzaron su cierre.
Los especialistas de las FDI crearon un vídeo distribuido tres semanas después con el objetivo de defender la destrucción del hospital de Wafa como una respuesta necesaria a que Hamás utilizara el hospital para operaciones militares. Pero habían recurrido a múltiples niveles de engaño para hacer valer su argumento político, como descubrió este redactor al investigar el vídeo.
Los propagandistas de las IDF habían empalmado vídeos de cinco años antes y de diferentes horas del día para sugerir que los disparos desde un edificio en desuso situado a más de 100 metros del hospital eran un reciente ataque con cohetes de Hamás contra las fuerzas de las IDF.  Luego empalmaron un clip de audio de un incidente totalmente diferente en el que las FDI devolvieron el fuego para tratar de demostrar que el bombardeo de las FDI contra el hospital de Wafa estaba justificado.
A finales de julio de 2014, el Post reafirmó su apoyo al principal tema propagandístico de Israel en esa guerra de seis semanas.  Terrence McCoy informó desde Washington de que el hospital de Shifa se había «convertido en un cuartel general de facto» de Hamás.  Esa información reflejaba a su vez la disposición general de gran parte de la prensa nacional de Washington a aceptar la palabra de los israelíes como todo lo que necesitaban saber sobre esa cuestión fundamental.

Ocho años después, la misma línea propagandística israelí resurgió inmediatamente tras el ataque de Hamás del 7 de octubre, cuando los israelíes montaron una nueva ofensiva propagandística.  El 27 de octubre, el portavoz de las FDI, almirante Daniel Hagari, informó a la prensa internacional sobre las líneas maestras de la postura israelí en relación con el hospital de Shifa y las operaciones de Hamás: Repitió la línea de que un búnker bajo Shifa es la principal base de operaciones de Hamás, y que Hamás opera «varios túneles dentro y debajo» del hospital. 

Sufrimiento máximo
Pero los túneles de Hamás fuera de Shifa podrían utilizarse obviamente para la misma función de mando de operaciones militares sin tener que molestarse con el hospital de Shifa.
De modo que el bombo y platillo de la preocupación israelí por el supuesto búnker de mando de Hamás bajo Shifa parece haber sido una cuestión falsa desde el principio, destinada simplemente a ejercer presión sobre el sistema médico, a saber, cerrar Shifa como el hospital más grande, más moderno y más eficaz de Gaza para crear el máximo de sufrimiento a la población de Gaza.
Desde el martes, el hospital de Shifa había dejado de funcionar, ya que no tenía electricidad, al haberse quedado sin combustible.  Los israelíes ofrecieron galantemente al hospital 300 litros de combustible, suficiente para funcionar durante unos seis minutos según los cálculos del hospital.
Así pues, no tomaron ninguna medida de emergencia para salvar a 36 bebés que se enfrentaban a una posible muerte por las incubadoras que no funcionaban, cuando ya habían muerto tres.
La escena en el hospital de Shifa a primera hora del miércoles era espeluznante, cuando los tanques israelíes entraron en el recinto del hospital y las tropas israelíes accedieron al edificio principal del hospital, en penumbra.
El portavoz de las FDI, Hagari, se limitó a decir que las fuerzas israelíes estaban llevando a cabo una operación «basada en información de inteligencia y en una necesidad operativa» y que se encontraba en una «zona específica del hospital de Shifa».
Más tarde, el miércoles, Peter Lerner, de las FDI, dijo a la CNN que la operación en el hospital Al-Shifa estaba «en curso» y se limitó a decir que no había encontrado ninguna señal de rehenes en el hospital.
Los gazatíes que han permanecido en Shifa han tenido miedo de tomar las rutas aprobadas para alejarse del hospital debido a los incesantes ataques israelíes contra los civiles que intentaban hacerlo. No cabe duda de que las IDF seguirán empleando la fuerza contra los cientos de miles de personas apiñadas allí para obligarles a marcharse.
Y ahora que Israel tiene el control sobre muchos miles de varones en edad militar que se encuentran en el hospital, es dudoso que les permita salir en libertad, ya que se les considera combatientes potenciales de Hamás.
Ha llegado el momento de hacer un ajuste de cuentas sobre la larga estratagema propagandística de las IDF de afirmar que Shifa se ha utilizado para ocultar el centro de mando de Hamás.
A menos que las IDF puedan mostrar a los periodistas pruebas convincentes de esa presencia de mando de Hamás bajo el hospital, largamente reivindicada, los periodistas deben defender la verdad y denunciar ese enorme engaño israelí sobre Gaza.
Gareth Porter es un periodista de investigación e historiador independiente que escribe sobre la política de seguridad nacional de Estados Unidos. Su último libro, Manufactured Crisis: The Untold Story of the Iran Nu

9. Situación militar en la guerra de Palestina, 15 de noviembre

El resumen de Rybar y el mapa de Suriyak. https://rybar.ru/chto-

Lo que está ocurriendo en Palestina e Israel: cronología del 15 de noviembre
16 de noviembre de 2023 Rybar
La operación de las FDI en la Franja de Gaza continúa. El campo informativo está casi completamente ocupado por lo que ocurre en el hospital Al-Shifa, donde en su búsqueda del cuartel general de Hamás los israelíes encontraron por la noche fusiles de asalto Kalashnikov, discos compactos y un ordenador portátil. No hubo cambios en la línea del frente.
Los ataques contra diversas localidades del enclave continúan como de costumbre. La aviación de las FDI bombardeó Jan Yunis, Al-Breij, Campamento Nusseirat y otros núcleos de población. Mientras tanto, los primeros camiones con combustible entraron en Gaza por el paso fronterizo de Rafah y salieron varias decenas de ciudadanos de la Federación Rusa.
En la frontera con Líbano, el enfrentamiento no ha cambiado. «Hezbolá» atacó al menos seis puntos de guardias fronterizos israelíes, mientras que los israelíes golpearon durante el día las afueras de dieciséis pueblos libaneses.

Mapa de alta resolución en inglés https://rybar.ru/piwigo/

Sobre la base principal de Hamás bajo el hospital Al-Shifa: ¿está ahí?

https://vk.com/video-

Uno de los momentos más emotivos de la operación israelí en la ciudad de Gaza es el asalto al Hospital Al-Shifa, que comenzó anoche. El hospital está situado en la parte noroeste del barrio de al-Rimal al-Shimali, y las unidades de asalto de las Fuerzas de Defensa de Israel lo dejaron en la retaguardia, avanzando lentamente por las calles al-Tora y al-Omar al-Mukhtar (ese avance tan mediático por el pasillo de 250 metros de ancho con tantos edificios para las fotos de relaciones públicas). Anoche comenzó la operación para tomar el recinto.

La narrativa principal de la propaganda israelí: debajo del hospital está el cuartel general de Hamás, es una instalación terrorista.
La narrativa principal de la propaganda árabe: los israelíes están bombardeando un hospital pacífico. Para ser justos, sí hay un búnker a gran escala bajo el hospital, porque fue construido por los propios israelíes en 1983. Pero se habla tanto de este búnker que ya se ha convertido en un proverbio, en cuanto se produce otro desorden en Gaza.
Es decir, durante décadas, a instancias de los medios de comunicación israelíes, el hospital Al-Shifa ha aparecido en todos los informes de los medios de comunicación como «el principal refugio de Hamás». Por supuesto, no descartamos que un búnker tan conveniente bajo una instalación socialmente importante se esté utilizando efectivamente con fines militares. Pero cuando todo el mundo sabe dónde se encuentra el cuartel general de Hamás, ¿no habrían pensado los palestinos en conectarlo con otras catacumbas a través de una red de túneles, establecer un cuartel general falso y situar el verdadero centro de mando en cualquier otro lugar que no fuera bajo el hospital Al-Shifa?

Estado de las hostilidades

Franja de Gaza

https://vk.com/video-

Los principales acontecimientos en el norte de la Franja de Gaza giraron en torno al hospital Al-Shifa, que fue asaltado la noche del 14 al 15 de noviembre. Contrariamente a las afirmaciones de que existe un «cuartel general clandestino de Hamás», hasta ahora no se ha mostrado al público nada que sugiera que el hospital está siendo utilizado como tapadera del cuartel general.

La prensa israelí sólo ha mostrado hasta ahora indicios inequívocos de terrorismo, como cámaras en los pasillos del hospital, un pequeño número de armas ligeras y, atención, bolsas con Kalashnikovs y cargadores, uno de los cuales estaba escondido detrás de una máquina de resonancia magnética, así como un ordenador portátil del terrorista, aunque borroso, y una pila de discos. En el hospital Al-Shifa no se encontró ninguna lista de militantes que coincidiera con el calendario.
A lo largo del día de hoy no han aparecido nuevas pruebas de la ofensiva de las Fuerzas de Defensa de Israel en las profundidades de Gaza. Por lo tanto, no es posible verificar el avance israelí más allá del Hospital Al-Shifa, que fue asaltado durante la noche.
Sin embargo, hay otros clips: al parecer, tras la formación de una «tripa» operativa en las zonas de Ar Rimal al-Shimali y Ar Rimal al-Janubi, las unidades de las IDF pasaron a «terraformar el terreno».
Estas imágenes muestran el bombardeo del edificio del Ayuntamiento de Gaza, donde los israelíes realizaron una sesión fotográfica de reportaje hace un par de días. Tal vez se esté preparando ahora una cabeza de puente para un avance hacia el interior de Gaza. Pero para impedir las incursiones palestinas en la retaguardia, se están demoliendo grandes edificios: es probable que contengan salidas de túneles subterráneos y «subterráneos de Hamás».
Dirección sur
Fuentes palestinas informan de la distribución de octavillas en las que se insta a los civiles a retirarse de las localidades situadas al este de Jan Yunis. Hubo una escaramuza cerca de la valla de separación entre As-Sureij y Kissufim, y la propia Kissufim está siendo bombardeada casi a diario. La posibilidad de que se abra otro frente ofensivo en toda regla de las IDF en la Franja de Gaza en un futuro próximo es posible, aunque poco probable. Sin embargo, los frecuentes bombardeos de kibutzim y bases militares vecinas bien podrían convertirse en el catalizador de una ofensiva en algún momento.
Desde esta mañana, los medios de comunicación de todo el mundo hablan del triste destino de Bashir Haji, de 79 años. Primero los medios israelíes lo muestran siendo ayudado por soldados de las IDF, y un par de horas después se descubre su cuerpo con dos heridas de bala.

Aunque los árabes pintan la imagen de un civil muerto a tiros por los israelíes tras ser utilizado para la propaganda, por desgracia, no sabremos la verdad: el anciano podría haber sido tiroteado por los israelíes o por seguidores de Hamás especialmente celosos, por considerarlo un amante de la «entidad sionista».

La frontera con Líbano

En las zonas fronterizas, todo sigue igual. «Hezbolá informó rutinariamente de ataques contra seis puestos y bases fronterizos, mientras que las IDF golpearon con la misma rutina algo menos de dos docenas de asentamientos y barrios. No se registraron víctimas ni heridos. En general, el statu quo es relativamente favorable para ambas partes. «Hezbolá» puede declarar tranquilamente su apoyo al pueblo palestino, mientras que Israel puede agravar la situación con la «amenaza del norte».

Cisjordania

https://vk.com/video-

La situación en la Autoridad Palestina de Cisjordania tampoco ha cambiado mucho. Hubo enfrentamientos en Jerusalén, Tulkarm, Yenín y el pueblo de Deir Abu Dhaif en medio de las operaciones de las FDI. Varios palestinos fueron detenidos por las FDI en Hebrón y cinco localidades vecinas, así como en Jerusalén. En general, la actividad de protesta lleva días disminuyendo. El tiempo dirá si las redadas surten efecto o si el conflicto se está rutinizando.

Acciones de formaciones proiraníes en Oriente Próximo

En Irak, formaciones proiraníes lanzaron un ataque con misiles contra la base estadounidense de Ain al-Asad, con éxito desconocido. La Fuerza Aérea estadounidense, por su parte, destruyó un transporte con un lanzamisiles en el desierto de Anbar, cerca de la citada base. Por la noche, se informó de que un buque de la Marina estadounidense interceptó varios vehículos aéreos no tripulados en el Mar Rojo. Según los datos preliminares – los aviones no tripulados volaron desde Yemen en dirección a Israel, pero también hay una versión del intento de ataque del destructor Thomas Hudner (Thomas Hudner) DDG-116.

Trasfondo político y diplomático

Sobre el pique entre Erdogan y Netanyahu
El presidente turco y el primer ministro israelí protagonizaron una escena bastante divertida, dando la impresión de que ambos Estados se enfrentan a una crisis diplomática. Erdogan calificó a Israel de «Estado terrorista» y afirmó tener armas nucleares. En respuesta, Netanyahu acusó a Erdogan de apoyar el terrorismo y a Hamás, así como de atacar pueblos turcos en Turquía, aparentemente refiriéndose a asentamientos kurdos en el sureste del país.
Sin embargo, el agravio externo esconde el juego político habitual. Erdogan se muestra como el «defensor de los musulmanes» y Netanyahu como el «defensor del pueblo judío». Sin embargo, el comercio entre los Estados sigue su curso y es poco probable que la situación vaya más allá de las acusaciones mutuas.
Sobre la continua evacuación de ciudadanos rusos de la Franja de Gaza
Hoy, 15 de noviembre, 88 ciudadanos rusos han cruzado el puesto de control de Rafah. De este modo, el número de personas evacuadas aumentó a 297. Al mismo tiempo, los ciudadanos rusos secuestrados el 7 de noviembre durante el ataque de Hamás siguen cautivos. El embajador ruso, Anatoly Viktorov, se reunió con los familiares de los rehenes y aseguró que «Rusia realiza enérgicos esfuerzos en aras del rápido descubrimiento y liberación de los compatriotas.»

Mapa de Suriyak

Situación en la Franja de Gaza [15/11/2023]:
Las IDF tomaron el control del Hospital Ash Shifa y alcanzaron la rotonda palestina en el distrito de Rimal. Se están produciendo enfrentamientos con grupos palestinos cerca del estadio de Yarmouk y de la Universidad de Israa. 

Mapa: https://google.com/maps/d/

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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