Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Desacople.
2. Somos una sociedad enferma.
3. Arabes.
4. Miscelánea militar.
5. Nuevas tácticas militares palestinas en Jenín.
6. El debate sobre la multipolaridad en India.
7. Mi vídeo de hoy, una crítica implacable.
1. Desacople
No me preocupa mucho que un economista diga sus cosas de economista sin tener ni puñetera idea del mundo físico real. Es lo habitual. Lo que me preocupa es que este en concreto [Nacho Álvarez] es el nuevo portavoz económico de Sumar -desde el cariño, que conste-. Eso sí, absolutamente todas las respuestas, lo ponen en su sitio. No está todo perdido.
SLA: Posible lectura “en positivo”: el crecimiento económico alcanzado no se ha hecho a costa de un consumo energético (fósil + renovable) equiparable. Hay desacople.
CV: Por supuesto, eso es lo que nos intentan vender. Tiene truco: lo fabricas todo fuera y luego no contabilizas los costes ecológicos de los productos importados que consumes y lo que ha costado en energía, materiales, etc. traerlos desde donde se producen. Voilà! Ya tienes desacople. Sobre todo, si a lo que te dedicas es a productos presuntamente sin base material, como la «propiedad intelectual» de esos mismos productos quedándote con la mayor parte de los beneficios, o las finanzas, ese esquema Ponzi en el que vivimos. Luego, además, miras por encima del hombro a los que sí producen, por destruir el planeta.
2. Somos una sociedad enferma.
Hemos creado una sociedad cocheadicta, y orgullosa de ello. Mientras seas gilipollas anónimo en la tranquilidad de tu hogar, pase. Pero, ¿qué puede llevar a creer que eres gracioso, grabarte haciendo esto y subirlo a redes?
Espero antes de morirme llegar a ver a idiotas como este en campos de trabajo y reeducación, y a su coche en la chatarrería.
3. Árabes
Un par de novedades:
-Lo que el jefe de los Emiratos Árabes Unidos le dijo a Putin en su viaje a San Petersburgo: «Señor Presidente… hay muchas amenazas contra nosotros, especialmente dada la situación actual en Rusia, pero tomamos una decisión y dimos un paso, independientemente de las condiciones establecidas por Occidente».
-Visita del ministro de exteriores saudí a Irán:
Saudi Arabia welcomes naval security alliance with Iran
Arabia Saudí celebra la alianza de seguridad naval con Irán
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, dijo al FM saudí que «sólo los enemigos de las naciones musulmanas» se oponen al acercamiento entre Irán y Arabia Saudí
Por News Desk – 18 de junio de 2023
El príncipe Faisal bin Farhan, ministro saudí de Asuntos Exteriores, se reunió el 17 de junio en Teherán con las autoridades iraníes, en el último paso en el restablecimiento de los lazos diplomáticos entre los dos antiguos rivales regionales.
«Me gustaría referirme a la importancia de la cooperación entre los dos países en materia de seguridad regional, especialmente la seguridad de la navegación marítima (…) y la importancia de la cooperación entre todos los países de la región para garantizar que esté libre de armas de destrucción masiva», declaró el príncipe Faisal durante una conferencia de prensa conjunta con su homólogo iraní, Hossein Amir-Abdollahian.
Sus declaraciones se producen a raíz de las informaciones según las cuales la República Islámica está trabajando junto con Arabia Saudí, los EAU, Qatar, Bahréin, Irak, Pakistán e India, para formar una «alianza naval» que refuerce la seguridad en el norte del océano Índico.
«Irán nunca ha equiparado la seguridad con el militarismo, sino que la considera un concepto amplio que incluye aspectos políticos, culturales, sociales, económicos y comerciales», declaró Amir-Abdollahian a la prensa el sábado.
Bin Farhan se reunió más tarde con el presidente iraní, Ebrahim Raisi, y le entregó una invitación del príncipe heredero Mohammed bin Salman (MbS) y del rey Salman instándole a visitar el reino.
El alto diplomático saudí también dijo a Raisi que las relaciones entre Teherán y Riad han entrado en una «fase dorada», revelando que el rey Salman ordenó varios grupos de trabajo para impulsar las relaciones con Irán a un «nivel estratégico.»
Por su parte, Raisi celebró el restablecimiento de los lazos con Riad y subrayó que sólo los «enemigos» de las naciones musulmanas se sienten molestos por esta nueva realidad.
«Sólo los enemigos de los musulmanes, entre ellos el régimen sionista, están molestos con la mejora de la cooperación entre Irán y Arabia Saudí», dijo el presidente iraní.
«El régimen sionista no es sólo un enemigo de los palestinos, sino una amenaza para todos los musulmanes», añadió antes de advertir que normalizar los lazos con Israel «no mejoraría en modo alguno la seguridad.»
«Es posible superar los problemas mediante la cooperación y el diálogo entre los países de la región, y no es necesaria la intervención extranjera para ello», subrayó Raisi.
Mientras Irán y Arabia Saudí continúan restableciendo lazos en virtud de un acuerdo mediado por China, Estados Unidos se ha esforzado en las últimas semanas por conseguir la normalización saudí con Israel en un intento de restablecer su presencia en Asia Occidental.
Sin embargo, varios funcionarios estadounidenses que hablaron con el New York Times el sábado afirman que los esfuerzos diplomáticos de Joe Biden tienen «menos del 50 por ciento» de posibilidades de éxito.
4. Miscelánea militar
El vídeo de Rybar de la situación militar el 19 de junio:
https://twitter.com/The_Real_
-Hay dudas sobre un posible parón en el contraataque ucraniano. Algunas fuentes, a partir de unas declaraciones de un mlitar estonio, lo dan por hecho https://twitter.com/ (hilo). Rybar, sin embargo, cree que se va a iniciar la segunda fase en la zona de la presa rota, que ya se habría secado:
«La segunda fase de la contraofensiva de las AFU comenzará esta semana. La destrucción de la presa de la central hidroeléctrica de Kajovskaya dio a los ucranianos la oportunidad de ganar tiempo para los preparativos y destruir las barreras antiminas tanto en el embalse de Kajovka como aguas abajo del río Dniéper.» https://twitter.com/rybar_ (es un tuit de ayer, eso sí)
-En la guerra propagandística, Moon of Alabama publicó una entrada bastante graciosa en la que exactamente el mismo mensaje aparece enviado por gente de países muy distintos. Es este: «As a XXX citizen I want to say that arming Ukraine is the single best use of tax payer money for decades
My only criticism is that the west aren’t sending enough, fast enough
Ukraine is paying for political posturing with the lives of their sons and daughters
Do more now»
Esto es: «Como ciudadano XXXX, quiero decir que armar a Ucrania es el mejor uso que se ha hecho del dinero de los contribuyentes en décadas.
Mi única crítica es que Occidente no está enviando suficiente, lo suficientemente rápido. Ucrania está pagando la postura política con las vidas de sus hijos e hijas.
Haced más ahora.»
https://www.moonofalabama.org/
En un divertido vídeo, han cogido todos estos mensajes y los han leído imitando el acento de los supuestamente diferentes países en los que la gente llegó milagrosamente a la misma idea para un tuit:
-Debo reconocer mi error por escéptico. Al final los hackers rusos sí han atacado los bancos rusos. Bueno, al menos uno: «El grupo de piratas informáticos ruso Killnet deja fuera de servicio los sitios web del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en un ciberataque.» Fuente: https://twitter.com/dana916/
-Como se suele decir, «karma is a bitch».
“Yo soy tu karma» inscrito en el ala de un helicóptero ruso Ka-52.
Fuente: https://twitter.com/
5. Nuevas tácticas militares palestinas en Jenín
Los israelíes han vuelto a atacar el campo de refugiados de Jenín y, como siempre, ha habido varios muertos palestinos. La única novedad es que esta vez los palestinos han colocado varios IED que han destruido alguno de los vehículos israelíes. En el hilo que os paso están los vídeos. https://twitter.com/
HILO: Israel humillado esta mañana en Yenín.
Israel lanzó lo que pensaba que sería un asalto regular al campo de refugiados de Yenín, en Cisjordania.
Se llevaron una gran sorpresa:
Combatientes palestinos destruyeron 7 vehículos blindados israelíes. Puede ver muchos de ellos inmóviles e inmovilizados en este vídeo.
Israel tuvo que enviar tractores para remolcar la columna de camiones, jeeps y vehículos blindados de transporte de tropas (APC) diezmados.
Fíjate bien detrás del árbol y podrás ver un tractor remolcando otro vehículo israelí, mientras recibe fuego de los combatientes de Yenín.
Observa cómo un vehículo israelí tras otro es destruido por artefactos explosivos improvisados (IED), detonados a distancia por los combatientes de la resistencia palestina.
Otro vehículo israelí alcanzado por un IED.
Un tercer vehículo israelí volado por un artefacto explosivo improvisado.
Un cuarto vehículo israelí es completamente diezmado por un IED, cortesía de la Brigada al Quds (PIJ). Ir a la marca 0:14.
Israel sufre tantas bajas en tierra que envía un helicóptero de ataque, por primera vez en 20 años.
Observe cómo el avión isareli comienza a lanzar sus bengalas. Estas contramedidas suelen desplegarse para confundir a los misiles tierra-aire (SAM). Esto podría muy bien significar que los cazas de Yenín están utilizando complejos sistemas SAM, por ejemplo Stingers.
Llega otro helicóptero para evacuar a los heridos israelíes de Yenín.
Israel remolca otro de sus vehículos destruidos.
Israel afirma que sólo ha sufrido 7 heridos y ningún muerto. Se trata de una afirmación sorprendente y muy difícil de creer, dada la humillación que ha sufrido esta mañana, comparable a la de la guerra del Líbano de 2006. Imagen
Hoy se abre una nueva era para los combatientes palestinos de Yenín, que emplean nuevas tácticas contra los ataques israelíes. El uso de artefactos explosivos improvisados en el campo de batalla no se veía desde la 2ª Intifada.
Los habitantes de Yenín reunieron los restos de los vehículos israelíes -ruedas, neumáticos y trozos de metal retorcido- y los pasearon por la ciudad en una marcha de la victoria.
Más imágenes del desfile en Yenín tras la derrota israelí.
Como de costumbre, el número de víctimas es desproporcionado, siendo los palestinos los que sufren la mayoría de las bajas: 5 muertos (todos adolescentes y veinteañeros), junto con más de 90 heridos, 23 de los cuales se encuentran en «estado crítico a grave» (CNN/Ministerio de Sanidad palestino).
6. El debate sobre la multipolaridad en India
Como sabemos el gobierno indio, pese a ser claramente ultraliberal en lo económico y supremacista en lo religioso, no solo forma parte del BRICS sino que en todas sus últimas acciones, especialmente con respecto a la guerra de Ucrania, ha apostado claramente por la multipolaridad. Sin embargo, hay algunos intelectuales y sectores políticos en India que no están de acuerdo con esta postura. Os paso un debate entre un analista que sigo para estar un poco al día de la evolución política en India, Rohan Venkat, y uno de los intelectuales que cree que el mundo no puede ser multipolar, Rajesh Rajagopalan, que es partidario de favorecer la cooperación con EEUU. Siguen la discusión C Raja Mohan, en Indian Express, con un articulo en la línea de Rajagopalan, y la respuesta de Sanjaya Baru, antiguo consejero del primer ministro del Congreso que empezó el proceso de ruptura total con la tradición socialista india, Manmohan Singh.
India Outside In #2: Why it is dangerous for India to believe the world is ‘multipolar’
ndia Outside In #2: Por qué es peligroso que India crea que el mundo es «multipolar»
Una conversación con Rajesh Rajagopalan, profesor de Política Internacional en la JNU.
Rohan Venkat
18 de mayo de 2023
«Creo que la economía del mundo, la política del mundo y la demografía del mundo están haciendo que el mundo sea más multipolar».
«El mundo avanza hacia una mayor multipolaridad a través de un reequilibrio constante y continuo».
«El Indo-Pacífico está en el centro de la multipolaridad y el reequilibrio que caracterizan los cambios contemporáneos».
«Estados Unidos avanza hacia un mayor realismo tanto sobre sí mismo como sobre el mundo. Se está ajustando a la multipolaridad y al reequilibrio y está reexaminando el equilibrio entre su reactivación interna y sus compromisos en el exterior.»
Todos estos son comentarios del ministro indio de Asuntos Exteriores, S Jaishankar, durante los últimos años. De hecho, Jaishankar es un gran defensor del concepto de multipolaridad: la idea de que el mundo no está dominado por una sola potencia (EE.UU.), o dos (EE.UU. y China, como lo estuvieron EE.UU. y la URSS durante la Guerra Fría), sino que ahora se observa un orden global con una serie de potencias que están más o menos igualadas en términos de capacidad e influencia económica y militar.
Jaishankar habla a veces de la necesidad de establecer un mundo multipolar. Y a veces sus comentarios parecen sugerir que el mundo ya es multipolar o que pronto lo será.
No todo el mundo está de acuerdo. Stephen G. Brooks y William C. Wohlforth, en un artículo de Foreign Affairs de abril de 2023, sostienen que la multipolaridad es un «mito».
Brooks y Wolworth abogan en cambio por una «unipolaridad parcial», en parte porque el poder militar chino sigue siendo «regional».
Rajesh Rajagopalan, profesor de Política Internacional en la Universidad Jawaharlal Nehru y autor de Second Strike: Arguments about Nuclear War in South Asia cree que la respuesta es más clara: Vivimos en una era bipolar. Y es peligroso para India pensar lo contrario.
Hablé con Rajagopalan sobre la multipolaridad frente a la bipolaridad, por qué cree que Jaishankar describe el mundo como multipolar es problemático incluso si se trata de una táctica puramente retórica, y qué opina del muy discutido artículo de Ashley Tellis de principios de este mes -con el polémico titular «La mala apuesta de Estados Unidos por India»- que sostiene que Estados Unidos no debería esperar que India se ponga de su lado en una confrontación militar con China, a menos que su propia seguridad se vea directamente amenazada.
Para empezar, ¿cómo interpreta la articulación de Jaishankar y de India de un mundo multipolar, como aspiración o como realidad?
Empezaré por la realidad: Por supuesto, no lo es [un mundo multipolar].
Hay diferentes formas de definir la polaridad. Los académicos, en general, lo ven como un mundo unipolar o como una transición hacia un mundo bipolar. Algunos sostienen que el mundo puede ser bipolar en la región Indo-Pacífica debido al poder de China allí, pero no bipolar en un sentido sistémico global. Al tratarse de un periodo pacífico -no marcado por la guerra- es muy difícil identificar la frontera entre unipolar y bipolar. Pero mi sensación como analista es que el mundo ya es bipolar, porque la forma en que se mide la polaridad es puramente en términos de capacidades materiales, y en esto, claramente China tiene la riqueza y la intención.
La riqueza por sí misma no define completamente la polaridad, tiene que convertirse en cosas como la capacidad militar. De modo que el acercamiento de Japón o Alemania a Estados Unidos en términos de PIB no constituiría bipolaridad. Pero en muchos aspectos, Estados Unidos y China están más cerca el uno del otro que nadie. El PIB de China es ahora casi comparable al de EE.UU., o incluso mayor. La polaridad no es una ciencia exacta: no es necesario que esté exactamente al mismo nivel para que haya bipolaridad. Si nos fijamos en el equilibrio entre Estados Unidos y la Unión Soviética, por ejemplo, en ningún momento la Unión Soviética cruzó siquiera el umbral del 50% en comparación con la economía estadounidense. Sin embargo, la llamamos bipolar.
China ya ha superado con creces esa etapa. La otra parte de la polaridad es que tiene que haber suficiente distancia entre las potencias polares y otras grandes potencias. Y si nos fijamos en Estados Unidos-China y todos los demás, la distancia es enorme. Así que es tanto el hecho de que EE.UU. y China sean comparables, como la enorme brecha entre ellos y todos los demás, lo que lo convierte en un sistema bipolar. La única razón por la que existen dudas sobre si es unipolar o bipolar es porque EE.UU. tiene una capacidad [militar] global, y que China todavía no ha desarrollado esa capacidad.
Pero esa medida también es un problema porque la Unión Soviética nunca desarrolló esa capacidad global de la forma en que lo hizo Estados Unidos. Tal y como yo lo veo, China tiene esa capacidad en el Indo-Pacífico, en Asia-Pacífico, y también se está proyectando ahora -está construyendo un gran número de portaaviones, tiene una base militar en África-, podemos esperar que esto siga ocurriendo. Se extenderá más allá de su región. Además, no vemos ninguna posibilidad inmediata de que esto cambie, de que otros se pongan a su altura, porque la diferencia ya es enorme. Es muy difícil que alguien cruce ese umbral en un futuro inmediato. Así que la situación va a ser bipolar durante al menos una década.
Si tuviera que lanzar una pregunta desde fuera: Si estos conceptos son difusos incluso para los académicos, ¿por qué es importante identificar qué tipo de polaridad tenemos ahora mismo? ¿Qué importancia tiene el concepto?
La mayoría de la gente lo utiliza de forma descriptiva. Pero la verdadera importancia viene desde la perspectiva de la teoría de las RRII. Algunas teorías de las RRII proyectan una utilidad teórica a la caracterización de la polaridad. Sostienen que en un sistema bipolar, los Estados se comportan de forma diferente que en un sistema unipolar o multipolar. Hay consecuencias en términos de comportamiento estatal y resultados.
Es sólo dentro de una escuela realista que tiene relevancia. Existe un argumento teórico bien asentado según el cual los sistemas bipolares son estables, mientras que los sistemas multipolares y unipolares son inestables. De nuevo, ni siquiera los realistas están de acuerdo, pero ésta es la opinión general dominante. El argumento es que con sólo dos actores principales en un sistema bipolar, son más capaces de gestionar los conflictos. Mientras que en los sistemas multipolares, hay múltiples grandes potencias de aproximadamente la misma capacidad, lo que conduce a una mayor inseguridad, nadie sabe quién se alía con quién, si tus socios podrían traicionarte, todo eso hace que el sistema sea mucho más inestable, según esta teoría.
Hasta los años 90, los realistas nunca se preocuparon por los sistemas unipolares. No creían que fueran posibles. La suposición era que siempre habría algún tipo de equilibrio, ninguna potencia sería capaz de ser tan dominante como para tener unipolaridad. Incluso después de 1991, durante casi dos décadas, no se teorizó sobre la unipolaridad, porque la mayoría de los realistas suponían que se trataba de una fase pasajera. La primera teorización importante se produjo a finales de la década de 2000. Después de 20 años, tuvieron que admitirlo y teorizar.
Son las consecuencias las que hacen que sea importante averiguar en qué sistema se está.
Los sistemas bipolares también son muy raros, no tenemos sistemas bipolares en absoluto durante largos periodos de la historia. El único real que tuvimos fue la Guerra Fría, que coincidió con las armas nucleares, y creo que éstas desempeñaron un papel más importante en esa estabilidad: la ausencia de guerra entre las potencias polares. Pero el consenso general es que los sistemas bipolares son más estables. Así que hay consecuencias dependiendo del sistema en el que nos encontremos.
Hablando de estas consecuencias, usted ha afirmado que es peligroso para India enfocar el mundo como si fuera multipolar cuando no lo es. ¿Por qué cree que es así?
Si pensamos que es un mundo multipolar, entonces pensamos que hay muchas otras potencias con las que podemos asociarnos. [Pero] en un sistema bipolar en el que uno de los sistemas polares es vecino, sólo tenemos la otra potencia polar con la que asociarnos, EEUU. Decir que es multipolar y que hay muchas otras potencias con las que podemos asociarnos tiene una consecuencia práctica y política. Si el mundo es multipolar, no tenemos por qué asociarnos con Estados Unidos. Podemos asociarnos con Japón, Francia, Alemania, Europa, quienquiera que consideremos que son las otras potencias.
Hasta cierto punto, hemos estado buscando estas asociaciones, no para renunciar a Estados Unidos, sino para reducir la centralidad de Estados Unidos. Pero si se trata de un sistema bipolar, en realidad sólo Estados Unidos puede proporcionarnos el apoyo que necesitamos, porque los demás no son lo bastante capaces. En ese sentido, si pensamos que es multipolar y buscamos a todos esos socios que creemos capaces pero que en realidad no lo son, en un momento de crisis podría resultar peligroso y llevarnos a minimizar nuestra asociación con Estados Unidos. Francia, Alemania y otros países no son realmente capaces por sí solos de ayudar a India a mantener el equilibrio frente a China. Si se piensa que sí, y que se trata de un mundo multipolar, entonces nos espera un buen susto.
Algunos han argumentado que hablar de multipolaridad es más una táctica retórica que la forma en que la AEM ve realmente el mundo. Usted ha argumentado que aunque sea retórica, podríamos ser susceptibles de creernos nuestra propia historia…
Tenemos tendencia a creernos nuestra propia retórica. Además, veo esta narrativa no sólo en el MEA. Está mucho más extendida. Veo que se filtra en el sistema. Como táctica narrativa deliberada, puedo entenderlo. Pero cuando se extiende de esta manera, no sólo dentro de la MEA, sino también fuera, entonces es peligroso.
Hay otra razón por la que están haciendo esto. La retórica multipolar parte del supuesto de que somos uno de los polos. Creo que eso también es muy peligroso. Un elemento clave del realismo es que tienes que conocer tu fuerza, pero también tu debilidad. Tienes que leer bien el equilibrio de poder, y tu comportamiento tiene que reflejarlo. De Kautilya a Tucídides, una de las claves es «ajustar las velas al viento dominante». Pensar que uno es más fuerte de lo que es en realidad puede acarrear graves problemas. Podemos engañarnos pensando que somos mucho más capaces de lo que realmente somos.
¿Cómo sería una India que reconociera la bipolaridad? Usted ha argumentado (en un análisis de 2017) que lo que tenemos con Estados Unidos ahora mismo se parece más «a una relación de bandwagoning impulsada por los beneficios», así que ¿qué sería diferente si aceptáramos la bipolaridad? ¿Significaría una mayor alineación con Estados Unidos?
No es cuestión de alinearse o aliarse, eso entra en problemas de qué es una alianza y demás. Fíjese en China y Pakistán. Probablemente sea una de las alianzas más fuertes, aunque no tenga un componente de defensa mutua. Dadas las realidades políticas de India, una alianza es poco probable y puede que ni siquiera sea necesaria. Pero lo que necesitamos es una asociación de seguridad mucho más fuerte. Esto implicaría discutir las contingencias, lo que esperaríamos de ellos, lo que ellos esperarían de nosotros, qué tipo de cooperación se produciría, etc…
Si nos fijamos en el ejemplo de una guerra como la de Ucrania, qué apoyo material se necesitaría, ese sería el tipo de cosas que discutiríamos. Incluso si nos fijamos en 1962, cuando [Jawaharlal] Nehru pidió ayuda a Estados Unidos, el tipo de cosas que estaba pidiendo -escuadrones de apoyo aéreo estadounidense para proteger los cielos indios- no se pueden hacer de la noche a la mañana. O incluso artillería o munición, tienen que saber lo que necesitamos, hay que discutir estas cosas antes de una contingencia. Así que, aunque no luchemos juntos, necesitamos apoyo, desde diplomático hasta material, y para eso tiene que haber una planificación y un debate previos. Eso es lo que yo entendería por una cooperación más estrecha en materia de seguridad.
No es necesario que la retórica de la multipolaridad se lleve por delante la cooperación en materia de seguridad, podemos tener ambas. No me importa si quieren hablar de multipolaridad, reforzando al mismo tiempo la cooperación en materia de seguridad. Pero por ahora no veo eso. Veo un declive o al menos una ruptura de la asociación con Estados Unidos mientras hacemos todas estas otras cosas. Para mí, desde fuera, eso es lo que parece.
No tengo ningún problema con el resto de asociaciones estratégicas y con todo lo que estamos haciendo con los demás, pero [quiero ver] mayores asociaciones en materia de seguridad con Estados Unidos, Quad y otros socios, de modo que si hay una necesidad, [ya] hemos discutido lo que hay que hacer. Si alguna vez surge la situación, tendremos una planificación previa -incluidas contingencias como Taiwán, el Mar de China Meridional, etc.-, de modo que todas las expectativas de unos y otros se discutan antes de que ocurra algo. Por ahora, creo que eso no ha ocurrido. Eso es lo que considero un verdadero problema. Realmente no me importa cómo lo llamen – bipolar, multipolar – si hacen esto. Pero por ahora veo que todos estos llamamientos a la multipolaridad disminuyen esta otra parte, y eso es lo que me parece preocupante.
Usted realizó un interesante trabajo exponiendo estas opciones para India en su documento Carnegie, escrito antes de la guerra de Ucrania y antes del enfrentamiento de Ladakh en 2020. Para el lector, ¿qué arriesgaría India al articular la bipolaridad y adoptar un enfoque bipolar? ¿Significaría tener que tomar partido en algo como Taiwán? ¿Existiría el peligro a corto plazo de enfrentarse a una mayor hostilidad por parte de China?
No estoy muy seguro de que tengamos que articularlo con claridad. Como he dicho, no me importa cuál sea la articulación, [me importa] más lo que estamos haciendo realmente. Para consumo público y para no enemistarnos con China, podemos seguir hablando de multipolaridad. No tengo ningún problema con lo que se dice, sino con lo que se hace. El nivel de cooperación, que implica hablar de contingencias, es algo que obviamente Estados Unidos hace con sus socios de la alianza, como Japón, pero el acuerdo AUKUS, por ejemplo, habla explícitamente de que discutan lo que se puede hacer.
Ni siquiera tenemos que llegar a un tratado. Mientras tengamos ese tipo de cooperación, es suficiente. Podemos seguir hablando de multipolaridad, podemos seguir trabajando con los BRICS y la OCS, pero eso no debería ir en detrimento de otras cosas necesarias con nuestros socios, Estados Unidos, Japón, Francia, etcétera.
¿Cree que el bagaje histórico y la dependencia militar de Rusia hacen que la clase dirigente india tema ampliar la asociación en materia de seguridad con Estados Unidos? ¿O es irrelevante ahora debido a la cooperación chino-rusa?
Creo que existe cierta preocupación al respecto, pero el principal motivo son razones ideológicas internas. Puedo entender algunas cosas. Somos una sociedad poscolonial. La historia colonial de Occidente hace que parte de esto sea comprensible. Pero tenemos que superarlo. En 1971, lo hicimos muy bien. Se sacó una copia de un acuerdo, se hizo firmar rápidamente a los rusos, se les obligó a apoyarnos y, en cuanto terminó la guerra, nos deshicimos de los rusos. En realidad es un buen ejemplo. Pero la razón por la que eso no funcionará es que entonces estábamos tratando con un país mucho más débil -Pakistán- y necesitábamos a los rusos a bordo para que nos dieran cierta cobertura frente a China, que también era bastante débil en aquel momento, y principalmente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Esa ya no es una estrategia viable frente a China, que es mucho más poderosa. Necesitamos una planificación mucho más cuidadosa, no una medida ad hoc. La dependencia que tenemos de las armas rusas es realmente preocupante. Pero incluso más que esas preocupaciones, creo que existe una incomodidad ideológica más profunda respecto a la asociación en un sentido formal con Estados Unidos. Y creo que ése es un problema mucho mayor.
Recapitulando para el lector, si India aceptara un mundo bipolar, su argumento es que India no puede seguir el camino de la no alineación como hizo en el anterior sistema bipolar -la Guerra Fría- porque China está justo a nuestras puertas. Crees que India tendría que elegir más claramente una posición.
En el último orden bipolar, las dos potencias estaban lejos de nosotros. Así que podíamos enfrentarlas entre sí, que es lo que hicimos, y que es lo que hicieron varios países en desarrollo. Y eso es lo que pueden hacer hoy varios países en desarrollo, si vas a África, Oriente Medio, quizá incluso América Latina, sin duda Europa. Esos países, al estar lejos de las dos potencias polares, pueden permitirse enfrentar a una contra la otra y obtener lo mejor de ambas.
Recibimos un enorme apoyo económico durante la Guerra Fría. De hecho, fuimos los mayores receptores de ayuda económica estadounidense y recibimos una enorme cantidad de ayuda diplomática y militar de los soviéticos. Incluso tuvimos garantías de seguridad de Estados Unidos a lo largo de los años 60, frente a China, y también garantías nucleares después de que China probara sus armas nucleares.
Como estaban lejos de nosotros, podíamos enfrentarnos unos a otros. Ya no estamos en esa situación. Ahora estamos en disputa con una de esas potencias polares, y están en nuestra vecindad. India, así como el Sudeste Asiático y el Noreste Asiático, no pueden permitirse el lujo de enfrentarse entre sí. Sé que la ASEAN lo está haciendo, pero creo que, en última instancia, no puede permitírselo. El poder no se transmite bien en la distancia. Cuanto más lejos estás, menos te afecta el poder de alguien. Pero estamos justo en sus fronteras.
En el documento también se aborda la opción contraria a la intuición: que India acepte la hegemonía china, aunque se descarta. Porque también es una opción en un mundo bipolar. ¿Hay alguna posibilidad de que se produzca una distensión entre India y China?
No es del todo improbable. Por ejemplo, mire la política interna estadounidense. Si [el expresidente estadounidense Donald] Trump volviera y decidiera retirar a EE.UU. de sus compromisos con el Indo-Pacífico, la OTAN, etc. -porque en EE.UU. hay una creciente opinión interna de que esta no es nuestra lucha-, entonces nos quedamos en una situación en la que puede que no tengamos muchas opciones. En ese caso, tenemos que ser pragmáticos y hacer las paces con los chinos. Puede que no sea una paz que nos guste, pero tendremos que hacer lo que podamos para sobrevivir a ese periodo. En ese momento no tendremos elección, porque nadie más puede equilibrar la balanza contra China. Esta es una posibilidad a corto plazo.
La posibilidad a más largo plazo es que EE.UU. disminuya de forma constante y, en 20 o 30 años, China se convierta en hegemón mundial. De nuevo en ese contexto, acabaríamos en una situación como la de América Latina hoy en día, en la que pueden quejarse todo lo que quieran, pero están bajo la hegemonía estadounidense y no pueden hacer frente a ella.
Hace unos años escribí un artículo titulado «La latinoamericanización de Asia», en el que decía que si Estados Unidos declinara a largo plazo -lo que llevaría muchos años, dado lo poderoso que es hoy en día-, podría retirarse del Indo-Pacífico, no por intención, sino por capacidad. De nuevo, entonces India tendría que plantearse alguna forma de convivir con China. En las circunstancias actuales, cuando tenemos la opción de equilibrar, por supuesto que debemos equilibrar.
En un artículo reciente sobre las lecciones que puede extraer India de la guerra de Ucrania, escribía: «aunque se trata de un impresionante acto de equilibrio, también corre el riesgo de que India se confíe demasiado en su indispensabilidad y subestime la necesidad de amigos en una posible crisis futura». En otras palabras, el éxito de India, hasta ahora, podría estar enseñándole la lección equivocada sobre el actual orden de seguridad mundial». Cuéntenos más sobre esta lección.
Estados Unidos, dado su poder, puede permitirse ser más indulgente con sus socios. Ya sea Francia, durante el periodo de la Guerra Fría, o Alemania, Turquía o Israel, todos ellos son países que han hecho cosas con las que EEUU no estaba de acuerdo, pero que ha podido ignorar porque puede permitírselo. En el caso de India, el artículo de Ashley Tellis indica preocupación [desde DC]. El hecho de que Estados Unidos se muestre solícito con India no significa necesariamente que necesiten a India más de lo que India les necesita a ellos. Esto es muy preocupante, porque aquí se repite constantemente que, de algún modo, India es necesaria para Estados Unidos y que India es indispensable.
Supongamos, por el bien del argumento, que India y Estados Unidos no fueran socios. India seguiría teniendo que mantener el equilibrio con China. India no tiene elección. Por tanto, si Estados Unidos no fuera socio de India, seguiría beneficiándose del equilibrio de India contra China. No podemos hacer las paces con China porque no seamos socios de Estados Unidos. Pero EE.UU. obtendrá el beneficio de nuestro equilibrio contra China, «gratis», por así decirlo. Lo que quieren es que India se equilibre contra China, algo que conseguirán en cualquier caso. La asociación [indo-estadounidense] pretende ayudar a fortalecer a India, para que ofrezca un mejor equilibrio contra China del que puede ofrecer por sí sola, lo que ayudaría a Estados Unidos.
Pero a la hora de la verdad, no es necesario que Estados Unidos se asocie con India. Y Estados Unidos ya tiene otros socios militares, como Japón y Australia, mientras que India no tiene a nadie más que pueda ayudarle a mantener el equilibrio frente a China. Nuestro valor para Estados Unidos está siendo en parte exagerado, porque Estados Unidos es muy indulgente y bueno en la gestión de alianzas, no se parapeta en ceremonias, no se ofende por diversas cosas, etc. Pero tendemos a pensar que su solícito apoyo a India no es necesario. Pero tendemos a pensar que su solicitud se debe a que somos indispensables. Es un temor que tengo.
Escribí ese artículo hace un par de meses y acaba de publicarse. Pero el artículo de Tellis me sugiere que existe una preocupación creciente en DC. Tellis ha sido uno de los promotores a largo plazo de India, durante 20 años ha hecho campaña a favor de unas relaciones más estrechas entre India y Estados Unidos y siempre ha sido positivo sobre la relación, pero ese artículo recibió muchos comentarios negativos y la oposición de observadores indios. No obstante, es un artículo que indica en parte esa preocupación de que India está exagerando y asume que puede hacer lo que quiera.
Se nos acaba el tiempo, así que tres últimas preguntas. ¿En qué está trabajando ahora?
Tengo un proyecto de libro a largo plazo sobre la política exterior india desde una perspectiva realista.
Hay otras dos cosas: Una es analizar el realismo desde una perspectiva regional. Una de las cosas desafortunadas de que el realismo esté tan dominado por los académicos estadounidenses es que tienden a centrarse en la política de las grandes potencias. Y el realismo tal y como funciona en el sistema mundial y el realismo tal y como funciona en el ámbito regional presentan diferencias significativas.
[La otra] es sobre Kautilya. Creo que es más apropiado como realista, porque escribía en una época en la que el imperio no era un imperio, era un reino entre muchos, y por eso es más apropiado para nuestra situación en la que tenemos varias potencias que se enfrentan. No es realismo de gran potencia. El realismo de las grandes potencias es útil, pero no lo es especialmente desde una perspectiva india, porque no somos una gran potencia y tenemos que existir dentro de un sistema regional en el que surgen muchas otras complicaciones.
Si no me equivoco, usted menciona algo de esto en un capítulo del Routledge Handbook on International Relations of South Asia. ¿Qué ideas erróneas sobre la política exterior india tiene que corregir constantemente?
Una es sobre la no alineación. La no alineación tenía un componente ideológico. Pero también existe una explicación realista de la no alineación. Se puede explicar basándose en las realidades de poder a las que se enfrentaba India. India era un Estado bastante seguro en el período de la Guerra Fría, en el sentido de que China no era mucho más fuerte que él, y dentro de la región era la potencia dominante. Realmente no tenía una gran preocupación por la seguridad o una preocupación significativa por la seguridad, lo que le permitió adoptar el no alineamiento.
Existe una explicación de la no alineación desde una óptica realista puramente material, mientras que me parece que casi todas las obras sobre la no alineación tienden a considerarla como ideacional o ideológica. En la medida en que algunos sí lo ven en un sentido realista, lo ven como una estrategia realista, en contraposición a una explicación de la misma desde un punto de vista realista. Son cosas diferentes. Ese es uno de los principales conceptos erróneos, que espero abordar cuando termine mi libro. Por desgracia, el no alineamiento se ha defendido como Realismo, pero no se ha explicado como no alineamiento.
¿Tres libros o artículos que le hayan influido?
Teoría de la política internacional, de Kenneth Waltz. La primera vez que lo leí fue como si se abriera una ventana, el mundo de repente empezó a tener sentido. Hay muchos problemas con Waltz. Leí a Waltz por primera vez hace cuatro o cinco décadas, y con los años he reconocido un gran número de problemas con sus concepciones, pero sin embargo para mí sigue siendo el principal texto de teoría de las relaciones internacionales.
Balance of Power in World History, editado por Stuart J Kaufman, Richard Little y William C Wohlforth. Este libro no ha recibido la atención que debería. El supuesto de gran parte del Realismo es que el equilibrio de poder siempre se repite. Demuestran que los equilibrios de poder no siempre se dan, por lo que a lo largo de la historia no siempre hay equilibrios, sino hegemonías, imperios, etcétera.
Regiones y poderes: La estructura de la seguridad internacional, de Barry Buzan y Ole Waever. Me hizo pensar más en las regiones y me influyó a la hora de alejarme del sistema global.
Sobre el tema de los lazos indo-estadounidenses, léase también:
Ashley Tellis amplía su artículo en una conversación con James M Lindsay, del Consejo de Relaciones Exteriores.
La respuesta de Ashok Malik al artículo de Ashley Tellis en el que sostiene que el conflicto de Taiwán no es el prisma adecuado para contemplar las relaciones indo-estadounidenses.
Pranay Kotasthane sobre los «dos equilibrios» en esta relación.
El artículo de C Raja Mohan también crítico con la multipolaridad:
Sanjaya Baru responds to C Raja Mohan: Getting multipolarity wrong
C Raja Mohan escribe: India en el G7: el mito de la multipolaridad
Mientras un marco bipolar envuelve Asia, Delhi oficial seguirá adaptándose, pero el discurso de política exterior se queda atrás
Escrito por C. Raja Mohan
Actualizado: 24 de mayo de 2023 12:35 IST
Los resultados políticos de la cumbre del G7 que concluyó el domingo plantean interrogantes sobre el pensamiento indio acerca de un mundo multipolar. La cumbre señaló la unidad de Occidente frente a los desafíos simultáneos planteados por Rusia y China. Más profundamente, reflejó la resistencia de la alianza occidental a pesar de las muchas diferencias entre Estados Unidos y sus socios.
Pero el mito de la multipolaridad perdura en el discurso de la política exterior india incluso cuando se perfila un mundo bipolar. Mientras la Delhi oficial se adapta ágilmente a las realidades de un mundo bipolar, el discurso de la política exterior india sigue atado a la confusión multipolar. Pero primero, a la cumbre del G7 en Hiroshima.
Los líderes del G7 reafirmaron su solidaridad con Ucrania en su batalla por poner fin a la ocupación rusa de su territorio, al tiempo que intensificaban las sanciones contra Moscú. También trataron de reducir las diferencias dentro del grupo sobre cómo tratar a China. La declaración del G7 limó las diferencias sobre China entre Estados Unidos y Europa al afirmar que no pretenden «desvincularse» de la economía china y que no están en contra del crecimiento económico de Pekín.
Acordaron «des-riesgar» los lazos comerciales con China oponiéndose a las políticas de no mercado y a la coerción económica de Pekín. El G7 también hizo un llamamiento a la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán y se opuso a los intentos unilaterales de Pekín de cambiar el statu quo territorial en los mares de China Meridional y Oriental.
El desarrollo de la cohesión en Occidente va parejo al creciente alineamiento entre Rusia y China. A medida que se dibujan las líneas de batalla entre ambos bandos, nos dirigimos hacia un marco bipolar. ¿Qué significa esto para el discurso indio sobre un mundo multipolar?
La palabra se utiliza al menos de tres formas distintas en el debate indio. Por un lado, para muchos, hablar de un mundo multipolar tiene que ver con el resentimiento político contra el poder de Estados Unidos o, más en general, del «Occidente colectivo». Esta retórica nos dice mucho sobre la arraigada emoción antioccidental en la élite india, pero ofrece poca ayuda para comprender la dinámica geopolítica del mundo. Es una ilusión sobre cómo debería ser el mundo en lugar de cómo es.
En segundo lugar, el término multipolar suele utilizarse de forma mucho más analítica para describir la estructura de poder internacional. Pero ningún análisis de la distribución global del poder en la actualidad puede probar la afirmación de que estamos ante un mundo multipolar. En la mayoría de los casos, la reclamación se refiere al debilitamiento del poder estadounidense desde el apogeo del «momento unipolar» que siguió al colapso de la Unión Soviética.
La consolidación de la UE, la reafirmación de Rusia, el rápido ascenso de China, el peso sustantivo de Japón y la lenta emergencia de India se ofrecen como pruebas de la existencia de un mundo multipolar. La conclusión, sin embargo, es inexacta, ya que el poder no se distribuye uniformemente entre las grandes potencias.
La integración ha hecho de la UE una entidad poderosa, pero está muy lejos de convertirse en un actor geopolítico político, y mucho menos creíble. Rusia se está reafirmando política y militarmente, pero es un actor económico débil, con un PIB que apenas representa una décima parte del de la UE. Japón es la tercera economía mundial, pero tiene poco poder militar y aún menos voluntad política para plantearse el uso de la fuerza.
Sólo China está desarrollando un poder nacional global comparable al de Estados Unidos. Pekín compite cada vez más con Estados Unidos en el frente económico. Está empezando a desafiar la ideología liberal de Occidente ofreciendo un modelo político y económico alternativo. Sin embargo, China aún no ha alcanzado la sofisticación del poder tecnológico estadounidense ni ha igualado el músculo militar de Washington. China nunca ha tenido una red de alianzas tan amplia como la de Estados Unidos. El reciente esfuerzo de Pekín por construir una alianza con Rusia es un paso importante en esa dirección.
India y otros países como Brasil, Indonesia y Arabia Saudí están ascendiendo en la jerarquía de poder mundial, pero tienen serias limitaciones. No cabe esperar que ninguno de ellos esté a la altura de las capacidades de Estados Unidos o China en un futuro próximo.
Un mundo multipolar presupone la existencia de unas pocas grandes potencias de tamaño y capacidades similares. En la actualidad, la discusión académica se centra entre quienes insisten en que el mundo sigue siendo unipolar, aunque con un poder estadounidense reducido, y quienes sostienen que el mundo se está volviendo bipolar, dominado por Estados Unidos y China.
Un tercer uso del término «mundo multipolar» se refiere a las estrategias que buscan el equilibrio frente a la potencia dominante. Esto ha ganado terreno en la década de 1990, cuando varias potencias, entre ellas India, intentaron desarrollar estrategias políticas e institucionales contra los peligros de un poder estadounidense ilimitado.
La decisión de India de unirse al foro RIC con Rusia y China y a los BRICS, que también incluían a Brasil y Sudáfrica, fue una respuesta a la doble amenaza de Estados Unidos. Una fue la política de la Administración Clinton de hacer retroceder los programas nucleares y de misiles de India; la otra, el activismo estadounidense en la cuestión de Cachemira.
Durante la década de 1990 y principios de la de 2000, Delhi creía que Estados Unidos era el principal desafío y que China y Rusia formaban parte de la respuesta a ese desafío. Tres décadas después, el contexto geopolítico y la naturaleza de las amenazas a India han cambiado significativamente.
En el siglo XXI fue EE.UU. quien tomó la iniciativa para acabar con el aislamiento de India del orden nuclear mundial, mientras que Pekín ha intentado bloquear la pertenencia de India al grupo de proveedores nucleares. Mientras que Estados Unidos ya no se entromete en la cuestión de Cachemira, es China la que se entromete de muchas maneras: arrebatando territorio, apoyando a Pakistán y planteando la cuestión en los foros internacionales.
Más allá de Cachemira y de la amenaza territorial, China plantea desafíos en el frente económico, debilita a Delhi en la región y contrarresta las aspiraciones globales de India. Rusia, que ayudó a India a equilibrar a China en el pasado, se está acercando cada vez más a Pekín. Esto ha convertido a Estados Unidos y a sus aliados asiáticos en una parte importante del cálculo estratégico de India.
Mientras los académicos pueden debatir sin cesar sobre la naturaleza de la polaridad en el mundo, los gobiernos deben responder a las amenazas que se ciernen sobre ellos. A medida que aumentaban los desafíos de China en la segunda década del siglo XXI, Delhi realizó importantes ajustes en su visión del mundo. Añadió un matiz a la retórica al subrayar la importancia de promover una «Asia multipolar» y adoptó el constructo Indo-Pacífico.
El «mundo multipolar» indio de los años noventa consistía en protegerse del poder estadounidense a través del RIC y los BRICS; la «Asia multipolar» india de hoy se centra en equilibrar a China a través del Quad y las asociaciones con Estados Unidos y sus aliados. A medida que un marco bipolar envuelve Asia, Delhi seguirá adaptándose, pero el discurso de la política exterior india se queda atrás.
El autor es miembro del Asia Society Policy Institute y redactor de asuntos internacionales en The Indian Express.
Y esta es la respuesta en el mismo diario de Sanjaya Baru.
Sanjaya Baru responde a C Raja Mohan: Equivocarse con la multipolaridad
India siempre se ha negado a aceptar la idea de un mundo bipolar y ha favorecido un orden multipolar.
Escrito por Sanjaya Baru
Actualizado: 1 de junio de 2023 10:04 IST
En una curiosa columna («Los mitos multipolares de India», 24 de mayo) en la que tacha de «mito» la opinión generalizada de que la estructura de poder emergente entre los Estados-nación es «multipolar», es decir, distribuida en más de uno (unipolar) o dos (bipolar) centros de poder, C Raja Mohan no sólo ofrece una conceptualización engañosa de la multipolaridad, sino que también hace una propuesta cuestionable sobre la visión india de la misma.
Raja Mohan se equivoca al insinuar que el concepto de multipolaridad sugiere una «distribución uniforme del poder entre las grandes potencias». En ninguna parte de la literatura sobre multipolaridad o incluso sobre bipolaridad en la época de la Guerra Fría se presume una distribución uniforme del poder. Lo que se sugiere es que ningún Estado-nación o dos Estados-nación tienen la capacidad de ejercer su poder globalmente y, por lo tanto, tienen que trabajar junto con otras potencias, aunque sean menores.
Raja Mohan también se equivoca al suponer que las naciones que hoy ven la emergente distribución global del poder como multipolar están simplemente articulando un «resentimiento político contra el poder de Estados Unidos o, más ampliamente, del «Occidente colectivo»». Desde luego, éste no ha sido el caso de la articulación india, que se remonta incluso a la época de la Guerra Fría, cuando los dirigentes indios consideraban que India y varias otras naciones representaban un punto de vista independiente de las grandes potencias. La negativa de India a unirse a cualquier alianza militar no se basaba en el antioccidentalismo o el anticomunismo, sino en una visión india que rechazaba tal división del mundo.
Ni siquiera los académicos estadounidenses han considerado siempre el concepto de multipolaridad como «antiamericano». Consideremos, por ejemplo, la famosa caracterización del historiador de Harvard Samuel Huntington de la distribución del poder tras la Guerra Fría en la década de 1990 como «uni-multipolar», en lugar de «unipolar». Escribiendo en Foreign Affairs (1 de marzo de 1999) Huntington propuso: «Mi tesis central es que la política mundial ha pasado ahora de un breve momento unipolar al final de la Guerra Fría a una o quizá más décadas uni-multipolares en su camino hacia un siglo XXI multipolar».
Siguiendo la caracterización de Huntington de la década de 1990, he argumentado en otro lugar («The Geo-economics of Multipolarity» en S Chinoy & J Panda, Asia Between Multipolarism and Multipolarity, 2020) que la estructura de poder mundial tras la crisis financiera transatlántica de 2008-09 se entendía mejor como «bimultipolar», puesto que China ya había emergido como «superpotencia geoeconómica», aunque no como potencia militar.
La afirmación de Raja Mohan de que el mundo vuelve a ser «bipolar» -EE.UU. y la UE frente a China y Rusia- subestima el espacio disponible para la articulación de los intereses nacionales de «potencias intermedias» como India. De hecho, incluso la propuesta de que Occidente y Oriente se han fusionado en bloques sólidos, como durante la Guerra Fría, está sujeta a cuestionamiento, ya que muchas naciones de Europa, América Latina y Asia afirman sus propios intereses nacionales.
Si, por esta razón, Huntington consideraba el mundo de finales de los noventa como «uni-multipolar», entonces podemos considerar el mundo actual como «bi-multipolar», ¡sin que se nos acuse de antiamericanismo!
Los intentos de arrinconar a India en un rincón solitario, obligándola a tomar decisiones y a establecer alianzas, fracasaron en el pasado, cuando era una nación más débil y menos desarrollada. No se puede esperar que una India más fuerte y segura de sí misma caiga en la trampa de un modo u otro. Las relaciones de India con Estados Unidos, al igual que con China, Rusia o cualquier otra nación, se definirían en función de sus intereses y valores y no por miedo a nadie ni en favor de nadie.
El escritor es ex asesor del primer ministro Manmohan Singh
7. Mi vídeo de hoy, una crítica implacable.
Si la última vez era un pájaro con escaso éxito en su elaborado baile, el macho de la araña Maratus volans lo tiene bastante peor. Despliega en el baile de cortejo un abdomen multicolor muy llamativo. Pero si sigue bailando cuando la hembra ha demostrado que no le interesa, es fácil que se lo coma.