Miscelánea 30/X/2024

Del compañero y miembro de Espai Marx, Carlos Valmaseda.
1. Historia de la lucha por la liberación en Madagascar.
2. ¿Debemos seguir hablando de imperialismo?
3. Los fondos buitre contra Honduras.
4. Las maniobras occidentales en Líbano.
5. La situación política en Alemania.
6. Derrota de la izquierda en las municipales en Chile.
7. Pepe Escobar sobre Kazán.
8. Berrinche europeo en Georgia.
9. Elecciones en Mozambique.

1. Historia de la lucha por la liberación en Madagascar

A través de la entrevista a una veterana militante socialista podemos conocer algo de la historia de los movimientos revolucionarios en Madagascar. https://roape.net/2024/10/23/

La lucha en Madagascar: entrevista con Micheline Ravololonarisoa

23 de octubre de 2024

En una entrevista con ROAPE, Micheline Ravololonarisoa habla de la historia de Madagascar, del colonialismo francés y del notable movimiento estudiantil de 1972, del que fue una de las líderes como miembro del comité de huelga. Procedente de una familia apolítica, Micheline se convirtió en líder estudiantil, y después en activista panafricana, afincada en Kenia, y obligada a exiliarse del continente. Reflexiona sobre una vida de activismo y el lugar de Madagascar en África.

Antes de empezar, ¿podría hacer una breve introducción a los lectores de ROAPE sobre su historia política y su trabajo?

Micheline Ravololonarisoa: Vengo de una familia pequeño burguesa, que no pensaba mucho en las mujeres en política. Nunca me afilié a un partido político. La política era cosa de hombres y se consideraba traicionera, así que todo lo que se necesitaba era tener una buena educación en francés y preferiblemente en Francia.

Hasta aquí la alienación y la mente colonizada.

Muy pocas mujeres se afiliaron a partidos políticos, pero hubo un grupo floreciente de movimientos sociales en diferentes espacios.

Así que, en el último curso de secundaria antes de la universidad, tras leer algunas publicaciones sobre la Federación Universal de Movimientos Estudiantiles Cristianos (FUMEC) y enterarme de lo que hacían y pensaban, me uní al Movimiento Estudiantil Cristiano de Madagascar (SCM-MPIKRIMA), un movimiento estudiantil protestante progresista y de izquierdas que formaba parte de la Federación Universal de Movimientos Estudiantiles Cristianos (FUMEC) y del Consejo Mundial de Iglesias.Era una comunidad mundial de Movimientos Estudiantiles Cristianos comprometidos con el diálogo, el ecumenismo, la justicia social y la paz.

A través de esta organización conocí la ideología socialista y me «politizaron» en cuestiones de justicia, igualdad, participación de la mujer y derechos.

Formé parte de un grupo que fue a Tanzania a un curso de formación sobre socialismo organizado por la FUMEC. Más tarde, tras mi graduación universitaria, dejé Madagascar y vine a Nairobi (Kenia) para incorporarme a la Oficina Regional de la FUMEC para África, como responsable de programas para dirigir un proyecto llamado «Liberación». Pero esto fue después de un periodo de activismo en pleno auge del movimiento estudiantil en el propio Madagascar.

¿Puede hablarnos un poco de la historia política antiimperialista de Madagascar y de los movimientos políticos?

El pueblo de Madagascar, los malgaches, como todos los pueblos de las antiguas colonias francesas, resistieron al colonialismo y emprendieron luchas anticoloniales y antiimperialistas para oponerse a la ocupación francesa y a las políticas y programas coloniales para expulsar a los colonizadores franceses de su tierra, que ocupaban desde 1882.

Así pues, el tema central de la historia política de Madagascar siempre ha girado en torno a la lucha por la liberación, primero del yugo de la ocupación colonial y luego de la explotación capitalista

En ambos periodos surgieron movimientos populares organizados.

Ya en 1895, cuando Madagascar era todavía un protectorado francés, y durante todo el periodo colonial, hasta principios de 1905, el Movimiento Menalamba [literalmente, los de la ropa roja, mena(red)lamba es el chal que llevaban los combatientes de la resistencia] fue el movimiento anticolonial clave, que organizó y dirigió una revuelta contra la ocupación francesa en toda la isla. Sus acciones iban dirigidas no sólo contra la política económica de los colonizadores, en particular el sistema impositivo, sino también contra la acumulación capitalista de los allegados al monarca reinante;

En 1913, un grupo de intelectuales malgaches, principalmente médicos, creó el movimiento VVS (Vy, Vato, Sakelika – Hierro, Piedra, Ramificación). El principal objetivo de este movimiento era la preparación intelectual y espiritual del pueblo malgache «para trabajar sin descanso por Madagascar para liberar a la Nación y recuperar su independencia». La ambición de VVS era tener un partido político cuyo objetivo hubiera sido trabajar por la liberación total de Madagascar. Organizado en células de no más de 10 personas cada una, el movimiento rechazaba la política establecida por la fuerza de ocupación francesa para dominar Madagascar y llamaba a la solidaridad para luchar contra los colonialistas, por la igualdad de derechos y la dignidad. La movilización y la acción de VVS supusieron una amenaza de muerte para los franceses, hasta el punto de que utilizaron todas las herramientas represivas a su alcance para aplastar el movimiento. Aunque surgieron varios movimientos de resistencia en diferentes regiones del sur, norte y este de Madagascar, todos los miembros de la VVS, tras ser acusados de crear una asociación ilegal, fueron detenidos, encarcelados y tuvieron que esperar al final de la Primera Guerra Mundial, para ser liberados en 1921, tras las intervenciones de las iglesias protestantes y los parlamentarios comunistas franceses.

Desde la desaparición de la VVS y debido a los acontecimientos políticos mundiales, especialmente la segunda guerra mundial, la labor de los movimientos políticos militantes ha sido muy limitada, ya que el colonizador prohibió a los ciudadanos malgaches crear asociaciones. Sólo eran visibles y «toleradas» las reivindicaciones de los reformistas que querían que todos los malgaches tuvieran la ciudadanía francesa y se beneficiaran del mismo estatus y privilegios que los franceses.  

Las aspiraciones políticas de VVS dejaron una herencia ideológica que hizo crecer los sentimientos nacionalistas de muchos malgaches progresistas, que deseaban la independencia total.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, y tras el regreso de los malgaches que lucharon en el bando francés, se levantó la prohibición de la libertad de asociación, y nacieron varias asociaciones y partidos políticos, todos ellos partidarios de la autonomía de Madagascar -aunque en este momento no de la independencia.  El más notable de ellos fue el grupo de estudio comunista, partidos políticos como  PANAMA (Partie Nationaliste Malagasy) que afirmaban claramente que la independencia sólo podía obtenerse mediante la lucha armada. Su postura era proteger la unidad nacional, recuperar la soberanía nacional y recobrar la independencia por todos los medios. Partido muy bien organizado, mantenía relaciones con varios otros partidos y asociaciones fuera de Madagascar 

El MDRM (Mouvement démocratique pour le renouveau de Madagascar – Movimiento Democrático para la Renovación de Madagascar) se creó en París y Madagascar en febrero de 1946. El MDRM se convirtió en partido político en junio de 1946. El 29 de marzo de 1947, el MDRM lanza una ofensiva armada contra la ocupación francesa en todas las regiones de Madagascar, de este a oeste y de norte a sur, incluida Antananarivo, la capital, al tiempo que prepara la celebración de su primer Congreso, previsto para abril de 1947.  Aunque derrotado por la superioridad del ejército francés y la detención, encarcelamiento y asesinato de la mayoría de sus dirigentes, se mantiene viva la esperanza de la independencia de Madagascar.

Francia concedió el papel para la independencia de Madagascar en 1960.

¿Puede hablarnos de la revuelta campesina del sur de Madagasikara en 1971?

Dirigido por el partido político MONIMA (Mouvement nationaliste et independant de Madagasacar), este movimiento fue una revuelta contra el coste de los alimentos y la negativa de los campesinos a pagar impuestos. Violentamente reprimido por el régimen, que les acusaba de connivencia con los comunistas, el MONIMA fue disuelto por orden gubernamental y varios de sus líderes fueron enviados a prisión en Nosy Lava, la isla-prisión, principalmente para presos políticos. Muchos murieron allí de sed y hambre. Los que sobrevivieron a la detención fueron liberados en 1971;

Como activista del movimiento estudiantil de mayo de 1972, este movimiento condujo al fin del primer gobierno poscolonial en Madagascar. ¿Puede hablarnos de este movimiento y de su participación?  

El origen del movimiento estudiantil de mayo de 1972 y del posterior movimiento popular que derribó el primer gobierno poscolonial de Madagascar, fue el estado de la educación. El sistema educativo de Madagascar era una expresión de la continuación de la presencia colonial francesa y constituía la base de la desigualdad social en el país, basada esta última en las diferencias y la división por motivos étnicos y de clase.

La política divisoria en el contenido y la calidad de la educación fue un sello distintivo de la política continua francesa de divide y vencerás para mantener un firme control sobre la formación de las élites del país y convertirlas en serviles ejecutoras de las ambiciones neocoloniales de Francia.

Diferentes fuerzas sociales progresistas, incluidos partidos políticos socialistas como el AKFM (Partido del Congreso para la Independencia de Madagascar, prosoviético) y la MONIMA, argumentaron que la independencia política del país, concedida por Francia en 1960, es sólo la primera etapa en el largo camino hacia la descolonización. La independencia era sólo nominal. Teníamos independencia (sobre el papel) pero no éramos independientes.

En marzo de 1971, once años después de que Francia concediera a Madagascar la independencia formal, los estudiantes de la Facultad de Medicina de Antananarivo se declararon en huelga para protestar por sus condiciones materiales y la desigualdad en el contenido y los resultados de sus estudios en comparación con los que se impartían en la Facultad de Medicina de la Universidad de Madagascar. Esta protesta marcó el inicio de un periodo de intensas luchas políticas y económicas durante el cual las tensiones ideológicas entre liberales y socialistas alcanzaron su punto álgido.

En este intenso periodo de lucha, ¿podría hablar directamente de su propia  implicación?

En 1972 cursaba el tercer año de literatura y lengua malgaches en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de Madagascar. El 24 de abril, en solidaridad con la reivindicación de los estudiantes de medicina de que se revisara el plan de estudios de la época colonial y se despidiera a los profesores franceses de la facultad, los estudiantes de todas las facultades de la universidad se sublevaron y pronto crearon un vasto movimiento nacional que incluía también a los estudiantes de secundaria. Bajo la dirección de la Federation des Associations d’etudiants de Madagascar (FAEM), de la que yo era secretario general, se emprendieron campañas de información y concienciación, cuyos objetivos eran proporcionar el análisis correcto y el marco ideológico a las reivindicaciones formuladas por el movimiento. Además de las tareas de concienciación, se emprendieron esfuerzos serios y sistemáticos de creación de alianzas con diferentes organizaciones profesionales y de base de todo Madagascar;

Para nosotros, este camino tenía dos vertientes: en primer lugar, la descolonización total de Madagascar en forma de la plena propiedad del pueblo malgache de los medios de producción intelectuales, sociales, económicos y políticos mediante la abolición del Acuerdo de Cooperación de 1960 con Francia, que personificaba la dominación institucional e ideológica permanente de la antigua potencia colonial. En segundo lugar, la creación de un nuevo marco social, económico y político favorable al pueblo y de propiedad malgache, aplicado y gestionado mediante el uso de la filosofía y la lengua malgaches, que es el principio y el objetivo de la «malgachización», tal y como se expresó posteriormente en la «Carta de la Revolución Socialista Malgache» (1975) escrita por el «Almirante Rojo» Didier Ratsiraka (1936-2021). [1]

Así, las asambleas durante la huelga fueron momentos de intenso trabajo político, de educación y concienciación que dieron a los universitarios y estudiantes universitarios la oportunidad de analizar, debatir y proponer y planificar el camino a seguir.

Aunque algunos de los líderes del movimiento eran miembros de partidos políticos, el movimiento era independiente de los partidos políticos. Su principal objetivo era analizar y comprender las razones estructurales más profundas de las desigualdades, no sólo en la educación sino en la sociedad malgache en general, y buscar la alternativa que pudiera transformar el estado de desigualdad, exclusión e injusticia.

Planificamos la organización de la huelga y pusimos en marcha las distintas instancias que permitirán el análisis, el aprendizaje y la planificación de la transformación social y política por parte de todos.

Como uno de los dos representantes estudiantiles de la Faculte des Lettres et des Sciences Humaines, y Secretario de la FAEM, estuve en la primera línea de la planificación y búsqueda de la claridad del propósito del movimiento, asegurando la participación, y a pesar de la severa represión del régimen gobernante, y armados con la «inquebrantable determinación de librarnos» de lo que Lenin criticaba como el «amateurismo imperante en la lucha», empezamos a «establecer laboriosamente una organización de revolucionarios capaz de aportar energía, estabilidad y continuidad a la lucha política» y así elaborar la alternativa socialista para Madagascar.

Nos inspiramos en la experiencia de otros estudiantes y en las luchas populares en diferentes partes del mundo, en particular en América Latina, que debatimos durante nuestras reuniones.

La Comisión de Estudios redactó folletos que se distribuyeron por todo el país, gracias a la solidaridad de las empresas de autobuses que los transportaron gratuitamente a distintas provincias. Además, los miembros del comité de dirección dirigíamos los debates diarios en las escuelas y durante las asambleas generales, y a menudo eran los representantes de los estudiantes quienes daban dirección al movimiento.

¿Puede explicarnos qué ocurrió y qué consiguió en concreto?

Uno de los logros cruciales del movimiento es que los estudiantes adquirieron la libertad de hablar y expresarse de forma poco convencional y con palabras nuevas, muy en contra de la cultura malgache adquirida y convencional, por tanto sin censura paterna. Una verdadera emancipación, por no decir liberación total 

Entonces, en la noche del 12 de mayo de 1972, mientras celebrábamos la asamblea habitual en la sala principal de la universidad, haciendo balance de las discusiones del día en los seminarios y debatiendo cómo íbamos a construir alianzas con diversos grupos sociales, como sindicatos de trabajadores, profesores, profesionales, padres, jóvenes desempleados, organizaciones campesinas, y desarrollar una posición común sobre nuestra respuesta a la propuesta hecha por el gobierno pidiéndonos que reanudáramos las clases y entráramos en discusión con el gobierno, fue cuando fuimos duramente reprimidos.

El comité de huelga, del que yo formaba parte, estaba reunido en la oficina de la FAEM para preparar la manifestación prevista para la mañana siguiente y la reunión habitual del comité permanente de huelga (comite permanent), compuesto por dos delegados por escuela, tenía lugar en el aula magna de la universidad. Todos los participantes en la sala fueron rodeados por las FRS – Forces republicaines de securitè –  los menores de 18 años fueron separados y todos los demás fuimos arrestados y llevados a detención en Nosy Lava, la infame isla-prisión. Me enviaron a detención como a todos los que fueron acorralados .

En respuesta a esta detención, estallaron protestas en toda la capital, Antananarivo, mientras las FRS utilizaban munición real para dispersar a los manifestantes. Fue durante esta protesta cuando la ZOAM (Juventud Desempleada de Madagascar) -cuyos miembros procedían de los barrios pobres y «negros» de la capital- empezó a ser reconocida como una fuerza a tener en cuenta, ya que proporcionaba protección a los manifestantes desarmados. Tras la protesta popular, el régimen empezó proponiendo la creación de una junta militar que tomara las riendas del poder. Esta propuesta provocó serias divisiones, ya que algunas personas estaban de acuerdo con ella y otras, incluido el movimiento estudiantil, se oponían firmemente.

Este reconocimiento del ZOAM como fuerza política que ahora como representante del subproletariado urbano sin empleo, capaz de articular sus propios problemas y proponer su propia solución al estar representado en la toma de decisiones en el movimiento es uno de los cambios definitorios resultantes del movimiento popular que cambió el panorama político malgache.

La sólida organización y la mayor conciencia política de las diversas fuerzas sociales propiciaron la aparición de un claro marco teórico e ideológico para una «segunda independencia», pero la aplicación de estas propuestas se vio obstaculizada por la elección, mediante referéndum, de una junta militar de transición (1972-1975), tras la cual el Presidente Tsiranana abandonó el poder.

No obstante, el marco y las formas de aplicación siguieron debatiéndose durante el «Zaikabe», el Congreso del Pueblo, celebrado a principios de septiembre de 1972.

Antes del Congreso, se celebró un Seminario Nacional para preparar el Congreso y se estudiaron las propuestas presentadas por las diferentes categorías de actores.

Durante el congreso se hicieron propuestas sobre los sistemas sociales, económicos y políticos que debían construirse, mientras que las organizaciones campesinas, que representaban aproximadamente el 15% de los participantes, exigían la devolución de sus tierras confiscadas por las grandes empresas capitalistas francesas.

Tras el movimiento de 1972 y la celebración del Congreso Nacional, la aplicación de la resolución se dejó en manos del gobierno, que fue el gobierno militar. Como el objetivo del movimiento estudiantil y popular no era tomar el poder, sino hacer propuestas sobre el perfil de la gobernabilidad, la junta militar, tras detectar esta debilidad, hizo el mismo tipo de política que el primer régimen;

Después del movimiento en Madagascar, ¿puede hablarnos de lo que hizo después?

Tras el desmembramiento del movimiento y la decisión de la junta militar de celebrar un referéndum sobre la futura configuración de la gobernanza política de Madagascar, vi que habíamos llegado a un punto sin retorno, y abandoné Madagascar.

Tras conocer el papel que desempeñé en el movimiento estudiantil de Madagascar, la FUMEC (Federación Universal de Movimientos Estudiantiles Cristianos) me encomendó la tarea de dirigir un programa denominado Programa de Liberación. Se trataba de un programa cuyo objetivo era informar, sensibilizar y movilizar a los estudiantes de las universidades africanas para que se solidarizaran con la población de las antiguas colonias portuguesas, Zimbabue y Sudáfrica y aún bajo el apartheid. La FUMEC quería informar, sensibilizar y movilizar a los estudiantes de África bajo el apartheid.

Habiendo aprendido de mi experiencia en Madagascar que la información era clave para entender la dinámica política y la búsqueda de soluciones para abordarla, elaboré un boletín informativo llamado simplemente «Liberación» sobre cada país con las preguntas que se debatirían con los estudiantes durante mis reuniones con los alumnos de las universidades que visitaba. También me entrevisté con representantes de movimientos de liberación de distintas partes de África, principalmente de Tanzania y Zambia.

Tuve la oportunidad de conocer y unirme a grupos de estudio sobre socialismo, luchas de clases y luchas antiimperialistas, organizados por diferentes movimientos sociales africanos, y debatí con pensadores socialistas ahora muy conocidos, principalmente de África Oriental, como el difunto Babu, Issa Shivji, Mahmood Mamdani, y Yash Tandon, entre otros, cada uno de los cuales mejoró enormemente mis conocimientos, pero también han fortalecido mi determinación de trabajar por el cambio, la liberación, la igualdad y la justicia como mujer africana

Por último, ¿puede decirnos qué leyó y a qué conclusiones llegó más tarde en su vida a partir de su anterior activismo en Madagascar?

Como estaba instalado en Nairobi, tenía acceso a libros en inglés, así que leía con avidez los clásicos sobre la teoría de la  lucha de los pueblos africanos ya que no había mucho sobre África en Madagascar;

El libro que más me iluminó, y sigue haciéndolo hoy, es el de Rodney Cómo Europa subdesarrolló África (1972). Tanto es así que, como parte de mi programa, junto con otras organizaciones progresistas de Nairobi de la época y el Consejo Nacional de Iglesias de Kenia, invitamos a Walter Rodney a venir a Kenia y dirigirse a los estudiantes de la Universidad de Nairobi, así como a miembros de diversos movimientos sociales. Esto nos permitió profundizar en nuestra comprensión de la explotación capitalista y de cómo podemos organizarnos y contribuir a desmantelarla;

Más tarde, como fui uno de los comisarios del  Programa de Lucha contra el Racismo del Consejo Mundial de Iglesias, mi comprensión de los argumentos de Rodney me ayudó a contribuir al movimiento que exigía la desinversión de Sudáfrica y a movilizar a los estudiantes en favor de la solidaridad con los aborígenes australianos y los tamiles de Sri Lanka;

En 1975 la vida familiar me llevó primero a Europa, a Ginebra. Volví a Nairobi en 1978, donde descubrí que la gente que conocía del movimiento social había pasado a la clandestinidad en Kenia y publicaba el boletín PAMBANA, prohibido por el Gobierno de Moi, y varios de los camaradas que conocía entonces estaban detenidos por ese motivo. Mi trabajo político consistía en aportar solidaridad a sus familias en la medida de mis posibilidades. Hasta que detuvieron a mi marido por una acusación falsa y, tras su puesta en libertad, tuvimos que volver a salir de Kenia rumbo a Canadá.

En Canadá, me matriculé en un curso de posgrado sobre Estudios de la Mujer en la Universidad de Waterloo, al tiempo que daba clases de francés en ambas universidades, Waterloo y Wilfred Laurier, hasta que en 1991 vinimos al Reino Unido, donde mi marido consiguió un trabajo    

Primero trabajé en el Centro Africano y luego fundé la Agencia de Cooperación e Investigación para el Desarrollo, donde me encargué de la cartera de África Occidental, centrada en Malí, Níger, Burkina Faso, Chad y Mauritania, y desarrollé nuevos programas en Guinea, Liberia y Sierra Leona.

En cuanto a las lecciones aprendidas del compromiso con la política como mujer africana, diría que los debates, las discusiones y el aprendizaje durante los seminarios estudiantiles de 1972 produjeron conocimientos que me fueron útiles más adelante en mi vida. El propio movimiento estudiantil creó una mutación radical de la conciencia de lo que estaba mal, de lo que tenía que cambiar, de cómo podía producirse ese cambio y del papel que yo podía desempeñar en él.

Aquellos debates también pusieron en primer plano la noción de ser independiente, en contraposición a tener independencia.  

Nuestra ambición como estudiantes no era tomar el poder, sino facilitar la emergencia de un Estado democrático que pueda responder a las necesidades de los ciudadanos malgaches y apoyar la realización de sus aspiraciones.

Las prácticas políticas actuales no parecen permitir que se produzca tal proceso, por lo que volvemos a la eterna pregunta. ¿Qué hay que hacer?

Micheline Ravololonarisoa ha sido activista y socialista toda su vida y ha trabajado durante años como escritora y consultora de desarrollo. Micheline vive en Londres con su marido.

Notas

[1] La malgachización no se refiere únicamente al uso de la lengua malgache, sino también al principio que pretendía armonizar el contenido y el método de la educación para que estuvieran en consonancia con los «imperativos revolucionarios» de una ideología socialista, hacia la «construcción de un Estado socialista y verdaderamente malgache, enraizado en la filosofía, los valores, el proceso de pensamiento y la lengua malgaches.» (Carta de la revolución socialista malgache).

2. ¿Debemos seguir hablando de imperialismo?

Más para el debate sobre el imperialismo hoy. https://www.sinistrainrete.

¿Sigue siendo pertinente la categoría de imperialismo y qué países son imperialistas?

por Domenico Moro

El término imperialismo se asocia a los imperios más importantes del pasado, como el romano o el persa. Entre finales del siglo XIX y principios del XX, el término imperialismo se retomó para describir la nueva realidad mundial, caracterizada por la formación de varios imperios referidos principalmente a los estados de Europa Occidental. Por ello, el periodo comprendido entre la segunda mitad del siglo XIX y 1945, cuando comenzó la descolonización, se denominó la era de los imperios. El mayor imperio era el británico, seguido del francés, el español, el portugués y el holandés, que eran los imperios más antiguos. Los últimos países en sumarse a la carrera por las colonias fueron Estados Unidos, Japón, Alemania, Bélgica e Italia.

El imperialismo moderno difiere del antiguo en que no es sólo expansionismo militar, sino principalmente expansionismo económico, basado en la conquista de territorios para explotar y utilizar económicamente las colonias. El imperialismo es una fase del desarrollo del capitalismo, que caracteriza de manera peculiar la economía de los países imperialistas. Desde una perspectiva global, el imperialismo es un sistema basado en la división entre un centro metropolitano, los países imperialistas, y una periferia y semiperiferia, ambas explotadas y oprimidas por el centro.

Dado que el proceso de descolonización comenzó después de 1945 y las antiguas colonias se convirtieron en Estados independientes, ¿podemos seguir hablando de la existencia del imperialismo en la actualidad? Creemos que sí, pero con diferencias. La del imperialismo sigue siendo, por tanto, una de las categorías más importantes para interpretar la realidad. Para analizar el imperialismo actual y definir sus novedades con respecto al de la primera mitad del siglo XX, debemos partir de un texto fundamental en la interpretación de la era de los imperios, «Imperialismo. Etapa suprema del capitalismo’ de Lenin.

Lenin escribió El imperialismo en 1916, dos años después del comienzo de la Primera Guerra Mundial, que ya se había cobrado millones de vidas. Lenin describe el imperialismo como la causa del estallido de la guerra provocada por el conflicto, especialmente entre Inglaterra y Alemania, por el control imperialista de las colonias. El imperialismo, para Lenin, sin embargo, no es sólo militarismo, es sobre todo una fase del capitalismo, una fase avanzada que se produce una vez que los países individuales han alcanzado un nivel de desarrollo capitalista elevado.

Así pues, como ya se ha mencionado, el militarismo y el expansionismo agresivo, así como la hostilidad mutua entre los Estados imperialistas y la guerra mundial resultante, son una consecuencia de la economía capitalista. ¿Cuáles son las características de la economía capitalista en la fase imperialista? Las principales, según Lenin, son las cinco siguientes:

  1. la concentración de la producción y la centralización del capital que conducen a la creación de monopolios que sustituyen a la libre competencia;
  2. la fusión del capital bancario e industrial y la formación del capital financiero sobre la base de esta fusión;
  3. la gran importancia adquirida por la exportación de capitales sobre la exportación de mercancías;
  4. el surgimiento de asociaciones monopolísticas internacionales de capitalistas que se reparten el mundo;
  5. el reparto completo de la tierra entre las mayores potencias capitalistas.

Las fuentes de inspiración de Lenin: Hobson y Hilferding

La obra de Lenin se inspiró en los trabajos de dos economistas. El primero de ellos es John Atkinson Hobson, un liberal de izquierdas, que escribió una obra fundamental en 1902, Imperialismo, en la que analizaba en particular el imperialismo británico. La obra se divide significativamente en dos partes: la economía del imperialismo y la política del imperialismo. Nos centraremos en la primera parte y en concreto en el capítulo VI, «Las raíces económicas del imperialismo», porque como dice Hobson «Es inútil atacar el imperialismo o el militarismo en su manifestación política si no se apunta con el hacha a la raíz económica del árbol y si no se priva a las clases que tienen interés en el imperialismo de las rentas excedentes que buscan esta salida.»[i]

En la raíz del imperialismo Hobson sitúa la gran concentración de riqueza en manos de un pequeño número de capitanes de la industria. El asombroso aumento de sus ingresos -derivado de los enormes beneficios de sus empresas- no se ve contrarrestado por un aumento adecuado de su consumo. Esto crea un aumento sin precedentes del ahorro. Como consecuencia, la capacidad de producción supera la demanda del mercado nacional y las actividades manufactureras se saturan de capital. Así pues, no se puede ahorrar ni en la compra de bienes ni en la inversión en actividades de producción industrial en el país. La única solución podría ser la exportación de bienes y capitales a los mercados extranjeros. Pero esto es imposible, porque entretanto los países más desarrollados han adoptado el proteccionismo, defendiendo sus manufacturas, especialmente frente a la competencia británica, con elevados derechos de aduana. De ahí que el proteccionismo impulse la expansión hacia países menos desarrollados y libres de aranceles, como China, el Pacífico y Sudamérica.

Otro aspecto muy importante en la expansión hacia los mercados periféricos es el control estrecho y directo de los empresarios sobre la política, cuyo apoyo es necesario para emprender una política imperialista. Otro impulso al imperialismo lo da el desarrollo de los cárteles, es decir, los acuerdos entre empresas para controlar el mercado interior fijando cuotas de producción y precios. Los cárteles pretenden obviar la libre competencia entre empresas y la consiguiente sobreproducción de bienes regulando la actividad productiva interna, lo que, sin embargo, exige una compensación mediante la apertura de los mercados extranjeros. El imperialismo, concluye Hobson, es el esfuerzo de los grandes controladores del mercado nacional por encontrar salidas que puedan absorber los bienes y el capital que no pueden vender o utilizar en casa.

Hobson no es sólo un economista, sino también un reformador social. Para él, el imperialismo y el consiguiente militarismo pueden superarse mediante la reducción del exceso de ahorro. Esto es posible mediante la redistribución de la riqueza. Si el excedente de ingresos de los terratenientes se destinara a salarios altos o a la comunidad, mediante una mayor fiscalidad de los ricos, de modo que se gastara en lugar de ahorrarse, no habría necesidad de luchar por los mercados extranjeros. Las reformas sociales defendidas por Hobson son de dos tipos: las llevadas a cabo por el movimiento obrero (salarios, pensiones, prestaciones) y las llevadas a cabo por el socialismo estatista. Por lo tanto, según Hobson, el movimiento obrero y el socialismo son enemigos naturales del imperialismo. La historia del siglo XX se encargará de desmentir las esperanzas de Hobson sobre la vulnerabilidad del imperialismo: tanto el movimiento obrero como el Partido Laborista británico, en su mayoría, apoyarán a su imperialismo nacional, especialmente a la hora de votar los créditos de guerra en 1914. El propio Lenin desarrollaría la categoría de aristocracia obrera para designar a la parte de la clase obrera que, beneficiándose de los superbeneficios imperialistas, constituía la base social del revisionismo socialista.

La segunda obra en la que se inspira Lenin es «El capital financiero» (1910) de Rudolf Hilferding, marxista austriaco y líder de la socialdemocracia alemana. Nos centraremos en la parte V, ‘Por una política económica del capital financiero’, y en particular en el capítulo XXII, ‘La exportación de capital y la lucha por el espacio económico’.

La categoría más importante que Lenin toma de Hilferding es la de capital financiero. El capital financiero es la nueva forma que adopta el capital a principios del siglo XX. Consiste en la integración de los tres tipos de capital, comercial, bancario e industrial, los tres colocados bajo la dirección de las altas finanzas. El capital financiero es, según Hilferding, el mayor factor de aumento de la importancia de la vastedad del espacio económico. La concentración de todo el capital monetario en los bancos conduce a la exportación planificada de capital, como exportación de valor para generar plusvalía en el extranjero. La exportación de capital al extranjero es tanto una liberación de las limitaciones del mercado interno como un factor atenuante de las crisis inherentes al capitalismo. La dominación incontestable sobre los nuevos territorios coloniales es el instrumento para impedir la exportación de capitales de otros países.

También según Hilferding, el proteccionismo y los cárteles desempeñan un papel importante en el desarrollo del imperialismo en este periodo. El objetivo del proteccionismo y de los cárteles es la supresión de la competencia. Es más fácil suprimir la competencia si se incorporan partes del mercado mundial al mercado nacional, es decir, si se lleva a cabo una política colonial. En resumen, los objetivos del capital financiero son tres: a) crear el mayor espacio económico posible; encerrar este espacio dentro de barreras aduaneras; c) hacer de este espacio una zona exclusiva de explotación para el capital nacional imperialista.

De ahí la hostilidad mutua entre los países europeos y la aspiración a incorporar mercados extranjeros neutrales en lugar de países con un alto grado de desarrollo capitalista. Esta última afirmación de Hilferding queda desmentida por los objetivos de la Alemania Guillermina durante la Primera Guerra Mundial, que incluían la subordinación e incluso anexión de partes de Bélgica y Francia y el proyecto de Mitteleuropa como nueva zona económica junto a América, Rusia y el Imperio Británico [ii], y sobre todo la política de subordinación semicolonial de la Alemania nazi incluso de los países desarrollados conquistados de Europa Occidental.

El fin del libre comercio y del proteccionismo, siempre según Hilferding, hace que se agraven las contradicciones entre el desarrollo del capitalismo alemán y la relativa estrechez de su área de mercado, llevando a una situación de conflicto entre Inglaterra y Alemania que empuja hacia una solución violenta, como de hecho ocurriría con la Primera y luego con la Segunda Guerra Mundial. De ahí que el poder político sea uno de los factores dominantes en la lucha económica. De ahí la importancia de sustituir un Estado débil, como lo era en el primer liberalismo, por un Estado fuerte capaz de llevar a cabo una política expansionista e incorporar nuevas colonias. La dominación mundial es la máxima aspiración del Estado nacional imperialista y la expansión incesante es una necesidad económica ineludible.

Además del Estado, Hilferding también entra en cuestiones políticas: la ideología imperialista es una ideología de raza o, mejor dicho, de la superioridad de las razas blancas que determina un ideal hegemónico oligárquico.

Para concluir este rápido repaso al pensamiento de Hilferding, cabe señalar que el marxista austriaco también piensa en cómo superar el imperialismo. Sin embargo, se muestra escéptico ante la ampliación del mercado interior en un contexto capitalista. De hecho, la ampliación del mercado interior mediante salarios elevados conduce a la caída de la tasa de beneficio y, por tanto, a la ralentización del proceso de acumulación del que se deriva, por un lado, la reducción aún mayor de la tasa de beneficio y, por otro, el empuje del capital hacia las industrias manufactureras donde la competencia es máxima y la capacidad de cartelización es mínima. El interés de los capitalistas es, por tanto, el de la ampliación del mercado, pero no del interior sino del exterior. El nacional debe permanecer estable, incluso a través de los derechos de cártel, que, a largo plazo, perjudican a los trabajadores y debilitan a los sindicatos.

Sin embargo, la visión de Hilferding sobre la superación del imperialismo no se basa en el liberalismo, sino en el socialismo. El imperialismo universaliza el impulso revolucionario inherente al capitalismo, universalizando las condiciones previas para la victoria del socialismo. La función socializadora del capital financiero -la unificación del capital comercial, bancario e industrial- y el papel más fuerte del Estado determinan la posibilidad de que la clase obrera se apodere del capital a través de la conquista del Estado. También en este caso, la historia se ha encargado de desmentir el determinismo de Hilferding, ya que la conquista electoral del poder político por la socialdemocracia durante la República de Weimar no condujo al socialismo sino, a la larga, al nazismo y a la Segunda Guerra Mundial, al mantenerse firme el dominio del capital financiero sobre el Estado. No bastaba, por tanto, con tomar el control del Estado mediante elecciones. La afirmación del socialismo, como señaló Lenin, pasa necesariamente por la destrucción del Estado del capital, caracterizado por la burocracia y el militarismo, y la construcción desde los cimientos de un Estado socialista.

Las diferencias y similitudes entre el imperialismo pasado y el actual

Han pasado más de cien años desde que Lenin escribió «El imperialismo» y el capitalismo ha cambiado entretanto. Por lo tanto, debemos preguntarnos si lo que escribió Lenin sigue siendo válido. Para responder a esto, debemos preguntarnos cómo se caracteriza el capital hoy en día, especialmente en su dimensión internacional.

En primer lugar, debemos preguntarnos si se han reducido las diferencias entre centro y periferia. A este respecto, cabe señalar que la globalización ha coincidido con una era de reequilibrio del desarrollo a favor de ciertos países periféricos que han sido definidos como emergentes precisamente porque han reducido la distancia que les separaba del centro. El país emergente más importante es China, que durante décadas ha experimentado un crecimiento vertiginoso de su PIB hasta convertirse en la segunda economía del planeta. A pesar de ello, el nivel de desigualdad entre el centro y la mayoría de los países periféricos sigue siendo mayor que a principios del siglo XX. Esto confirma que la era del imperialismo está lejos de haber terminado, aunque haya países como China y el resto de los Brics (Brasil, Rusia, India, Sudáfrica) que se esfuerzan, con diferentes resultados, por emanciparse de la subalternidad respecto al centro imperialista, representado por EEUU, Europa Occidental y Japón.

En cuanto a la forma que adopta el imperialismo, ya no es lo que era. La razón reside en los cambios que se han producido en los mercados y en las empresas. A principios del siglo XX, los mercados en los que operaban los capitales eran nacionales y las empresas, incluso las grandes, eran empresas nacionales. Los mercados también estaban protegidos por elevados derechos de aduana para defender las industrias locales. Las colonias también formaban parte de esta defensa aduanera, porque eran extensiones de los mercados nacionales. De ahí la existencia de un imperialismo formal, basado en la gestión directa y administrativa de la periferia, que quedaba reducida a la condición de colonia. Por eso Lenin en el punto número cinco de las características del imperialismo citaba «la división consumada de la tierra entre las mayores potencias capitalistas». Hoy en día ya no hay colonias ni un reparto de tierras consumado entre las potencias imperialistas, y el imperialismo es de tipo informal. Ya no existe una dominación administrativa directa sino una dominación indirecta principalmente financiera y económica. El aspecto militar sigue existiendo pero se declina de otra manera, como veremos más adelante.

Otro elemento de diferencia es la fuerte reducción de las barreras aduaneras y del proteccionismo, que fue pareja a la eliminación de las colonias. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la potencia hegemónica, Estados Unidos, ha sentado las bases para la reconstrucción del mercado mundial, en el que el flujo de mercancías y capitales era libre. La globalización ha acentuado este rasgo, dando lugar al crecimiento del comercio internacional y a la libre circulación de capitales y, en particular, de inversiones productivas entre los países del centro y del centro a la periferia. Las empresas también han cambiado. En una época, la concentración y centralización del capital llevó a la creación de monopolios y cárteles a escala nacional. Hoy en día, siguen existiendo sectores monopolísticos, pero lo más frecuente es que prevalezca el oligopolio. Las empresas más importantes ya no operan únicamente a escala nacional. De hecho, el mercado nacional es a menudo uno de los menos importantes para las empresas. Las empresas contemporáneas son multinacionales, es decir, tienen la cabeza en un país y la producción repartida por todo el mundo, o transnacionales con la cabeza, así como la producción, repartidas por todo el mundo. Aunque sigue existiendo una tendencia al monopolio y a la superación de la competencia, el aspecto dominante es el de la competencia, a nivel del mercado mundial, entre empresas multinacionales y transnacionales. La dominación es ejercida económicamente por las multinacionales sobre los países subordinados donde se localiza la producción, generalmente de bajo valor añadido, o de donde se importan materias primas baratas.

El del capital es un proceso dialéctico y oscila entre tendencias hacia el proteccionismo y el liberalismo. De hecho, Trump prometió en su campaña electoral la introducción de nuevos aranceles aduaneros sobre todas las mercancías procedentes de la UE y China, sin perdonar siquiera a Canadá y México. Se introducirán aranceles aduaneros «automáticos» del 10% al 20% sobre todas las mercancías que entren en EE.UU., con picos de hasta el 60% para las que lleguen de China. Es significativo que Trump proponga que las empresas que quieran exportar bienes exporten capital construyendo instalaciones de producción en Estados Unidos. Las palabras de Trump significan una división dentro del capital estadounidense, entre los sectores industriales que necesitan protección y los sectores aún vinculados a las ventajas de la globalización. Pero las palabras de Trump también significan una actitud diferente hacia los aliados europeos, cuya base de producción, ya penalizada por los altos costes de la energía debido a la guerra en Ucrania, podría reducirse aún más, en favor de EE.UU., con la transferencia de la producción para eludir los derechos de aduana.

Lo que hemos dicho son las principales diferencias entre el imperialismo de la época de Lenin y el actual. Sin embargo, el texto de Lenin sigue manteniendo su validez porque los aspectos más característicos del imperialismo siguen siendo relevantes hoy en día. El primer aspecto, y el más importante, reside en el hecho de que hoy, como hace cien años, el capital se caracteriza por una sobreproducción de mercancías y una sobreacumulación de capital, lo que conduce a una tendencia a la baja de la tasa de beneficio. Por esta razón, las empresas tienden a expandirse en el extranjero, tanto en los países avanzados, donde existen mercados más ricos, como en los países periféricos, donde la tasa de beneficio es más elevada. Esta tendencia se expresa no sólo a través de la exportación de mercancías, sino sobre todo, como ya señalaron Hilferding y Lenin, a través de la exportación de capital, que puede adoptar dos formas: inversiones de cartera e inversiones directas en el extranjero. Las inversiones de cartera son inversiones a corto plazo generalmente en instrumentos financieros, las inversiones directas en el extranjero (Ide) son a largo plazo y son productivas. Las Ide son de dos tipos, aquellas de campo verde que implican la construcción de plantas industriales desde cero y las fusiones y adquisiciones, cuyo objetivo es controlar o participar en empresas extranjeras ya existentes. Ide dividen a su vez en inversiones de salida (outward) de un solo país a países extranjeros e inversiones de entrada (inward) de países extranjeros a un solo país.

Nos centraremos en el stock de salidas de Ide porque representa mejor la permanencia de la tendencia a la prevalencia de las exportaciones de capital. En primer lugar, hay que señalar que los países centrales de la metrópoli imperialista, en particular los del G7 (EE.UU., Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá, Japón), tienen un stock de Ide hacia el exterior en porcentaje de su PIB muy superior al de los países emergentes del Brics y, sobre todo, al de los países periféricos. También tienen un mayor stock de Ide hacia el exterior que hacia el interior, con la excepción de EE.UU. y el Reino Unido, que, dado su carácter de centros económicos y financieros mundiales, atraen mucho capital del exterior. Por lo que se refiere a 2023, entre los países del G7 mencionamos a EE.UU. con un Ide outward igual al 34,49% del PIB y un Ide inward igual al 46,87% del PIB, Francia con un 53,87% y un 33,35%, Alemania con un 48,85% y un 25,29% y Japón con un 50,92% y un 5,89%. En cuanto a los Brics, el stock de Ide de salida es inferior en porcentaje del PIB no sólo en comparación con el G7, sino también en comparación con el Ide de entrada, con la excepción de Sudáfrica, que alberga importantes multinacionales anglosajonas. El más importante entre los Brics, China, tiene un Ide hacia el exterior sobre el PIB del 16,4% y del 20,60% hacia el interior, Rusia del 13,02% y del 14,05%, Brasil del 17,08% y del 46,57%. Como ejemplo de país periférico, citamos Túnez, fuertemente participado por capitales franceses e italianos, con un stock de Ide del 2,88% hacia el exterior y del 79,07% hacia el interior[iii].

Otro aspecto que se confirma con respecto al análisis de Lenin es el parasitismo como característica específica del imperialismo. Los países imperialistas tienden a importar mucho más de lo que exportan, habiendo transferido una parte sustancial de sus industrias y manufacturas a los países periféricos y emergentes. Esto significa que estos países producen menos de lo que consumen. Las deudas comerciales de los países imperialistas más importantes del G7 son muy elevadas (a excepción de Alemania y, en menor medida, Italia, que tienen superávit comercial), a pesar de que las monedas imperialistas (dólar, euro, libra y yen) están sobrevaloradas y permiten comprar a la periferia a precios bajos y vender a la periferia a precios altos. Además, las deudas comerciales se combinan con deudas públicas muy elevadas. En 2023, Francia tenía una deuda comercial de 137.600 millones de dólares[iv] y una deuda pública del 110% del PIB, el Reino Unido 270.500 millones y el 100% y Japón 68.500 millones y el 250%. Pero el país imperialista que presenta el carácter parasitario en mayor grado es EEUU, que tiene una enorme doble deuda. Su deuda comercial en 2023 alcanzó los 1.152 billones de dólares, mientras que la deuda nacional se situó en 30 billones de dólares, es decir, el 122,3% del PIB. Estados Unidos sostiene su doble deuda gracias al dólar, su «privilegio exorbitante», como lo llamó Giscard d’Estaing, un político francés. El dólar es la moneda comercial y de reserva del mundo, por lo que todos los demás países del mundo, especialmente los que tienen grandes superávits comerciales, tienden a comprar bonos del Estado en dólares, financiando así la economía estadounidense. Desde que el dólar dejó de ser convertible en oro en 1971, Estados Unidos ha financiado su deuda comercial simplemente imprimiendo dólares. Además, el papel hegemónico del dólar significa que la política monetaria del país emisor, es decir, EE.UU., también determina la dirección de la política monetaria en todo el mundo. A menor escala, Francia ha hecho algo parecido: se ha apoyado hasta ahora en el franco CFA, que, vinculado al euro, drena recursos y riqueza de las antiguas colonias francesas en África. Pero es EEUU, como imperialismo hegemónico, el que ha hecho de su moneda un instrumento de presión global para obligar a otros estados a seguir sus directrices hasta el punto de que podríamos definir su imperialismo como «imperialismo monetario».

Así, la característica que el imperialismo contemporáneo comparte con el de principios del siglo XX es que no se caracteriza por la libertad sino por la dominación, que se basa no sólo en la coerción económica sino también en la fuerza militar. EEUU posee con diferencia las Fuerzas Armadas más poderosas del mundo, lo que le permite controlar todos los rincones del planeta con «proyecciones de fuerza». En particular, EEUU, gracias a sus 11 portaaviones nucleares, tiene el control de los mares, por los que viajan la mayoría de las mercancías y por cuyas profundidades corren los cables del 99% de las comunicaciones digitales, incluidos los de Internet. Además, Estados Unidos cuenta con más de 700 bases militares repartidas por todo el mundo, que representan la versión estadounidense de las colonias y permiten el control estratégico del globo. En 2023, el gasto militar estadounidense ascendía a 916.000 millones de dólares, más del triple que el de China (296.000 millones) y nueve veces el de Rusia (109.000 millones)[v]. El gasto militar del imperialismo occidental (EEUU, Reino Unido, UE) asciende a 3,5 veces el de China y Rusia juntos. Semejante fuerza no quedó inutilizada en las décadas que siguieron al final de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos, solo o con la colaboración de otros Estados imperialistas menores, ha librado una larga serie de golpes de Estado y guerras ilegales, es decir, sin autorización de la ONU, desde Irán en 1953 hasta Siria en 2014-2015, pasando por Cuba, Vietnam, Serbia, Afganistán, Irak, Ucrania y otros Estados que no aceptaban la hegemonía estadounidense. EEUU es efectivamente un país en estado de guerra casi permanente. Se confirma así la tendencia del imperialismo, ya señalada por Hilferding y Lenin, a dominar y utilizar la fuerza como instrumento para dirimir las disputas.

¿Existe hoy el conflicto interimperialista y Rusia y China pueden definirse como imperialistas? .

La cuestión del uso de la fuerza apunta a otra característica del imperialismo: la existencia de rivalidades entre Estados imperialistas que desembocan en guerras interimperialistas como fueron la Primera y, con algunas diferencias, la Segunda Guerra Mundial. Lenin señaló que el capitalismo se caracteriza por el crecimiento desigual de los distintos países. Los países capitalistas más maduros y hegemónicos, como el Reino Unido, se enfrentaron al declive económico y al crecimiento meteórico de competidores industriales como Alemania y Estados Unidos. Como consecuencia, las relaciones de poder económico cambiaron y entraron en conflicto con las políticas, que, a instancias de las potencias imperialistas emergentes, tuvieron que modificarse. Como el viejo hegemón se niega a tal modificación, estalla la guerra, que es precisamente interimperialista, es decir, entre Estados imperialistas por el dominio mundial de los mercados de mercancías y materias primas.

Hoy no estamos ante la perspectiva de una guerra interimperialista, y los viejos estados imperialistas, EEUU, Europa Occidental, empezando por Francia y Alemania, y Japón aparecen interdependientes y conectados económicamente y unidos militarmente en la OTAN. Esto no significa que estemos ante la formación de ese ultraimperialismo, es decir, esa alianza y reparto del mundo entre capitales, que el teórico socialdemócrata Karl Kautsky teorizó hace más de un siglo y contra el que Lenin polemizó amargamente. Las contradicciones entre imperialismos se mantienen, por ejemplo si pensamos en el intercambio comercial entre EEUU y la UE, e incluso pueden ampliarse si Trump introduce aranceles y debilita la OTAN. También persiste la competencia entre imperialismos por las materias primas y los mercados de salida de mercancías, por ejemplo en África, como se desprende del renovado interés estadounidense por el continente negro, donde Francia, en cambio, sufre serios reveses en sus antiguas colonias.

Sin embargo, hay factores que, por el momento, impiden que las contradicciones interimperialistas desemboquen en un conflicto abierto. El primero es que el capital europeo está estrechamente integrado con el capital estadounidense, al que está sustancialmente subordinado, dependiendo de él en materia de defensa, tecnología y muchas materias primas. La segunda es que la UE no es un superestado, sino una formación intergubernamental en la que los Estados individuales son autónomos en términos de política fiscal y militar. Incluso en este frente, hay tendencias contrarias que empujan hacia la integración militar y de política exterior, pero los resultados están aún muy lejos. Además, la UE no dispone ni de disuasión nuclear ni de un asiento con derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, con la excepción de Francia, que, sin embargo, se muestra reacia a ponerlos en común con los demás Estados de la UE. Por último, y ésta es la razón principal, la UE ha perdido muchas posiciones económicas en favor de las economías emergentes y de China en particular, más o menos lo mismo que Estados Unidos. En efecto, mientras que el PIB de China pasó del 3,6% del PIB mundial al 16,9% entre 2000 y 2023, el de EEUU cayó del 30,3% al 26% y el de la UE del 21,5% al 17,5%[vi]. Por todo ello estamos ante una realidad que podemos denominar «imperialismo occidental» que, a pesar de sus contradicciones internas, se presenta unido. Unidos, sí, pero ¿contra quién?

Si en la actualidad no existe un conflicto interimperialista explícito entre las antiguas potencias, es decir, entre Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, ¿existen otros tipos de contradicciones entre países y áreas mundiales, y son éstas de naturaleza interimperialista? Si existe un imperialismo occidental, ¿existe también un imperialismo oriental opuesto a él? Este nuevo imperialismo, de existir, tendría que basarse en Rusia y sobre todo en China, en torno a las cuales se están formando alianzas como el Brics+, que, sin embargo, son alianzas económicas primero y políticas después. Actualmente no existe ninguna alianza militar en la que participen Rusia, China y otros países. La Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), que prevé algún tipo de cooperación en cuestiones de defensa, no puede compararse ni remotamente con la OTAN. La contradicción entre los Brics y el imperialismo occidental existe, sin duda, pero no concierne sólo a los Brics, sino más bien a lo que los medios de comunicación denominan Global South, el Sur Global, que se opone al orden mundial tal como ha sido definido por los occidentales. Por ejemplo, un factor muy importante de contestación por parte del Sur Global es la hegemonía del dólar. Los países del Sur Global también reclaman la reforma de las instituciones surgidas con los acuerdos de Bretton Woods, establecidos en 1945 y en la base de la hegemonía estadounidense y occidental, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, cuya gobernanza refleja el equilibrio de poder y la economía de la posguerra y no los de hoy.

La contradicción entre el imperialismo occidental y Rusia, China y otros países no puede llamarse interimperialista porque China y Rusia no son países imperialistas. La propia guerra entre Ucrania y Rusia no puede definirse como una guerra imperialista desde el punto de vista de Rusia. Para Rusia, se trata de una guerra de defensa nacional contra la expansión de la OTAN hacia el Este, que amenaza directamente sus fronteras. En 1990, cuando la URSS se retiró de Alemania Oriental y ésta se reunificó con Alemania Occidental, el Secretario de Estado estadounidense, James Baker, prometió a Gorbachov que la OTAN «no ampliaría su esfera de influencia ni un milímetro». La misma promesa hizo el Ministro de Asuntos Exteriores alemán, Genscher, quien declaró que «no habría ninguna extensión hacia el este del territorio ocupado por la OTAN, es decir, la OTAN no se acercaría a las fronteras de la Unión Soviética». No obstante, en el periodo posterior la OTAN incorporó a casi todos los países de Europa del Este, incluidos los que formaban parte del Pacto de Varsovia. En 2008, Bush apoyó la propuesta de incluir también a Georgia y Ucrania en la OTAN. En 2014, Estados Unidos facilitó un golpe de Estado en Ucrania, defenestrando al presidente que mantenía buenas relaciones con Rusia. Tras el golpe de Estado en Ucrania, comenzó una guerra civil entre el nuevo gobierno prooccidental y la minoría rusoparlante del Donbass que ha durado diez años con decenas de miles de muertos entre la población civil rusoparlante. En 2021 se formuló de nuevo la intención de proceder a la entrada de Ucrania en la OTAN, lo que permitiría a Ucrania desplegar misiles nucleares en las fronteras rusas capaces de alcanzar Moscú en cuestión de minutos, dejando así sin efecto la disuasión nuclear rusa. La intervención rusa en Ucrania en 2022 fue, por tanto, una respuesta a una grave amenaza y, por tanto, tenía como objetivo defender la posición estratégica de Rusia frente a una OTAN cada vez más agresiva y apoyar a las poblaciones rusoparlantes del Donbass tras diez años de conflicto.

Pero, independientemente de la naturaleza de la guerra por Rusia, ¿puede definirse ésta como imperialista? El imperialismo representa una fase de gran desarrollo de las fuerzas productivas, característica de los países capitalistamente avanzados que buscan salidas para los excedentes de mercancías y capitales. Rusia no presenta tales condiciones. En primer lugar, no cuenta con un desarrollo adecuado de las fuerzas productivas, careciendo de una fabricación extensiva y puntera. La posición de Rusia en la división internacional es de las más bajas, ya que se centra casi exclusivamente en la producción y exportación de materias primas en las que es rica. El único sector manufacturero avanzado y grande es el militar, que, de hecho, exporta parte de su producción. Rusia no es un país rico, como los países imperialistas, sino un país de renta media, que no puede alcanzar a los países del centro imperialista. Sus exportaciones de capital son bajas en comparación con las de los países imperialistas. Además, Rusia no tiene ningún interés en la exportación de capital ni en el expansionismo económico-militar, en primer lugar porque no tiene una verdadera industria manufacturera y, en segundo lugar, porque obtiene sus recursos de la exportación de materias primas, gracias a la cual logra un importante superávit comercial. Por lo tanto, Rusia no tiene ningún interés en explotar a los países periféricos en busca de materias primas ni en exportar mercancías o invertir allí su excedente de capital. Rusia es ciertamente un país capitalista pero económicamente subordinado, aunque tiene un Estado fuerte. Este Estado, sin embargo, ejerce su fuerza principalmente a nivel defensivo contra el imperialismo occidental en Ucrania, como había hecho anteriormente en Georgia y Siria. El objetivo del imperialismo occidental, de hecho, es debilitar a Rusia, quizás fragmentándola aún más, para controlar sus riquezas minerales y las de Asia Central y privar a China de un aliado fuerte.

Esto nos lleva a otra cuestión importante, a saber, si China es un país capitalista y si, en caso afirmativo, ha alcanzado la fase del imperialismo. Es cierto que en China existen empresas privadas y capitalistas, pero las empresas públicas son más importantes y, sobre todo, existe un control del Estado y, a través de él, del Partido Comunista sobre el conjunto de la economía. Por ejemplo, es crucial que, a diferencia de lo que ocurre en los países plenamente capitalistas e imperialistas, la circulación de capitales no es libre, sino que está sometida a un estricto control estatal. La interpretación de la formación socioeconómica china remite a la concepción del socialismo. Éste, de hecho, representa una fase muy larga en la que los elementos capitalistas permanecen junto a elementos de socialización de la producción, que son más propiamente socialistas. Así pues, China es un país socialista, pero, como reconocen los propios teóricos marxistas chinos, se encuentra en una fase temprana del socialismo. El socialismo chino se define como «socialismo con características chinas» o «socialismo de mercado», es decir, en el que el mercado desempeña un papel importante[vii]. La actual fase de transición del capitalismo al socialismo en China se caracteriza por una lucha por la hegemonía entre las tendencias hacia el capitalismo y hacia el socialismo maduro. Sin embargo, por las razones que hemos mencionado, China no puede definirse como un país imperialista también porque el movimiento de capitales está controlado por el Estado. Además, las exportaciones de mercancías son mucho más importantes para China, ya que tiene con diferencia el mayor superávit comercial del mundo (822.000 millones de dólares en 2023), que las exportaciones de capital, ya que el porcentaje de salida de Ide sobre el PIB, como hemos visto anteriormente, es bastante bajo. Por consiguiente, China produce más de lo que consume y no comparte la naturaleza parasitaria del imperialismo. Sin embargo, China está lejos de ser imperialista también porque es un país de renta media. Por último, China, a diferencia de EE.UU., no tiene una postura agresiva en términos de política internacional y trabaja por la introducción de un mayor multilateralismo y multipolaridad económica y política a nivel internacional. La fuerza militar de China no puede compararse a la de EE.UU. y, especialmente en los últimos setenta años, nunca se ha empleado en guerras reales, salvo algunos enfrentamientos fronterizos de alcance limitado con países vecinos (URSS, India y Vietnam). De hecho, las relaciones con los países periféricos no se basan en la explotación y la opresión neocolonialistas, como en el caso de EEUU y Francia, sino que representan una importante alternativa económica al imperialismo occidental para países como los africanos.

De lo que hemos dicho se deduce que las contradicciones interimperialistas entre la UE y EEUU existen y es probable que empeoren en caso de una presidencia de Trump, pero, por el momento, están bajo el radar y es poco probable que desemboquen en una confrontación directa. En cambio, la contradicción principal es entre el imperialismo occidental y el Sur Global, con un papel decisivo para los Brics, que recientemente se ampliaron a Brics+, con la incorporación de Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos. De hecho, estamos asistiendo a un proceso de descolonización real que tiene lugar décadas después de la descolonización formal. De hecho, la independencia política de muchos países periféricos se combinó con el mantenimiento y, en muchos casos, la acentuación de su dependencia económica. Este proceso de descolonización real se ve al menos facilitado por la presencia, como alternativa al capital occidental, de Rusia y especialmente China, que están asumiendo un papel hegemónico dentro del Sur Global. En cualquier caso, el enfrentamiento entre EEUU y sus aliados imperialistas, por un lado, y Rusia y China, por otro, no puede calificarse de interimperialista.

Conclusiones: una categoría que sigue siendo relevante pero con llamativas diferencias 

El imperialismo de Lenin fue un importante ejemplo de innovación en su época porque correlacionaba los aspectos económicos con los políticos y militares. De hecho, el imperialismo estaba estrechamente vinculado por Lenin con el capitalismo. Las características económicas y políticas que Lenin postuló como base del imperialismo siguen siendo válidas en gran medida, pero con algunas diferencias. La concentración y centralización del capital, es decir, la fusión de diferentes capitales para crear empresas más grandes sigue siendo una característica del capitalismo. Sin embargo, los cárteles, es decir, los acuerdos para limitar la competencia fijando los niveles de producción y precios, ya no son una característica dominante. Los monopolios y el proteccionismo tampoco son ya el aspecto decisivo del capitalismo actual. Por el contrario, hoy existe más competencia que en la época de los imperios coloniales, debido principalmente a la globalización, es decir, al mercado mundial. Pensemos, por ejemplo, en la industria del automóvil, que, a pesar de estar muy centralizada e internacionalizada, es un campo de feroz competencia tanto entre las empresas occidentales como entre éstas y las asiáticas, especialmente las chinas en el sector de los coches eléctricos. Esto, sin embargo, no significa que no haya tendencias contrarias, basadas en la reintroducción del proteccionismo, como aparece, por ejemplo en la UE, precisamente contra los coches eléctricos chinos. De hecho, según algunos, existe una tendencia a la desglobalización, es decir, a la fragmentación del mercado mundial en áreas económicas regionales. El monopolio también está lejos de desaparecer. La caída de la tasa de beneficios y la saturación de los mercados manufactureros han desplazado gran parte del capital hacia sectores monopolísticos naturales en los últimos años. Además, las grandes tecnológicas estadounidenses, como Google, Amazon y Facebook, son de facto nuevos monopolios. Otro aspecto que permanece, aunque parcialmente modificado, es el capital financiero, cuyo papel era central en el imperialismo de Lenin, que tomó de Hilferding. Hoy, sin embargo, ya no es posible pensar en el dominio de los bancos sobre las empresas industriales, que a menudo son gigantes multinacionales que obtienen superbeneficios. Sin embargo, al mismo tiempo, el capital, de nuevo a raíz de las crisis de la industria, se ha volcado masivamente hacia la especulación financiera, mientras que las altas finanzas, a través de sociedades de gestión de inversiones como BlackRock, desempeñan un papel importante en el capitalismo mundial.

Como hemos mencionado anteriormente, el principal cambio con respecto a la época de Lenin radica en la desaparición de la división completa de la tierra entre las principales potencias imperialistas, es decir, la división de la periferia en imperios nacionales. A esto se une la dominación, la competencia por el control de las colonias y la tendencia a la guerra. Hoy ya no tenemos un sistema de imperios coloniales, sino un sistema de explotación basado, por un lado, en las empresas multinacionales y transnacionales y, por otro, en las instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y sobre todo en el aparato estatal de EEUU. EEUU controla un imperio informal basado en la dominación ejercida a través del dólar y de sus fuerzas armadas. Gianni Arrighi ha definido la historia del capitalismo mundial como una serie de ciclos seculares centrados cada uno en un «Estado líder». Al ciclo hispano-genoveso le sucedieron el holandés y el británico, hasta que este último fue sustituido por el liderado por Estados Unidos. Retomando a Gramsci y su concepto de hegemonía, según Arrighi, el «Estado dirigente» actúa con una combinación de consenso y coerción. El consenso proviene de la organización del sistema-mundo capitalista a través de un modo particular de regulación relativo a un régimen específico de acumulación. Otro aspecto importante que traza Arrighi es que el estado dirigente en un momento determinado entra en crisis y empieza a perder su dominio en la producción material. En ese momento, el Estado dirigente pasa a la financiarización, que le permite seguir adelante hasta la crisis final que abre una fase de caos global, de la que emerge con el surgimiento de un nuevo orden dirigido por un nuevo «Estado dirigente».

Cuando Estados Unidos se convirtió en el «Estado líder» del capitalismo mundial en 1945, poseía el 50% de la producción industrial y la mayor parte de las exportaciones mundiales, por lo que su hegemonía correspondía a relaciones de poder reales. La primera crisis estadounidense se produjo en 1974, tras lo cual inició su fase de expansión financiera que finalizó en 2008 con la crisis de las hipotecas subprime. Con el tiempo, junto con la fortaleza económica, la hegemonía también declinó. Según Arrighi, tras el 11-S comenzó para Estados Unidos una fase de dominación sin consenso. Mientras tanto, China atraviesa una fase de crecimiento sin precedentes y se convierte en la segunda potencia económica mundial. China, en consecuencia, comienza a reclamar la aplicación de un mayor multilateralismo y multipolarismo en la gestión de la economía mundial, desafiando así el dominio estadounidense. Pero EEUU no tiene la menor intención de renunciar a su dominio, que, como hemos visto, le permite drenar riqueza de todo el mundo, sin la cual su economía, tal y como está organizada hoy, se derrumbaría. Por ello, han elegido la vía de la confrontación basada en la fuerza, intentando aislar a China. La continua expansión de la OTAN contra Rusia y la consiguiente guerra tienen como objetivo tratar de eliminar al aliado más importante de China, mientras que la guerra de Israel, abastecido de dinero y armas por EEUU, contra Irán tiene como objetivo eliminar a otro aliado, así como a uno de los principales proveedores de petróleo de China. Por todas estas razones, EEUU es el principal imperialista y el mayor obstáculo para la paz mundial.

Para concluir, volviendo a Lenin, su obra sigue confirmándose hoy en día, especialmente cuando identifica el imperialismo como un sistema económico parasitario y explotador que da lugar a la dominación de los Estados fuertes sobre los débiles y es precursor del caos, la anarquía y la guerra.

Bibliografía
Aldrich, Robert, La era de los imperios, Thames & Hudson Ltd, Londres 2020.
Arrighi, Giovanni, Adam Smith en Pekín. Genealogías del siglo XXI, Feltrinelli, Milán 2008.
Bargigli, Leonardo, ¿Es Rusia un país imperialista? Página web de la Red Comunista.
https://www.retedeicomunisti.
Fisher, Fritz, Asalto al poder mundial. Alemania en la guerra de 1914-1918, Res Gestae, Milán 2021.
Ganser, Daniele, Le guerre illegali della Nato, Fazi editore, Roma 2022.
Giacché, Vladimiro, «Introducción» a Cheng Enfu, Dialéctica de la economía china, MarxVentuno edizioni, 2024.
Grifone, Pietro, Il capitale finanziario in Italia, Einaudi, Turín 1980.
Grifone, Pietro, Capitalismo de Estado e imperialismo fascista, Mazzotta editore, Milán 1975.
Hilferding, Rudolf, Il capitale finanziario, Mimesis edizioni, Milano-Udine 2011.
Hobson, John Atkinson, L’imperialismo, Newton Compton, Roma 1996.
Lenin, Imperialismo. Fase suprema del capitalismo, Editori riuniti, Roma 1974.
Notas
[i] J. A. Hobson, L’imperialismo, Newton & Compton editores, Roma 1996, p. 119.
[ii] F. Fischer, Asalto al poder mundial. Alemania en la guerra de 1914-1918, Res Gestae, Milán 2021.
[iii] Unctad, Statistics, Foreign direct investment: inward and outward flows and stocks, annual.
[iv] Unctad, Estadísticas, Mercancías: balanza comercial, anual.
[v] Sipri, Base de datos de gastos militares.
[vi] Elaboración propia a partir de datos de UNCTAD, Statistics, Gross domestic product: Total and per capita, current and constant (2015) prices. Valores en dólares estadounidenses corrientes.

[vii] Vladimiro Giacché, «Introducción» a Cheng Enfu, Dialéctica de la economía china, ediciones.

3. Los fondos buitre contra Honduras

Veíamos el otro día un artículo sobre los fondos buitres contra los estados. El caso de Honduras es de manual. https://www.tni.org/es/art%C3%

Honduras contra el Goliat corporativo Un país empobrecido en resistencia frente a las demandas de los inversores

Fecha de publicación: 29 Octubre 2024

El 21 de septiembre terminó nuestra visita a diversos territorios de Honduras para presentar el informe “Inversiones mafiosas contra Honduras: demandas de empresas transnacionales y la lucha por la democracia y la dignidad del pueblo hondureño”.1 Este informe fue el producto de la investigación que desarrollamos desde el Transnational Institute (TNI) junto con el Institute for Policy Studies (IPS), Terra Justa y la Red de Solidaridad con Honduras. Después de un año de investigaciones, entrevistas, conversaciones y debates, logramos compilar en un reporte de 130 páginas la información básica sobre la avalancha de catorce demandas arbitrales contra Honduras en el corto periodo de 2023 hasta la mitad de 2024, además de las cinco demandas que el país había recibido antes de 2023.

Luciana Ghiotto

Muchos países en América Latina han recibido demandas de inversores extranjeros: hasta septiembre de 2024, se han sumado 380 demandas2. Sin embargo, ningún país es como Honduras. Este país ha recibido el mote de “país olvidado”3, una verdadera “República bananera”. Según datos oficiales, más de la mitad de la población hondureña es pobre y el 44% trabaja en el sector informal4. El 12% de la población es analfabeta (710.000 personas), números que escalan a 18% en las zonas rurales5. Sin estar en guerra, es uno de los países más violentos del planeta6 (violencia perpetrada por organizaciones criminales transnacionales, grupos locales de tráfico de drogas y pandillas en connivencia con políticos locales). Por la violencia y la pobreza, un 10% de los ciudadanos hondureños han emigrado del país, muchos en las inseguras caravanas de migrantes que caminan hacia la frontera con EEUU. En 2024 (hasta el mes de agosto) el país había recibido 6.000 millones de dólares en remesas de ciudadanos migrantes, lo cual representa un 25% del producto bruto hondureño7. Mientras tanto, la riqueza del país está concentrada en un pequeño porcentaje de la población (17 familias), vinculados en muchos casos a redes de corrupción y narcotráfico.

A su vez, el crecimiento de la industria de las maquilas posicionó a Honduras como uno de los 10 mayores proveedores de textiles a EEUU. En las afuera de San Pedro Sula, ciudad de la región norte donde se concentra el 80% de las maquilas hondureñas, un cartel en una colina reza el mantra “Exportar es progresar”. Una industria que mueve miles de millones de dólares en inversiones manufactureras, pero donde el salario mínimo de los trabajadores es cercano a los 450 dólares mensuales8 en un régimen laboral donde se debe cumplir con metas de producción de 6,000 piezas diarias.9

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Inversiones mafiosas contra Honduras Demandas de empresas transnacionales y la lucha por la democracia y la dignidad del pueblo hondureño

Protección de inversiones

Report de Luciana Ghiotto

Fecha de publicación: 3 Octubre 2024

Una avalancha de demandas contra Honduras

Esta pequeña y empobrecida economía centroamericana recibió entre 2023 y 2024 la cantidad de catorce demandas en el arbitraje internacional, convirtiéndose en el segundo país más demandado de América Latina en el mismo periodo (después de México). Nuestro informe, que terminó de escribirse en septiembre de 2024, llegó a procesar las cuatro demandas que fueron presentadas en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias sobre Inversiones (CIADI) durante el mes de agosto, cuando se hizo efectiva la salida de este organismo anunciada por el gobierno de Xiomara Castro en febrero de 2024.

Se pueden identificar diversos elementos que caracterizan estas demandas. En primer lugar, nuestro informe identifica que muchas de las inversiones fueron realizadas de manera irregular durante el periodo conocido como la narco-dictadura en Honduras, después del golpe de Estado de 2009. En general, estas inversiones estuvieron plagadas de actos administrativos corruptos y fueron impuestas en contra de la voluntad de las poblaciones locales, a la vez que se desarrollaron en el contexto del gobierno represivo de Juan Orlando Hernández (2014-2022). En varias de estas demandas los inversores tuvieron vínculos directos o indirectos con redes criminales y del narcotráfico.

Asimismo, siete demandas fueron presentadas en contra de los esfuerzos del gobierno de Xiomara Castro por renegociar los contratos sobre el costo de la electricidad. Sólo cinco de estos inversores exigen a Honduras más de 1.300 millones de dólares.

Un país pequeño y empobrecido como Honduras parece no tener derecho a criticar el sistema de protección de inversiones. En este tipo de países se espera que la seguridad jurídica para los inversores prevalezca por sobre cualquier otro elemento, como la voluntad de comunidades enteras y su derecho constitucional a vivir en medioambientes sanos. La decisión del gobierno de Xiomara Castro de salir del CIADI fue enormemente criticada por la derecha política y los sectores empresariales, quienes catalogaron la decisión de “autosabotaje económico”10.

Próspera, la demanda arbitral más resonante

La demanda contra Honduras que más ha llamado la atención es sin dudas la de Próspera. El grupo empresario norteamericano reclama casi 11.000 millones de dólares, equivalente a casi tres veces el Plan de Inversión Pública aprobado en el país para todo el año 2024. La demanda se basa en la revisión del gobierno en 2023 de la figura de las ZEDE, Zonas de Empleo y Desarrollo Económico, tras identificarse diversas irregularidades en la aprobación de las reformas para facilitar su creación entre 2012 y 2013. Es por estas irregularidades que el gobierno de Castro ha llamado a las ZEDE “un acto de corrupción público-privada” que llevó a la cesión de soberanía del Estado. 

La estrategia de ataque de Próspera a la decisión del gobierno de revisar la figura de las ZEDE ha sido inteligente: los abogados de la empresa, la firma White & Case, argumentan no solamente la violación del capítulo de Inversiones del CAFTA-DR sino también la violación de un Acuerdo para la Estabilidad Jurídica y Protección al Inversor (LSA) que se negoció en secreto con el Estado y al cual no tenemos acceso. No se conocen sus cláusulas ni sus compromisos específicos. Próspera sostiene en sus comunicaciones oficiales que “el marco ZEDE fue diseñado y adaptado específicamente para garantizar la seguridad jurídica, y el marco ZEDE prevé múltiples capas de garantías de estabilidad jurídica en todos los niveles de la ley”. Como siempre, en este sistema la transparencia brilla por su ausencia, y las empresas tienen la cancha inclinada hacia su lado. 

Sin dudas, el caso es muy jugoso: un grupo económico que se ha aprovechado de un país con turbulencias institucionales y de una legislación que lo beneficia con el objetivo de crear una ciudad modelo libertaria en una isla paradisíaca del Mar Caribe. Un intento de replicar la pequeña Singapur, pero en Centroamérica. No es menor el dato de que la ZEDE Próspera fue estratégicamente ubicada en la isla de Roatán, hacia donde es difícil movilizar personas, sean fuerzas policiales o manifestaciones populares. 

Claramente, esta mega-demanda ha recibido mucha atención de la prensa internacional y de las organizaciones sociales y políticas de Estados Unidos. Las implicancias de este caso han llevado a que senadores estadounidenses exijan al gobierno de Joe Biden que retire el mecanismo de arbitraje de los tratados de EEUU, ya que en estos está incluido el mecanismo jurídico que habilita este tipo de demandas arbitrales11.  

A pesar de la visibilidad que ha tomado el caso Próspera, este no es el único caso relevante contra Honduras. Todas las demandas arbitrales recientes contra el país, aunque diversas por sus sectores económicos y por la procedencia de los inversores, ponen en evidencia la fragilidad institucional de este país, donde las decisiones son tomadas por políticos adictos al poder y en connivencia con los grupos económicos. Muchas de estas inversiones son resistidas por las comunidades. Un tercio de las demandas interpuestas desde 2023 corresponde a inversiones que han generado resistencia por parte de las poblaciones locales. 

Por ejemplo, las ZEDE despertaron resistencia comunitaria en Crawfish Rock en la isla de Roatán, y además a nivel nacional por su trascendencia para todo el país. En noviembre de 2023 se realizó el Encuentro de Resistencia contra las ZEDE en el que las organizaciones sociales denunciaron que éstas han avanzado en la expropiación territorial. 

Las demandas en el arbitraje también involucran la resistencia comunitaria en contra de proyectos energéticos como el de Los Prados en la zona de Choluteca, al sur del país, donde la instalación de paneles solares generó el desplazamiento de pobladores y diversas afectaciones a la salud y al medioambiente. El costo del rechazo para las comunidades locales fue la persecución y criminalización de líderes locales. La inversión fue llevada a cabo por empresas noruegas, inclusive un fondo público “de desarrollo”, como Norfund que se presenta como “inversor en el desarrollo que crea empleos y sostiene la transición hacia la emisión cero”12. Pero para que Honduras pueda anunciar que su matriz de energía se está diversificando y avanza hacia las energías sustentables, se sacrifican territorios y se cambia el uso del suelo. En vez de producir alimentos para una población empobrecida, “la tierra ahora produce fotovoltaicas”13. Este caso muestra cómo detrás del discurso de la transición energética se esconden los efectos más sucios en los países más pobres del sur global. 

Demandas asociadas con una economía de enclave

Varias demandas arbitrales contra Honduras se derivan de su carácter de economía de enclave. Al menos cuatro de las demandas tienen que ver con su especialización en manufactura para la exportación. Incluso si a primera vista se trata de demandas aisladas, estamos frente a inversiones que colaboran en la profundización de la economía de exportación, y que no son destinadas para el disfrute de las poblaciones locales. Nos referimos a inversiones en: 1) infraestructura de carreteras, 2) construcción de viviendas para trabajadores de las maquilas, 3) infraestructura portuaria.

La demanda asociada a la infraestructura para carreteras e instalación de peajes fue presentada por la empresa Autopistas del Atlántico, un consorcio de capitales colombianos y hondureños (con participación de capitales chilenos, costarricenses y panameños) que contó con el financiamiento de Goldman Sachs y JP Morgan Chase de los Estados Unidos. El proyecto en cuestión es el corredor El Progreso-San Pedro Sula, zona de producción de bananos de empresas extranjeras como la United Fruit Company y Chiquita Brands. Autopistas reclamó que su contrato fue violado al suspenderse la carretera de pago tras las protestas de las comunidades y posterior cancelación del contrato en 2018. En esa ruta se intentó instalar cabinas de peajes, lo cual fue resistido por los pobladores de El Progreso durante más de un año. Frente a las cabinas de peaje se instaló un campamento donde se explicaba que el cobro atentaba contra el derecho a la libre circulación, ya que no existía una vía alterna para circular y que se había construido la carretera con los impuestos de la gente. Incluso, los pobladores anticipaban que estos peajes encarecerían el costo del acceso a los alimentos que llegaban mediante camiones, lo cual tendría un impacto directo sobre las economías familiares. Finalmente, e incluso después de comprobarse numerosas irregularidades en la firma del contrato, la empresa presentó la demanda en el CIADI en abril de 2023, reclamando 179 millones de dólares. 

Una segunda demanda que sale de la economía de enclave es la relacionada con las viviendas para trabajadores de las maquilas en el Valle de Sula, en plena zona maquilera de Honduras, donde dos inversores de nacionalidad estadounidense, los hermanos Argüello, demandaron al Estado por 100 millones de dólares (más 2 millones por “daños morales”). A pesar de que los inversionistas prometían “pueblos modelos”: casas dignas, seguridad, áreas verdes y otros servicios, la realidad es que el paso de los huracanes Eta e Iota en 2020 mostraron la fragilidad de la infraestructura, la ausencia de planes de contingencia y la falta de respuesta sobre los seguros contratados. De acuerdo con los pobladores, los inversores ni siquiera comenzaron las tareas de reparación de los daños. Toda la inversión había sido una farsa: las casas resultaron ser de mala calidad y los servicios prometidos jamás se construyeron. Por estos motivos, los pobladores reunidos en el Patronato del Residencial Castaños de Choloma decidieron dejar de pagar las cuotas, exigiendo respuestas por parte de los inversores y sosteniendo su derecho al acceso a una vivienda digna.

El tercer grupo de demandas asociadas al modelo económico para la exportación son las presentadas por dos operadores del Puerto Cortés. Operadora Portuaria Centroamericana (OPC) de Honduras y la empresa filipina Servicios de Terminal de Contenedores Internacionales (que maneja OPC) presentaron sus demandas en el CIADI en agosto de 2024, días antes de que se oficializara la salida de Honduras de esta institución arbitral (y aún no existe información sobre los montos reclamados). Se trata de las empresas que operan los containers en el puerto más grande de Honduras, ubicado sobre el Mar Caribe y a sólo 60 km de la zona de las maquilas en San Pedro Sula. Por Puerto Cortés pasan casi la totalidad de importaciones y exportaciones de Honduras, tanto manufacturas como banana y otras frutas14. No hay información concreta de los motivos por los que se presentaron estas demandas, salvo alegaciones de que “la República de Honduras ha violado ciertas obligaciones” del contrato firmado15. Nuevamente, la opacidad del sistema salta a la vista. 

Como vemos, las demandas arbitrales no son sólo una cuestión jurídica. Se trata de un tema profundamente político, que pone el modelo económico en el centro del debate. Discutir las demandas arbitrales no sólo es hablar de montos siderales reclamados por inversores, sino que sirven para mostrar el fuerte empobrecimiento que se sostiene en países como Honduras, tristemente destinados a sostener empleos precarizados y de bajo costo para producir las manufacturas que se consumen en los países ricos. En ese sentido, la salida del CIADI por parte de Honduras, aun si ha sido una decisión valiente, no es suficiente, especialmente viendo cómo los tratados comerciales y de protección de la inversión han profundizado un modelo económico hecho para la exportación y para los grandes capitales, y no para las poblaciones locales. El país olvidado nos muestra que la división internacional del trabajo debe ser rediscutida y, con ello, sus tratados de comercio y de inversión.

Notas

  1.  Informe “Inversiones mafiosas contra Honduras; demandas de empresas transnacionales y la lucha por la democracia y la dignidad del pueblo hondureño”. IPS, Terra Justa, Honduras Solidarity Network, TNI. https://isds-americalatina. (enlace externo) 
  2.  Transnational Institute (TNI): ISDS en números. www.isds-americalatina.org (enlace externo)  
  3. ONG Entreculturas, https://www.entreculturas.org/ (enlace externo)
  4. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de Honduras. Boletín Estadístico: Empleo informal, 2022. https://www.trabajo.gob.hn/wp- (enlace externo) 
  5. Otras voces en educación. https://otrasvoceseneducacion. (enlace externo) 
  6. Insight Crime. https://insightcrime.org/es/ (enlace externo) 
  7. La Prensa: https://www.laprensa.hn/ (enlace externo) 
  8. El Heraldo: https://www.elheraldo.hn/ (enlace externo) 
  9. Criterio: https://criterio.hn/la- (enlace externo) 
  10. Comunicado del Consejo Hondureño de la Empresa Privada en la red social X; 4 de marzo de 2024. https://x.com/COHEPHonduras/ (enlace externo) 
  11. Congreso de los Estados Unidos. Carta de 33 senadores al presidente Joe Biden. 2 de mayo de 2023. https://www.warren.senate.gov/ (enlace externo)
  12. Norfund: https://www.norfund.no/ (enlace externo) 
  13. Referentes de la comunidad que resisten al proyecto Los Prados.
  14. International Container Terminal Services: https://www.ictsi.com/our- (enlace externo) 

Securities and Exchange Commission: https://cdnweb.ictsi.com/s3fs- (enlace externo) 

4. Las maniobras occidentales en Líbano

Los occidentales aspiran a una especie de «Palestinización» de Líbano con la presencia de un presidente dócil, como Abbas en Cisjordania, pero su ofensiva diplomática de momento no da frutos. https://thecradle.co/articles/

Fracasa la ofensiva diplomática occidental sobre Líbano

Para controlar la soberanía de Líbano desde dentro, Estados Unidos e Israel buscan un nuevo y pintoresco presidente de guerra, al estilo de la figura aduladora del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Pero, como acaban de aprender los diplomáticos occidentales que están preparando este acuerdo, a Líbano le quedan muchas cartas por jugar.

Khalil Harb 29 DE OCTUBRE DE 2024

Las maniobras diplomáticas dirigidas por Washington y otras capitales occidentales, junto con la vasta embajada estadounidense en Beirut, se basan en una premisa errónea: que Líbano está fracturado y es vulnerable, listo para una especie de «palestinización».

Esta ilusión ha envalentonado al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que cree que con el firme apoyo diplomático de las potencias occidentales -en particular, del enviado estadounidense de origen israelí Amos Hochstein– puede ganar terreno político en Líbano, especialmente mientras su guerra palestina sigue sin resolverse después de un año, una espina perpetua en su costado.

Netanyahu apuesta por las divisiones del Líbano, explotando las tensiones sectarias, religiosas y demográficas y contando con la complicidad de figuras libanesas prooccidentales que se presentan como defensores de la «soberanía».

Sin embargo, sus ambiciones apenas superan las de Mahmoud Abbas (Abu Mazen), el presidente de la Autoridad Palestina (AP), que sigue siendo, improbablemente, el adulador más visible de todos los dirigentes árabes de Asia Occidental. Algunas de estas figuras libanesas están ansiosas por actuar como la versión libanesa de Abu Mazen, dispuestas a ceder el poder desarmando a la resistencia, aceptando una soberanía limitada similar a la de la AP y permitiendo que las fuerzas enemigas entren en ciudades y pueblos a voluntad, llevando a cabo asesinatos y redadas bajo las órdenes de Tel Aviv.

Este escenario no es sólo teórico. Lo que Israel quiere de Líbano, según fuentes que hablan con The Cradle, se parece al malogrado Acuerdo del 17 de mayo de 1983, un controvertido acuerdo de paz firmado entre Beirut y Tel Aviv con mediación estadounidense que pretendía poner fin a las hostilidades, pero que en la práctica socavó la soberanía de Líbano, profundizó las divisiones internas y provocó una reacción generalizada que acabó alimentando una nueva fase de resistencia.

La estrategia de Israel para desestabilizar Líbano

Los acontecimientos actuales, coincidentes con las intensificadas agresiones de Israel en territorio libanés, aunque enfrentadas a una formidable resistencia por parte de Hezbolá, apuntan a una estrategia occidental deliberada destinada a desestabilizar Líbano. Esto es evidente a través de varios acontecimientos clave:

En primer lugar, la «Reunión de Maarab» -organizada por Samir Geagea, del Partido de las Fuerzas Libanesas, en su sede- reunió a opositores a la resistencia para debatir sobre el «día después» de una hipotética derrota de Hezbolá. Geagea, por supuesto, es el jefe del partido-milicia supremacista cristiano que masacró a palestinos en sus campos de refugiados y nunca encontró una sugerencia de política estadounidense-israelí que no le gustara.

En su intervención en el acto, titulado «En defensa del Líbano», el notorio señor de la guerra insistió en que «todo esto no significa que un partido vaya a salir victorioso y otro derrotado. Más bien, Líbano será el vencedor en beneficio de todo su pueblo, su seguridad, estabilidad y prosperidad.»

Su agenda incluía la elección de un presidente «dócil» -una de las principales exigencias de la lista de deseos de Hochstein- y la resurrección de resoluciones internacionales como la Resolución 1559 de la ONU, que «pide la disolución y el desarme de todas las milicias libanesas y no libanesas» -una clara alusión a Hezbolá- en plena batalla contra la invasión israelí.

El momento elegido por Geagea, a pesar de las notables ausencias, sólo puede considerarse una apuesta política para posicionarse como candidato presidencial en medio de la presumible derrota de Hezbolá.

En segundo lugar, las repentinas apariciones en los medios de comunicación del líder del Movimiento Patriótico Libre (FPM), Gebran Bassil, en los canales saudíes Al Arabiya y Al-Hadath sirvieron para anunciar su separación de Hezbolá, culpándoles a ellos y a Irán, pero no a Israel, de la guerra actual. También criticó a Geagea y al comandante del ejército Joseph Aoun, favorito de Estados Unidos, ambos aspirantes a la presidencia. Hay que tener en cuenta que el FPM mantiene una alianza política con Hezbolá desde 2006 y que Bassil ha sido uno de los principales saboteadores de varias candidaturas en los últimos años.

En tercer lugar, el ajetreo diplomático occidental de los últimos meses ha sido poco más que una farsa, carente de auténticos intentos de frenar la brutalidad israelí y alcanzar un alto el fuego en Líbano o Gaza. Encabezadas por Estados Unidos, estas propuestas se centran en detener el frente de apoyo de Hezbolá a Gaza, endulzadas con promesas vacías de ayuda al sector eléctrico libanés, que atraviesa dificultades.

Charadas diplomáticas

Las recientes intervenciones del enviado estadounidense Hochstein y de la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, también fracasaron. Hochstein transmitió básicamente las demandas israelíes, mientras que Baerbock tuvo el descaro de llegar a Beirut después de haber apoyado públicamente el derecho de Israel a atacar a civiles si entre ellos había supuestamente «terroristas». Llegó a Líbano creyendo, como ella declaró, que el Estado ocupante había «debilitado enormemente a Hezbolá al eliminar a Nasralá».

Los acontecimientos desde entonces han demostrado lo contrario: es el ejército israelí el que huye de los pueblos del sur donde sus tropas han encontrado una resistencia mortal.

El analista político Dawood Ramal cuenta The Cradle que Hochstein llevaba una propuesta para aplicar la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que desmantelaría el brazo militar de Hezbolá y ampliaría la zona «libre de presencia armada» hasta el río Awali, no sólo al sur del río Litani, como se estipuló en un principio.

Las propuestas de Alemania sobre la vigilancia de los puertos y fronteras libaneses para impedir el envío de armas -así como la vinculación de la ayuda a la reconstrucción al desarme de Hezbolá- coinciden estrechamente con los intereses de Estados Unidos e Israel. Como señala Ramal, «quieren un acuerdo de capitulación que se haga eco del Acuerdo del 17 de mayo de 1983».

La postura oficial de Líbano sigue siendo que la Resolución 1701 es la base de cualquier solución. Beirut está dispuesto a ampliar el mandato de las fuerzas de paz de la ONU (FINUL), pero insiste en que Israel actúe de forma recíproca, es decir, poniendo fin a sus violaciones diarias del espacio aéreo y debatiendo la situación de las granjas de Shebaa ocupadas por Israel.

Mientras tanto, fuentes israelíes, a través del sitio web estadounidense Axios, filtraron un documento en el que se esbozan las condiciones de Israel para poner fin al conflicto. Según el informe, que cita a un funcionario israelí, «una exigencia israelí es que se permita a las FDI participar en la ‘aplicación activa’ para asegurarse de que Hezbolá no se rearme y reconstruya su infraestructura militar en las zonas del sur de Líbano cercanas a la frontera.»

El funcionario añadió que Tel Aviv también exige que su fuerza aérea tenga «libertad de operación» en el espacio aéreo libanés. Demasiado para la soberanía.

Los mediadores occidentales ofrecieron 350 millones de dólares en ayuda financiera y militar para que el ejército libanés reforzara sus despliegues en el sur, mientras Hochstein presionaba para que se ampliara la autoridad de la FINUL para moverse libremente y realizar inspecciones sin coordinación del ejército libanés.

Mientras muchos rechazan la elección de un presidente en medio de la guerra, el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, reiteró su llamamiento para que Líbano llene el vacío presidencial, una clara señal de prioridades equivocadas.

En busca de un «Abu Mazen libanés».

El analista de seguridad Abdullah Qamh dice a La Cuna que los llamamientos de Israel para «liberar» Líbano de Hezbolá y elegir un presidente tienen como objetivo marginar al líder del partido Amal y presidente del Parlamento, Nabih Berri, un antiguo aliado de Hezbolá que de la noche a la mañana se ha convertido en la autoridad más poderosa del país. En respuesta a las exigencias de Hochstein, Berri rechazó firmemente la llamada «1701+», que implica modificar la resolución de la ONU para favorecer las condiciones israelíes. También rechazó cualquier discusión sobre unas elecciones presidenciales mientras Líbano siga bajo asalto.

Israel se opone al papel mediador de Berri y prefiere asegurar un alto el fuego con un presidente obediente, pasando por alto a los aliados de Hezbolá. Qamh resume la misión de Hochstein como un intento de presionar al Estado libanés para que ejerza presión sobre Hezbolá.

Señala que la insistencia de Berri en mantener sin cambios la Resolución 1701 fue respondida con ataques israelíes dirigidos contra bastiones del Movimiento Amal, desde la zona de Jnah en Beirut hasta las ciudades meridionales de Nabatieh y Tiro. Según Qahm, «la mediación de Hochstein ha terminado, ya que Berri describió la visita del enviado norteamericano como una ‘última oportunidad'».

Ramal, por su parte, afirma que Berri se encuentra en la «zona de peligro», ya que Israel lo considera portavoz de Hezbolá y, por tanto, un objetivo potencial para Tel Aviv. El aumento de la actividad de mediación extranjera se produjo después de tres acontecimientos clave: ataques israelíes directos contra las fuerzas de la FINUL dirigidas por europeos, ataques de la resistencia con éxito en territorio israelí (incluida la residencia de Cesarea de Netanyahu) y la respuesta efectiva de Hezbolá a las incursiones israelíes en el sur de Líbano.

Antes y después de la visita de Hochstein, Israel envió señales claras -sobre todo, intensos ataques aéreos sobre los suburbios del sur de Beirut- de que la «mediación» consistía más bien en calibrar la voluntad de Líbano de capitular. Pero sobre el terreno, donde tienen lugar las verdaderas batallas, la resistencia de Hezbolá, lejos de la derrota, ya estaba reforzando la postura negociadora de Líbano.

Paradójicamente, el primer ministro interino Najib Mikati, un remanente del último gobierno libanés, criticó al presidente del Parlamento iraní, Mohammad Qalibaf, por la «flagrante injerencia de Teherán en los asuntos libaneses y el intento de establecer una tutela inaceptable sobre Líbano», al tiempo que daba la bienvenida a Hochstein, antiguo tripulante de un tanque israelí, y guardaba silencio sobre las toneladas de misiles estadounidenses que contribuyen a la matanza israelí de miles de civiles libaneses.

Los libaneses temen que sus líderes vuelvan a flaquear, como hizo recientemente Mikati, socavando la postura unificada que Berri se ha esforzado por mantener frente a las presiones externas. Aunque la resistencia libanesa en el sur sigue siendo un activo crucial, algunos políticos parecen demasiado deseosos de volver a las humillaciones de la época del Acuerdo del 17 de mayo o de resignarse a un papel débil y simbólico similar al de un Abu Mazen libanés.

5. La situación política en Alemania

El último boletín desde Berlín de Victor Grossman hace un repaso a la situación política del país, y no podía faltar el último congreso de Die Linke, dada su afinidad con este partido. https://mronline.org/2024/10/

Botas y botines: Boletín de Berlín nº 228, 28 de noviembre de 2024

Por Victor Grossman (Publicado 29 de octubre de 2024)

Mientras tantos en el mundo contienen la respiración por Harris o Trump también sería prudente mantener un ojo en Alemania. Un ojo avizor. También sería aconsejable echar un vistazo a los libros de historia. Porque entre los Alpes y el Báltico, el Rin y el Oder, el temible ritmo de las botas marchando vuelve a crecer en volumen.

En 1914 iban dirigidos contra los «franceses decadentes» y los rusos zaristas autoritarios. En los años 30 fueron los rusos soviéticos, dirigidos por los «judíos-bolcheviques» o, más directa e intensamente, los judíos en general y todos los demás vistos como «infrahumanos». Su marcha, encaminada realmente a la expansión, al poder, a la riqueza millonaria, acabó dos veces en inmensos y espantosos desastres para el mundo entero.

Pero en la década de 1950, la siguiente generación volvió a tocar cornetas y tambores, dirigidos de nuevo contra los rusos soviéticos y su línea de defensa avanzada en la RDA.

Después de que la RDA fuera engullida en 1990 y los soviéticos derrotados poco más tarde, victorias incruentas en estos casos, se necesitaban nuevos enemigos. Como en las dos guerras mundiales, los serbios fueron los elegidos para el castigo, no incruento, pero esta vez bajo la égida transatlántica.

Luego vinieron las «amenazas terroristas a la seguridad alemana» (y a las rutas comerciales) en los mares de las costas libanesa y somalí y, ahora de nuevo con botas sobre el terreno, en los pasos de montaña del Hindu Kush y en las áridas sabanas subsaharianas. Pero cuando estas cruzadas antiterroristas se agotaron, muy patéticamente, se buscó una nueva amenaza, un nuevo y malvado Saladino, y un cruzado, un nuevo káiser Friedrich Barbarroja, para derrotarlo.

Varios candidatos compiten por este deber y honor, entre los que destaca el enormemente popular Boris Pistorius, titulado «Ministro de Defensa», aún etiquetado como socialdemócrata, y dotado de la voz más alta a favor de la preparación para la guerra. Para él, la tarea principal es el apoyo total a Zelensky y a su gobierno ucraniano, sin importar a dónde conduzca. Como siempre, por supuesto, es la seguridad occidental la que está en juego.
Rusia es una amenaza no sólo para Georgia y Moldavia, sino también al final para la OTAN… Un colapso de nuestro apoyo tendría consecuencias fatales… La entrega del sistema de misiles antiaéreos Patriot, por ejemplo, supone importantes contribuciones… Cada euro cuenta. Una victoria de Rusia acabaría siendo más cara que el apoyo actual a Ucrania… Debemos proporcionar disuasión para evitar que se llegue al extremo… Debemos estar preparados para la guerra en 2029.

«Apto para la guerra» – «kriegstüchtig», también traducible como «eficaz en la guerra» o «competente en la guerra»- esta escalofriante palabra, hasta ahora apenas conocida, u olvidada, puede presumir ahora de ser la «palabra del año». Como amplió Herr Minister: «Debemos ser resistentes y capaces de crecer». Para lograrlo espera, después de trece años sin problemas, volver a poner en marcha un servicio militar obligatorio, a ser posible también para las mujeres jóvenes. «Un servicio así no puede estar exento de obligaciones», advirtió, y «las tropas deben contar con el mejor equipamiento posible, desde carros de combate hasta cocinas de campaña móviles». La propuesta, tratada al principio como un simple tema de debate y ampliamente impopular, fue rechazada en gran medida. Pero con la ayuda de los medios de comunicación se fue intensificando hasta convertirse casi en una exigencia, especialmente [VG1] por parte de Friedrich Merz, jefe del equipo electoral democristiano, que espera ganar las elecciones del año que viene y suceder a Olaf Scholz como canciller, posiblemente en una coalición resucitada con los socialdemócratas liderados por el belicoso Boris Pistorius.

No son sólo las palabras o los planes para 2029 los que hacen eco de las botas de marcha del pasado; su ritmo actual resuena en gran medida de la guerra de Ucrania. La tragedia de la muerte y la destrucción en esa tierra atormentada se convierte de alguna manera en una supuesta amenaza para Alemania, lo que justifica un enorme gasto en armamento, el estacionamiento permanente de una base de la Bundeswehr en Lituania y ahora, en Rostock, que fue el principal puerto y centro de vacaciones a orillas del mar de la RDA, una nueva estación marítima de la OTAN destinada a vigilar la entrada al Báltico, a 1.000 millas del sur de Odessa o Sebastopol. Con oficiales de la Bundeswehr.

¿Es la guerra de Ucrania únicamente el crimen de un sultán sediento de poder en el Kremlin? Millones así lo creen. Pero millones en otros países tienen preguntas, dudas o buscan otras explicaciones, posiblemente menos sencillas. Se preguntan si la invasión de Putin, por brutal que haya sido, fue quizás una reacción a los intentos cada vez más estrechos de rodear -y estrangular- a su país por parte de las fuerzas militares de la OTAN, mucho más fuertes, o de sus principales impulsores en Washington. Su sangriento golpe de Estado en Kiev en 2014 puso en el poder a un gobierno antirruso, amenazando así el Mar Negro de Rusia, así como su ruta del Báltico hacia el mundo exterior. Cuando se multiplicaron las bases y ejercicios militares hostiles, a solo unos minutos de Moscú y San Petersburgo y, a pesar de las objeciones y ofertas de compromiso rusas, cuando se anunciaron planes para incorporar a Ucrania a la OTAN, requiriendo así, incluso en caso de provocaciones de Kiev, el apoyo de los 32 miembros, tres de ellos con armas atómicas, entonces la reacción rusa al conflicto armado en Donbás no puede perdonarse, pero sin duda debería entenderse mejor. Volviendo al método de la analogía de Esopo: ¿Era como un oso, rodeado por un círculo cada vez más estrecho de perros -o lobos- que gruñen y rompen las reglas golpeando primero con una pesada zarpa?

Comentarios como el del ministro de Asuntos Exteriores Baerbock, de que el objetivo de la guerra de Ucrania debe ser «arruinar a Rusia», reforzaron esas dudas. Y la culpabilidad unilateral se debilitó el año pasado cuando Zelensky encabezó la Cámara de los Comunes de Canadá vitoreando a Yaroslav Hunka, de 98 años, como un heroico defensor de la libertad ucraniana aunque, pronto se reveló, se había alistado como voluntario en la División Gallega de las SS de Hitler para asesinar al mayor número posible de familias judías, partisanos polacos y soldados rusos, e indirectamente canadienses. Algunos animadores no conocían sus antecedentes asesinos, ¡pero Zelensky desde luego que sí!

Cuando un diputado del Bundestag preguntó al ministro Pistorius sobre el uso de armas desplegadas en las fronteras rusas, éste respondió: «Todo lo que se envíe desde Alemania y ataque objetivos en el interior de Rusia puede utilizarse» y añadió que estaba en contacto regular con su homólogo polaco sobre la protección de lo que se denomina, en un vocabulario con demasiadas reminiscencias históricas, el «flanco oriental.»

En 1956, el Secretario de Estado John Foster Dulles declaró a un periodista de la revista «Life»: «La capacidad de llegar al borde sin entrar en la guerra es el arte necesario. (…) Si tienes miedo de llegar al borde, estás perdido». Así nació el arte del «brinkmanship». Ahora parece estar muy de moda.

Las botas, los tambores y los tanques también están de moda para empresas como Rheinmetall, el mayor fabricante de armas de Alemania, que ingresó más de 7.000 millones de euros en 2023, un 12% más que en 2022. Tiene 38.000 millones de euros en su cartera de pedidos si la guerra continúa. Su Director General, Armin Papperger, con un sueldo medio de 3,5 millones de euros, intenta introducirse en el mercado de armamento estadounidense. ¿No somos todos aliados de la OTAN?

En esa otra guerra devastadora, en Gaza, en Cisjordania palestina, ahora en Líbano y más allá -igualmente peligrosa para el mundo pero mucho más trágica para los civiles-, Alemania es también un actor principal, quizá sólo superado por Estados Unidos. Sus declaraciones públicas, su cobertura mediática y su implicación material no han sido menos importantes ni menos unilaterales.

Se aferra firmemente a su apoyo a Israel, su «Staatsräson» o «base fundamental», como compensación por el crimen alemán del Holocausto. Esta doctrina, en la que se insiste desde la fundación de Alemania Occidental, fue su tarjeta de admisión en la familia occidental de naciones y se amplió para incluir el apoyo total al «derecho a la autodefensa» israelí, respaldando cada paso de la expansión de los asentamientos y los ataques armados de líderes como los ex terroristas Ariel Sharon, Menachem Begin, Yitzhak Shamin y Benjamin Netanyahu. Se ha hecho prácticamente obligatorio «condenar públicamente a los terroristas de Hamás» por los sangrientos sucesos del 7 de octubre, al tiempo que se olvida o minimiza la larga historia de represión y terror de Israel y lo que vino después: la voladura de un edificio de apartamentos tras otro, la destrucción casi diaria de escuelas, mezquitas, universidades, de los últimos hospitales que quedaban, de los sistemas de agua, combustible y alcantarillado, incluso de carreteras y aceras, la continua degradación o tortura de prisioneros, jóvenes y viejos, armados o civiles, los ataques contra médicos y periodistas, contra ayudantes extranjeros y de la ONU, el bloqueo de alimentos y suministros médicos, y la muerte de al menos 40.000 o posiblemente muchos más palestinos, en su mayoría civiles, entre ellos miles de niños, o su mutilación mental y física y su invalidez de por vida. También se ignoran las declaraciones de los principales políticos y generales israelíes que justifican este asesinato masivo porque los gazatíes, al igual que los palestinos y los árabes opuestos de cualquier tipo, son infrahumanos y deben ser obligados a someterse, a abandonar sus hogares, jardines y huertos de olivos, o a morir. El desacuerdo, la crítica o la protesta son todo «antisemitismo» y las conclusiones de las mayorías en los tribunales mundiales o en la Asamblea General de la ONU, al diablo. Washington tiene su veto y el apoyo del gobierno alemán.

Y armas materiales. Durante un debate en el Bundestag con motivo del aniversario del atentado del 7 de octubre, cuando el líder de la oposición, Friedrich Merz, de los democristianos (CDU), acusó a la coalición gobernante de bloquear las solicitudes de exportación de las empresas armamentísticas, incluido el suministro de munición y piezas de repuesto para tanques, el canciller Scholz contraatacó. «El gobierno alemán siempre ha subrayado que no existe ninguna prohibición de exportación de armas… Hemos suministrado armas y suministraremos armas», prometió Scholz.

Cuando la mayoría del Consejo de Derechos Humanos de la ONU respaldó un llamamiento a «poner fin a la venta, la transferencia y el desvío de armas, municiones y otro equipo militar a Israel, la Potencia ocupante… para impedir nuevas violaciones del derecho internacional humanitario y violaciones y abusos de los derechos humanos en abril de 2024, la delegación alemana se unió a Estados Unidos para votar en contra (además de Argentina, Bulgaria, Malawi y Paraguay). La razón: «se abstiene de mencionar a Hamás y niega a Israel el ejercicio de su derecho a la autodefensa». Siempre se olvida el «derecho de autodefensa» palestino.

Todos los intentos de presentar otros puntos de vista, incluidas las voces de renombrados historiadores judíos o de valientes «refuseniks» israelíes, que optan por la cárcel para evitar nuevas matanzas de civiles palestinos, o las de las marchas y manifestaciones conjuntas judeo-árabes, son refutados con la cada vez más cuestionable y siempre cambiante historia del 7 de octubre; lo que fue antes o vino después son daños colaterales.

Los tres partidos de la coalición gubernamental alemana vuelven a pelearse por la inmigración, las ayudas a las empresas inversoras, grandes y pequeñas, los costes de la energía, la edad de jubilación, los recortes en las ayudas a los hospitales, la deuda pública, la radio pública, los impuestos a los ricos. Los tres, lamiéndose las heridas tras sus desastrosos resultados en las recientes elecciones de Alemania Oriental, esperan salir de su pozo de popularidad para las elecciones nacionales del año que viene y acostarse calentitos con sus tradicionales adversarios cristianos, que también fueron pisoteados en dos de los tres y apenas pasaron en el tercero, Sajonia [VG2]. Siguen liderando débilmente a nivel nacional, pero necesitarán encontrar un socio o dos el año que viene entre los enemigos de hoy para lograr una mayoría sin el presunto archienemigo, Alternativa para Alemania (AfD). Los cinco coinciden en apoyar a Bibi, ¡pase lo que pase!

¿Qué hay de los otros dos partidos, el LINKE y el escindido Bündnis Sahra Wagenknecht, BSW, la «alianza» que lleva el nombre de su fundador y líder? El BSW se opone tajantemente a las armas para cualquier país extranjero, y ahora se opone más enérgicamente a armar a la Ucrania de Zelensky o al Israel de Bibi. Su segundo miembro más conocido, la elocuente luchadora Sevim Dagdelen, de 49 años (sus padres son kurdos alevitas), empezó con la obligada condena del atentado de Hamás del 7 de octubre, pero luego dijo: «Con su ayuda armamentística a Israel, el gobierno está ayudando e instigando crímenes de guerra en Gaza y Líbano, en lugar de ajustarse a la voluntad mayoritaria de la población en Alemania a favor de un embargo de armas». Su desafío fue enviado a un comité y, por tanto, enterrado. Por supuesto.

Mucho menos clara, por desgracia, fue la posición del LINKE, o de lo que queda de él tras su escisión y sus desastrosos resultados en la votación del Parlamento Europeo (2,7%, mientras que el nuevo BSW obtuvo el 6,2%) y en los estados de Alemania del Este, donde obtuvo el 12,4% y 12 de los 88 escaños en su bastión de Turingia, menos de la mitad de lo que tenía antes. En Sajonia, con un 4,5%, apenas obtuvo 6 de los 120 escaños. En Brandeburgo, donde en su día fue socio menor del Gobierno, su amargo 3,0% significó ¡ningún escaño!

Como sal en estas heridas, el partido disidente de Sahra Wagenknecht, que participaba por primera vez, obtuvo un sorprendente tercer puesto con un 14-15% en los tres estados, obtenido principalmente de antiguos votantes de LINKE. Esto crea nuevos y sorprendentes problemas. Los partidos más antiguos se han comprometido a condenar al ostracismo a la ultraderechista AfD, incluso cuando obtiene el primer puesto (como en Turingia) o un segundo muy cercano (en Sajonia y Brandeburgo). Pero -¡oh Dios!- eso exigiría aceptar a Sahra Wagenknecht & Co. en una alianza. Y Sahra insiste en que su partido sólo se unirá a coaliciones, incluso a nivel estatal, que rechacen los envíos de armas y exijan la retirada de los misiles ofensivos estadounidenses de alcance medio de Alemania, donde en realidad son ilegales -y fatalmente peligrosos- para todos los europeos.

Estas dos exigencias, junto con la preocupación, la desilusión o la angustia generalizadas, pueden haber sido la clave para que el BSW obtuviera tantos votos en los estados del este, donde tales sentimientos -y exigencias- están más extendidos. Pero ayudaron aún más a la ultraderechista AfD, que también exige un alto el fuego en Ucrania y la retirada de los misiles estadounidenses (pero quiere armas para Netanyahu, como ellas hostiles a los musulmanes). El BSW de Sahra y la ultraderechista AfD (ambos atacados por ser amantes de Putin) no sólo tienen posturas similares en cuanto a oponerse a esos lazos con EE.UU. tan queridos por todos los partidos más antiguos, sino también en otras cuestiones, como favorecer unas leyes cada vez más estrictas y menos acogedoras para los refugiados u otros inmigrantes, en parte alegando problemas genuinos, pero también con un fuerte tufillo a nacionalismo. El éxito resultante de la AfD, ahora en segundo lugar a nivel nacional, está empujando a todos los demás partidos a mostrar su dureza hacia los extranjeros, en toda Europa, de hecho. Una de las únicas excepciones es el LINKE, cuya posición, considerada humana por algunos y poco realista por otros, puede ser una de las razones de su pérdida de votos y escaños.

Otra cuestión en la que el BSW de Sahra y la AfD están extrañamente de acuerdo: ambos expresan sus dudas sobre el tratamiento gubernamental de la crisis del COVID, con su estricto cierre de tantos, el cierre de escuelas y las máscaras faciales e inoculación semiobligatorias. Algunos condenan estas medidas como un complot para obtener beneficios y controles. Pero casi con toda seguridad fue su oposición a seguir luchando en Ucrania, o a enviar allí armas por valor de millones, lo que les convirtió en los dos únicos partidos que realmente tuvieron éxito.

Esto crea un gran dilema para los socialdemócratas o democristianos del este. ¿Tragarán hondo, olvidarán tabúes, se deslizarán hacia posiciones pacifistas e invitarán al BSW de Sahra a unirse para gobernar uno u otro Estado? ¿A pesar de sus líderes nacionales? ¿O transigirá Sahra & Co. en la cuestión de la paz, o en temas económicos, y retrocederá con sus nuevos votantes? Este juego de malabares sigue siendo impredecible, pero Brandenburgo acaba de adoptar una declaración claramente antibelicista, y los otros dos se tambalean. Eso podría ser una contundente y bienvenida réplica a los amantes de los tambores y las botas.

Y por último, ¿qué dirección tomará el LINKE? Hasta hace poco, su postura sobre el armamento y el alto el fuego tanto en Ucrania como en Gaza podía describirse como un doble discurso, con sus líderes más firmes inclinándose en la medida de lo posible hacia una condena unánime de Putin, ignorando casi por completo la oposición tradicional del partido a la expansión de la OTAN y a la venta de armamento alemán y -por motivos poco sólidos- incluso boicoteando una gran manifestación por la paz el año pasado, o las que ahora se oponen a la matanza en Palestina y Líbano. Esta dirección hacia la derecha es lo que llevó a muchos a pasarse al BSW de Sahra.

Pero entonces llegó una sorpresa. En la rama berlinesa del LINKE, hasta ahora bastión de los dirigentes que apoyaban el bombardeo israelí de Gaza -y que en su día se jugaron importantes puestos en el gabinete berlinés-, se encontraron de repente superados en votos en su posición pro-Netanyahu y abandonaron malhumorados la reunión. Cinco de ellos, hasta entonces altos dirigentes locales, abandonaron por completo el partido LINKE. Hubo arrepentimiento oficial, pero muchos dijeron «¡Buen viaje!».

Poco después se celebró un congreso nacional del partido en Halle. Y, para sorpresa de muchos, aunque el lado reformista y conformista de este partido eternamente dividido seguía manteniendo una mayoría, era una mayoría delgada, y que parecía dispuesta a abandonar su obstinado (y obviamente mortal) giro a la derecha y alcanzar compromisos en cuestiones como Gaza y el impulso de EE.UU. y la OTAN hacia la hegemonía mundial. Como sus copresidentes no se presentaron a la reelección, eligió a otros nuevos, de nuevo con el equilibrio Este-Oeste, hombre-mujer: Jan van Aken, 63 años, de Hamburgo, biólogo y activo opositor a los daños ecológicos, y la alemana oriental Ines Schwerdtner, 35 años, una nueva figura brillante, sólo un año en el partido, antaño editora de la edición alemana de la revista «Jacobin». Ambas rebosan optimismo sobre la reactivación del partido.

Ines Schwerdtner se comprometió no sólo a trabajar por la paz, sino también a hacer hincapié en temas aún más cercanos al corazón de la gente: vivienda asequible a pesar de la subida de los alquileres y de los comestibles, ningún recorte en las ayudas a los pobres, los niños, los pensionistas, los desempleados… y también a los inmigrantes. Los dos quieren entablar debates puerta a puerta con los votantes, preguntándoles su opinión, especialmente a los de la clase trabajadora o media. ¿Podrían estos cambios entrar en vigor lo bastante pronto como para evitar un desastre en las elecciones nacionales del próximo septiembre? ¿Podrían salvar al LINKE del olvido y convertirlo en un verdadero partido de izquierdas con una perspectiva socialista definida, posiblemente incluso más que su hijo desertor y nuevo rival, el BSW? En una Alemania que se enfrenta al estancamiento económico o a algo peor, con su empresa más importante, Volkswagen, que acaba de anunciar grandes y problemáticos cierres -quizás un presagio-, con enormes y crecientes amenazas de desastre climático y avances de la extrema derecha por toda Europa (¿y EE.UU.?), con la amenaza de una guerra internacional entre potencias con armas atómicas, el crecimiento de una nueva izquierda fuerte en Alemania, que vuelva a ser una ayuda y un estímulo para los partidos hermanos del Este y del Oeste, es más imperativo que nunca.

6. Derrota de la izquierda en las municipales en Chile.

La izquierda ha perdido las elecciones locales en Chile. A destacar la pérdida de Santiago, que hasta ahora tenía un alcalde comunista.

https://www.editoweb.eu/

Derrota de la izquierda en las elecciones municipales de Chile

Martes 29 de octubre de 2024
Las elecciones locales en Chile estuvieron marcadas por una derrota de la izquierda, una nueva sanción electoral contra el Presidente Gabriel Boric.
El Partido Comunista de Chile retuvo 2 alcaldías (4 si se incluyen los partidos afines), obtuvo 105 escaños en los concejos municipales, 15 en los consejos regionales y clasificó a la segunda vuelta de las elecciones de gobernadores en la región de Coquimbo.
Artículo y traducción Nico Maury.

Según los resultados preliminares del Servicio Electoral de Chile (Servel), las listas de centroderecha Chile Vamos ganaron un total de 122 alcaldías, mientras que las listas de la coalición Contigo Chile Mejor perdieron 40 municipios y retuvieron 111 alcaldías.
Una nueva sanción electoral contra el Presidente Gabriel Boric. Un hecho que marcó esta notable caída del gobierno de Gabriel Boric en Chile fue la pérdida de Santiago. La alcaldesa comunista saliente, Irací Hassler, fue derrotada por el candidato de Chile Vamos, Mario Desbordes (51,1% de los votos).
Los candidatos independientes ganaron 103 alcaldías. La extrema derecha ganó ocho de los 345 municipios del país.
Elegidos 4 alcaldes comunistas y afines
En las elecciones municipales, el Partido Comunista de Chile participó en 18 municipios -incluidos los cinco donde tenía alcalde en ejercicio-. Obtuvo 332.187 votos (2,84% de los sufragios) y sólo 2 alcaldes:
Fares Jadue fue elegido alcalde de Recoleta (35,83%), sucediendo al muy popular alcalde de la ciudad, Daniel Jadue (sin parentesco), víctima de una cábala judicial por oponerse a los monopolios privados de la salud.
Javiera Reyes Jara fue reelegida alcaldesa de Lo Espejo (57,53%). La muy popular alcaldesa de la comuna fue reelegida con un puntaje que más que la duplicó.
El PCCh perdió las comunas de Santiago (28,4%), Canela (8,53%) y Los Lagos. Matías Jair Toledo Herrera, candidato apoyado por el Partido Comunista, ganó las elecciones municipales en Puente Alto (51,53%) e Ítalo Andrés Bravo Lizana (afín al Partido Comunista) fue reelegido con el 65,25% de los votos.
El Partido Comunista presentó 481 candidatos a los concejos municipales, con 564.693 votos (5,50%) obtuvo 97 escaños. Este resultado se eleva a 105 escaños y el 6,24% de los votos si se incluyen los candidatos comunistas afines.

Un candidato se clasificó para la segunda vuelta de las elecciones a gobernadores
Para las elecciones regionales, el Partido Comunista presentó 111 candidatos. El PCCH obtuvo 576.195 votos (5,93%) y 12 escaños. Si se suman los candidatos de filiación comunista, los resultados superan el 6% (6,99%) y los comunistas obtienen 15 escaños.
El Partido Comunista participó en las elecciones de gobernadores con dos candidatos: Carlos Yévenes en la región de Árica y Parinacota y Javier Vega en la región de Coquimbo. Carlos Yévenes obtuvo el 4,75% de los votos y Javier Vega se clasificó para la segunda vuelta de las elecciones.
Javier Andrés Vega Ortiz, del Partido Comunista de Chile, y Cristóbal Julia de la Vega, candidato independiente apoyado por el bloque Chile Vamos, se enfrentarán en una segunda vuelta prevista para el 24 de noviembre.
Javier Vega quedó segundo con el 16,80% de los votos (75.010 votos), y Cristóbal Julia quedó primero con el 21,77%.

7. Pepe Escobar sobre Kazán

El periodista brasileño destaca los resultados más importantes de la cumbre de los BRICS+. Para él, naturalmente, históricos. https://sputnikglobe.com/

Los BRICS hacen historia, ¿podrán mantener el impulso?

Pepe Escobar

Los giros no tan simples del destino siempre permiten que ciertas ciudades dejen su huella en la Historia de maneras inefables. Yalta. Bretton Woods. Bandung, un hito de la descolonización de 1955. Y ahora Kazán.

La cumbre BRICS de Kazán, capital de Tatarstán, bajo presidencia rusa fue histórica en más de un sentido, seguida con atención fascinante por toda la Mayoría Global y con perplejidad por gran parte del orden occidental en declive.

No cambió el mundo, todavía no. Pero Kazán debe verse como la estación de salida de un viaje en tren de alta velocidad hacia el emergente nuevo orden multinodal. La metáfora era también espacial: los pabellones de la «estación» del centro de exposiciones de Kazán que acogía la cumbre conectaban simultáneamente con el aeropuerto y con el tren aeroexprés que llevaba a la ciudad.

Los efectos de BRICS 2024 en Kazán se percibirán durante semanas, meses y años. Empecemos por los avances.

El Manifiesto de Kazán

1. La Declaración de Kazán. Es nada menos que un detallado manifiesto diplomático. Sin embargo, dado que el BRICS no es un agente revolucionario -ya que sus miembros no comparten una ideología-, podría decirse que la siguiente mejor estrategia es proponer una reforma real, desde la Agenda 2030 de la ONU hasta el FMI, el Banco Mundial, la OMC, la OMS y el G20 (cuya cumbre se celebra el mes que viene en Río).

El núcleo de la Declaración de Kazán -debatida durante meses- es avanzar en la práctica hacia cambios institucionales en profundidad y rechazar la Hegemonía. La Declaración se presentará al Consejo de Seguridad de la ONU. No hay duda de que el Hegemón la rechazará.

Este párrafo resume el impulso reformista: «Condenamos los intentos de someter el desarrollo a prácticas discriminatorias políticamente motivadas, incluyendo pero no limitándose a medidas coercitivas unilaterales que son incompatibles con los 5 principios de la Carta de la ONU, la condicionalidad política explícita o implícita de la ayuda al desarrollo, las actividades, con el objetivo de comprometer la multiplicidad de proveedores de ayuda internacional al desarrollo.»

2. La sesión de divulgación de los BRICS. Eso fue Bandung 1955 en macroesteroides: un microcosmos de cómo está naciendo el nuevo mundo realmente descolonizado y no unilateral.

El Presidente Putin abrió y cedió la palabra a los líderes y jefes de delegaciones de otras 35 naciones, la mayoría al más alto nivel, incluida Palestina, más el Secretario General de la ONU. Un buen número de discursos fueron poco menos que épicos. La sesión duró 3h25. Circulará por toda la Mayoría Global durante años.

La sesión coincidió con el anuncio de los nuevos 13 socios BRICS: Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajstán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam. Un tour de force estratégico que incluye 4 potencias del Sudeste Asiático; los dos principales «stans» de Asia Central; 3 africanos; 2 latinoamericanos, y el miembro de la OTAN Turquía.

3. La propia presidencia rusa de los BRICS. Podría decirse que ninguna otra nación habría sido capaz de llevar a cabo una cumbre tan compleja e impecablemente organizada, celebrada tras más de 200 reuniones relacionadas con los BRICS a lo largo del año por toda Rusia y dirigida por sherpas anónimos, miembros de grupos de trabajo y del Consejo Empresarial de los BRIC. La seguridad fue masiva, por razones obvias, teniendo en cuenta las probabilidades de que se produjera un atentado terrorista de falsa bandera.

4. Corredores de conectividad. Este es el principal tema geoeconómico de la integración de Eurasia, y también de la integración de Afro-Eurasia. Putin nombró explícitamente, más de una vez, los nuevos motores de crecimiento del futuro próximo: El Sudeste Asiático y África. Ambos son socios clave de varios proyectos de alto perfil de la Iniciativa china de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés). Además, Putin mencionó los dos principales corredores de conectividad del futuro: la Ruta Marítima Septentrional -que los chinos describen como la Ruta de la Seda del Ártico- y el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC), cuyos tres impulsores son los miembros del BRICS Rusia, Irán e India.

Esto significa que el BRICS China cruzará Eurasia de este a oeste, mientras que el BRICS Rusia/Irán/India lo hará de norte a sur, con ramificaciones en todas las latitudes. Y con todos los añadidos energéticos, con Irán posicionándose como un centro energético crucial, abriendo la posibilidad finalmente factible de construir el oleoducto Irán-Pakistán-India (IPI), una de las sagas inacabadas de lo que describí a principios de la década de 2000 como Pipelineistán.

El regreso del Triángulo de Primakov

En toda la Mayoría Global había grandes expectativas de que en Kazán se produjera un gran avance en los sistemas de pago alternativos. Expertos realistas en tecnología financiera ruso-china comentaron que «no vieron nada en absoluto, salvo otra ronda de iniciativas sobre intercambio de cereales, intercambio de metales preciosos y plataforma de inversión. BRICS Clear se está desarrollando de alguna manera, pero el resto no funcionará sin una infraestructura soberana adecuada.»

Y eso nos lleva de nuevo al proyecto UNIT – una forma de «dinero apolítico», anclado en el oro y las monedas BRICS+, que fue discutido exhaustivamente por los grupos de trabajo y llegó al Ministerio de Finanzas ruso. El siguiente paso necesario es un ensayo por parte de un gran conglomerado empresarial. Es posible que esto ocurra pronto y, si tiene éxito, animará a otras grandes empresas de los países BRICS a sumarse a la iniciativa.

En cuanto a la plataforma de inversión digital de los BRICS, ya está en marcha. Junto con el NDB -el banco de los BRICS, y Putin animó a la expresidenta brasileña Dilma Rousseff a seguir al timón-, esto facilitará el acceso del Sur Global a la financiación sin las temidas condicionalidades de «ajuste estructural» del FMI/Banco Mundial. La bolsa de cereales de los BRICS, que establecerá reglas claras y transparentes, será esencial para garantizar la seguridad alimentaria del Sur Global.

Los BRICS dejaron claro que el complejo impulso hacia una nueva infraestructura de liquidación/pago es inevitable, pero un largo trabajo en curso, especialmente cuando el G7 -que a efectos prácticos está secuestrando la agenda del G20 el mes que viene en Río- quiere financiar al menos 20.000 millones de dólares de un paquete de 50.000 millones a Ucrania con ingresos procedentes de activos rusos robados.

Y esto nos lleva a los problemas más flagrantes de los BRICS. Conseguir el consenso en asuntos difíciles es extremadamente difícil y, a largo plazo, puede llevar a los BRICS a adoptar un mecanismo de mayoría absoluta para hacer las cosas.

El caso brasileño – vetar a Venezuela como socio del BRICS – no cayó nada bien entre los miembros, entre los socios y en todo el Sur Global. Puede que el actual gobierno de Lula esté sometido a una tremenda presión por parte del establishment demócrata del Hegemón, pero eso no explica por sí solo la decisión.

Existe un enorme lobby anti-BRICS dentro de los más altos niveles del gobierno brasileño, «facilitado», como de costumbre, por ONGs americanas así como por la Comisión Europea (CE), fuertemente infiltrada entre las proverbiales élites compradoras. Brasilia privilegió este año al G20 sobre el BRICS. Esto augura problemas para el año que viene, cuando Brasil asuma la presidencia de los BRICS.

Las perspectivas no son precisamente brillantes. La cumbre de los BRICS del año que viene está prevista para julio, y la decisión parece definitiva. No tiene sentido recapitular una agenda de trabajo a mitad de año. La excusa oficial es que Brasil también tiene que organizar la conferencia sobre el clima de Cop-30 en noviembre. Por ello, el economista brasileño Paulo Nogueira Batista Jr. propondrá celebrar una sesión paralela de clausura de los BRICS durante la cumbre del G20 de 2025, que tendrá lugar en Sudáfrica, país miembro de los BRICS.

El presidente Putin se ha mostrado muy complaciente, e incluso ha propuesto a Dilma Rousseff para seguir al frente del BND. Sin embargo, la presidencia rusa del NDB comienza técnicamente el año que viene; un candidato más adecuado para dirigir el NDB sería Aleksei Mozhin, hasta hace poco representante ruso en el FMI.

De todo lo anterior se desprende una importante conclusión. Kazán demostró que la fuerza motriz de los BRICS es en realidad el famoso triángulo de Primakov – o RIC (Rusia, India, China). Ahora es posible añadir Irán, y eso lo convertiría en RIIC. Todo lo sustancial en los procesos interconectados de integración de los BRICS y de Afro-Eurasia depende del RIIC.

Arabia Saudí sigue siendo una propuesta abierta. Ni siquiera Putin ha respondido si Riad está dentro, fuera o al otro lado del muro. Fuentes diplomáticas insinúan que MbS está esperando el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses. Por mucho que la riqueza de Arabia Saudí esté invertida en la esfera angloamericana -y pueda ser robada en poco tiempo-, las relaciones con la asociación estratégica Rusia-China al más alto nivel son excelentes.

El CIR dio un gran golpe justo antes de la cumbre de Kazán, cuando Pekín y Nueva Delhi anunciaron su normalización de Ladakh. Ello se logró gracias a la mediación rusa. Luego está Turquía; Erdogan insistió en su entusiasmo por los BRICS en las pocas horas que pasó en Kazán. Más tarde, en Estambul, los académicos confirmaron que habla muy en serio sobre el estatus de socio de Turquía y su eventual admisión como miembro de pleno derecho.

En el lenguaje de los símbolos, los minaretes de la mezquita de Kul Sharif en el Kremlin de Kazán fueron la marca de facto de la cumbre: multipolaridad gráfica en efecto. Las tierras del Islam captaron el mensaje, con serias y auspiciosas repercusiones en el futuro. En cuanto a los conductores, mientras el tren de alta velocidad multi-nodal abandona la estación, toda la atención debería centrarse en el RIIC. Que todo el Sur Global tenga un buen viaje.

8. Berrinche europeo en Georgia

A pesar de que la presidenta francesa de Georgia la impulsa claramente, la revolución de colores en ese país tras votar mal, de momento no parece prosperar. Amar nos explica la intervención en este sentido de políticos alemanes. En el lado equivocado de la historia, como es tan habitual en ellos. https://swentr.site/news/

Esta eminencia gris alemana intenta otra revolución de colores

Las recientes elecciones en Georgia no salieron como quería la UE, y el jefe de la comisión de política exterior del Bundestag ha entrado en acción

El país caucásico de Georgia ha celebrado elecciones, y no han salido como querían las élites occidentales. El partido gobernante Sueño Georgiano, habitualmente ridiculizado en Occidente como «prorruso» y «antioccidental», ha ganado con 54% de los votos; una alianza de la oposición, ensalzada como «pro-occidental» y en particular «pro-UE» ha perdido con menos del 38%. La oposición alega irregularidades electorales lo bastante importantes como para invalidar el resultado; el Gobierno reconoce algunas irregularidades, pero señala que ocurren en todas partes y argumenta que no son lo bastante significativas como para cuestionar su «victoria aplastante«.

Al mismo tiempo, Georgia se encuentra en una línea divisoria geopolítica clásica entre, a falta de mejores palabras, Oriente y Occidente. En principio, este tipo de situación podría gestionarse, incluso explotarse en beneficio de un país. En el caso de Georgia, sin embargo, empeoró mucho, como en el de Ucrania, por la, en el mejor de los casos, imprudente extralimitación de Occidente consagrada en la decisión de la cumbre de la OTAN de Bucarest de 2008 de ofrecer una perspectiva de la OTAN vaga pero explosiva.

Piensen lo que quieran del multimillonario fundador de Georgian Dream y eminencia gris Bidzina Ivanishvili, pero tiene razón en que esta política gratuita y miope de la OTAN supuso un enorme peligro tanto para su país como para Ucrania. En ambos casos, contribuyó masivamente al estallido de la guerra (en Georgia en 2008, en Ucrania en 2014). También puede tener razón en que estuvo motivado por algo aún peor que la arrogante dejadez; a saber, una estrategia occidental cínica y premeditada para sacrificar o al menos arriesgar a estos países como peones prescindibles en el gran tablero de la geopolítica;

No importa que el Sueño Georgiano no esté realmente en contra de la UE, sino que simplemente no sea incondicionalmente sumiso hacia ella. En realidad, es la UE la que ha intentado interferir masivamente en las elecciones (mediante amenazas a los privilegios de visado de los georgianos, entre otras cosas) y ha suspendido de facto la candidatura de Georgia. Y no importa tampoco que Sueño Georgiano no sea «prorruso». En realidad, su estilo característico es tratar de mantener relaciones útiles con todo el mundo. Su verdadero pecado, a ojos de Occidente, es que es no antirruso, como la oposición. Es Occidente quien intenta imponer una relación exclusiva a un país que está mucho mejor con una política exterior que trabaje con todos los centros de poder, inversores y amenazas potenciales relevantes y los equilibre. Obligar a Georgia a abandonar este rumbo eminentemente sensato es la verdadera ambición de Occidente; y probablemente fracasará.

El resultado de todo lo anterior es que ahora está en el aire una «revolución de colores» intentona golpista. Hasta aquí, todo aburrido. El «libro de jugadas» de Occidente -por utilizar un término muy querido por los que se enfurecen contra Rusia- está gastado, manchado y hecho jirones por el uso excesivo. Y sin embargo, como un signo de locura es la repetición obsesiva, aquí estamos una vez más: La oposición «prooccidental» está ahora dirigida, en efecto, por una presidenta, Salome Zourabichvili, originalmente paracaidista de Occidente, una agente extranjera literal que sigue sin hablar georgiano a nivel nativo. Afirma que la victoria de Sueño Georgiano está tan comprometida por las irregularidades que es fraudulenta. Y, lo que es más importante, afirma que, ¡esperen! – la culpa, una vez más, es de la malvada Rusia. Y lo que es más importante, ha adoptado un tono extremo e intransigente que no deja margen para poner fin a esta crisis con un compromiso. Al mismo tiempo, también al más puro estilo «revolución de colores», la oposición intenta movilizar dos fuerzas principales para derrocar al gobierno: las manifestaciones en la capital, así como la presión e intromisión de Occidente.

En ambos aspectos, el éxito inmediato de la oposición ha sido limitado: Las manifestaciones no son grandes y, al menos, las primeras reacciones de las cúpulas de EEUU y la UE han sido ampulosas, pero, si se mira bien, llamativamente cautas en el fondo, como ha lamentado el consejo editorial del Financial Times. Mientras tanto, Viktor Orban, primer ministro de Hungría, país que preside actualmente el Consejo Europeo, ha visitado Georgia en una muestra de apoyo al Gobierno. Como tantas veces, es un outsider en la UE y su iniciativa ha sido ampliamente desautorizada. Pero tampoco se le puede detener. Si una «revolución de colores» es el plan, las primeras 48 horas tras las elecciones no han indicado buenas perspectivas para ello.

En esta situación, tensa, sin resolver y con potencial para graves actos de violencia, entra Michael Roth para hacer de las suyas. Roth, para su desgracia, puede que no sea un nombre muy conocido fuera de Alemania, pero dentro de sus confines políticos e intelectuales ha desempeñado un papel lamentablemente importante. Miembro importante del partido SPD, que, al menos formalmente, lidera la actual coalición gobernante, Roth preside desde 2021 la comisión de política exterior del Parlamento alemán.

En este papel, ha sido siempre un partidario de la línea dura. Obsesionado con la guerra de Ucrania, por ejemplo, ha defendido de forma reiterada la escalada militar frente a la diplomacia y las negociaciones. En cuanto al genocidio y los crímenes de guerra cometidos por Israel y sus partidarios (incluida Alemania), se ha mostrado fanáticamente pro-sionista, compartiendo un tema de conversación tras otro de la propaganda israelí y calumniando a quienes critican a Israel y su ola de asesinatos en masa como «antisemitas«.

En lo que respecta a Georgia, la implicación de Roth muestra desde hace tiempo una vena compulsiva. Durante las violentas protestas de esta primavera contra la ley de transparencia del país, perfectamente legal y bastante suave, Roth tuvo que aparecer en las calles de Tiflis y hacer su mejor imitación de Victoria Nuland, y luego hablar mucho de ello. Roth cree profunda y mesiánicamente que él, un apparatchik intelectualmente bastante insular de Berlín, sabe mejor que nadie lo que es bueno para Georgia, y que cualquiera que no esté de acuerdo con él -incluso en Georgia- es un «idiota útil» de Rusia o simplemente está comprado por ella.

En su nueva intervención sobre el país caucásico, realizada en una entrevista con la emisora de radio Deutschlandfunk, las posturas de Roth son una mezcla de pereza predecible -y previsiblemente equivocada- y, en ocasiones, sorprendentemente arrogante, incluso para sus estándares. En sí mismas, apenas merecen atención. Sin embargo, son interesantes si los leemos como lo que realmente son: no la expresión de una mente individual, que no es el fuerte de Roth, sino de un pensamiento de grupo ampliamente compartido no sólo entre las «élites» alemanas, sino también de la UE.

Roth, por supuesto, reitera los argumentos occidentales habituales, a saber, que las elecciones georgianas fueron robadas por lo que él llama -con un esfuerzo de ingenio muy lento- «Pesadilla georgiana» (en lugar de «Sueño»– ¿lo pillas?); que Rusia está detrás de todo; y que, finalmente, nada ayudará excepto unas nuevas elecciones. Lo que significa, por supuesto, anular los resultados de las que ya se han celebrado. Al igual que los halcones del Financial Times, Roth también se siente «muy decepcionado» por la respuesta oficial inicial de la UE, a la que acusa de ser demasiado blanda. Lo único que exige, desde su posición en Berlín, es que no se reconozcan los resultados electorales. Menos que eso, y Michael tendrá un berrinche.

Cuando se le pregunta si ve paralelismos con la muy reciente historia ucraniana, Roth elude la cuestión clave obvia: la pregunta de si la intromisión occidental podría «ayudar» a Georgia a acabar tan arruinada como Ucrania por el golpe de Estado y la guerra por poderes. Oliendo claramente una trampa, prefiere, dice, comparar Georgia y Bielorrusia, llegando incluso a advertir de la «bielorrusificación» del Estado caucásico. Independientemente de lo que esto pueda significar en su mente, es revelador que, en la misma entrevista, sea Roth quien tenga un lapsus freudiano y hable de la gente de Georgia como aquellos «en Ukrai…» antes de apenas retenerse en la última sílaba. Evidentemente, para el maestro pensador de Alemania, en última instancia, todo es lo mismo, un amasijo de lugares al este, que comparten que deben servir como campos de batalla para sus fantasías snyderianas-applebaumianas de mostrar a los rusos y anotar puntos contra lo que él llama, con una conmovedora falta de conciencia de sí mismo, su «imperialismo»

Para Roth, los georgianos como tales y sus vidas y desafíos no existen realmente. Mientras profesa su apoyo a los «muchísimos» que quieren entrar en la UE, los demás no le interesan. Pero incluso aquellos que encuentran su favor mostrando las actitudes «correctas», son, en última instancia, herramientas o personajes de cartón unidimensionales para él. Se limita a negar que las elecciones tengan algo que ver con cuestiones de la vida real, como «políticas sociales o educativas».

Eso no puede ser, porque, en el Rothoverso, a los georgianos de verdad sólo les importa lo mismo que a él, es decir, las trilladas, pretenciosas y desacreditadas narrativas de los «valores» de la UE. Y si los dirigentes de la UE no se recomponen como exige Roth, entonces él convierte a esos mismos georgianos en una masa amorfa de emigrantes potenciales con los que asustar a Bruselas para que actúe: «Si la UE no viene a Georgia», advierte, «entonces todos los jóvenes [georgianos] vendrán a nosotros». Ya sea en casa o en movimiento, para Roth, los georgianos son una fuente de influencia, ya sea contra Rusia o, si es necesario, incluso contra la UE.

En la misma línea, califica los resultados de las elecciones de «duro golpe» no sólo para Georgia, sino «para Europa», insistiendo en que no son «algo con lo que podamos [subrayado mío] trabajar.» Es difícil pensar en una forma más ingenuamente reveladora de no decir pero sí gritar que lo que importa en última instancia es «Europa,» que, a su vez, no es más que una palabra para los propios deseos, frustraciones y complejos políticos e ideológicos de Roth.

Y no es que Roth no pueda ver lo peligroso que es todo esto. Con respecto a Moldavia, admite que está «profundamente dividida» sobre la cuestión de la adhesión a la UE. En cuanto a Georgia, incluso se ha dado cuenta de que «la violencia» no puede excluirse. Y, sin embargo, nada le hace cuestionar sus propias suposiciones simplistas y egoístas. Detrás de su retórica de solidaridad y «apoyo al pueblo» de Georgia se esconde la misma amistad falsa y condescendiente que ha llevado a Ucrania a la ruina.

Sin embargo, este egocentrismo miope y arrogante de estos amigos occidentales del infierno es algo más que un defecto personal. Es una característica sistémica que, irónicamente, también está socavando la autoridad y la posición de las élites occidentales en casa. Tomemos como ejemplo otra entrevista reciente con Roth. Un hombre autodestructivamente vanidoso, para esta reunión se apropió descaradamente como telón de fondo de su magnificencia personal del monumento central de Berlín a las víctimas judías del Holocausto –mostrando con orgullo su influencia personal, perfectamente impropia para ahuyentar a los asistentes que se oponían con razón. No sólo los georgianos o los ucranianos deben ceder su lugar al ego de Roth. También la memoria de las víctimas del Holocausto y quienes quieren protegerla de un uso angustiosamente impropio.

Roth es incapaz de reconocer realmente sus propios errores. Pero sí es capaz de reconocer su frustración cuando sus políticas erróneas no encuentran el apoyo total que él nunca duda que merecen. En una entrevista con la revista alemana de noticias Der Spiegel hace un mes, se lamentaba de no haber «conseguido explicar cómo lograr realmente la paz en Ucrania, a saber… mediante la fuerza y la capacidad militar». Demasiados alemanes, piensa claramente, no son todavía lo suficientemente beligerantes. Más chocante aún, «se ha abierto un peligroso vacío», «en el que los partidarios de Ucrania están siendo desacreditados como belicistas.» Prescindamos de la física del Rothoverso, donde el vacío alberga a sus críticos. En la tierra de Annalena «360 grados» Baerbock, Roth, después de todo, no es el primer político alemán que muestra una inquietante falta de familiaridad elemental con las ciencias exactas;

De lo que realmente trataba de quejarse con ese confuso símil era de que, escandalosamente, quienes no están de acuerdo con él siguen teniendo derecho a expresarse en Alemania. Al menos sabe de quién es la culpa. Sí, Rusia, por supuesto. Pero además de Rusia, también otros alemanes. En concreto, Sarah Wagenknecht y su partido, el BSW. Según Roth, han «secuestrado el concepto de paz» E incluso los del propio partido de Roth, el SPD, son culpables: Si se atreven a divergir de su línea presentándose en una manifestación por la paz, les acusa de promover un «calamitoso desplazamiento del discurso», una forma complicada de decir que no comparten sus opiniones;

La conclusión es que cuando las cosas – afortunadamente – no salen como Roth quiere, incluso sus lamentaciones son interesadas. En efecto, culpa a los ciudadanos y a los votantes, así como a los oponentes políticos (y también a los amigos) que no están de acuerdo con él y hacen un mejor trabajo para convencer a esos votantes. Nunca se le pasa por la cabeza la idea de que puede estar equivocado. Roth es, en otras palabras, un perfecto representante de las narcisistas y obstinadamente farisaicas «élites» que fomenta el modo de vida de la UE.

La tragedia -o la comedia- es, por supuesto, que es precisamente ese tipo de político el peor peligro para la propia UE, porque lo que Roth tacha de «populismo» y «influencia rusa» es en realidad en gran medida una rebelión precisamente contra su tipo de político y apparatchik: egoísta, ideológicamente doctrinario y farisaico, y perfectamente incapaz de la humildad que exigirían la verdadera escucha y el aprendizaje.

9. Elecciones en Mozambique

En las elecciones generales en Mozambique ha vuelto a ganar el FRELIMO -y ha sido felicitado por todas las fuerzas de izquierda en África, como el SACP-, pero esta vez la oposición no era el tradicional RENAMO sino un partido llamado, curiosamente, Podemos (Povo Otimista para o Desenvolvimento de Moçambique). Según la autora, puede suponer un cambio en el bipartidismo del país.

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¿El fin del bipartidismo en Mozambique?

Natália Bueno

Frelimo ha sido el partido gobernante de Mozambique desde que se independizó de Portugal en 1975, mientras que Renamo ha sido la oposición oficial desde el final de su guerra civil. Pero tras las recientes elecciones, las cosas están a punto de cambiar.

El dicho «el enemigo de mi enemigo es mi amigo» puede ayudarnos a entender lo que está ocurriendo actualmente en Mozambique entre «Frenamo» (una supuesta alianza entre los partidos Frelimo y Renamo en temas de interés común) y Podemos (Povo Otimista para o Desenvolvimento de Moçambique). 

El 9 de octubre, los mozambiqueños ejercieron su derecho al voto en las séptimas elecciones generales celebradas en el país desde 1994. Sin embargo, los observadores locales e internacionales, incluida la Plataforma de Observación Electoral Mais Integridade y la Misión de Observación Electoral de la UE en Mozambique, apuntan a un proceso electoral viciado por irregularidades, como el relleno de urnas, falsos observadores registrados por el Frelimo y votantes fantasma. En este contexto, Venâncio Mondlane, respaldado por el partido Podemos, emerge como la segunda fuerza electoral en la historia del país que desafía tanto al Frelimo, partido en el poder desde la independencia, como a la Renamo, principal partido de la oposición desde 1994.

Mondlane comenzó su carrera política en 2013 en el Movimento Democrático de Moçambique (MDM), un partido menor de la oposición fundado en 2009. Tras la muerte del líder histórico de Renamo, Afonso Dhlakama, en 2018, Mondlane se pasó a Renamo y se alzó con la victoria en las elecciones municipales de 2023 para la ciudad de Maputo. Mientras que los recuentos paralelos daban a Mondlane una mayoría cercana al 50 por ciento de los votos, los organismos oficiales otorgaban las mismas cifras al Frelimo. En este contexto, Mondlane destaca como uno de los principales exponentes de la llamada Revolución Azul (en referencia al color de Renamo), una serie de protestas y manifestaciones con gran movilización y participación de jóvenes mozambiqueños. Muchas de estas manifestaciones tomaron como lema el título de la canción «Povo no Poder» (Pueblo en el poder) del fallecido rapero Azagaia y fueron violentamente reprimidas por las fuerzas de seguridad mozambiqueñas..

Tras una lucha interna por el poder con el actual líder de Renamo, Ossufo Momade, Mondlane abandonó el partido. Impedido de presentarse a las elecciones apoyado por la Coligação Aliança Democrática (CAD), Podemos respaldó su candidatura. Mondlane se ha adjudicado la victoria basándose en recuentos paralelos en unas elecciones presidenciales en las que las irregularidades electorales ampliamente denunciadas han manchado al Frelimo, mientras que Renamo ha perdido su posición como líder de la oposición. El resultado de estas elecciones es la debilidad de Renamo como oposición (que históricamente ha exhibido sed de poder), y la fragilidad de Frelimo como centro de poder que ha concentrado y distribuido el acceso a los recursos del Estado. Finalmente, hay un Podemos fortalecido que rompe de forma inédita con una disputa democrática basada en la histórica rivalidad bipartidista entre Frelimo y Renamo.

En un sentido más amplio, Mondlane encarna y refleja una de las cuestiones centrales del proceso de reconciliación mozambiqueño: la inclusión política, o la falta de ella. Una breve excursión por la historia ayudará a contextualizar esto.

Mozambique y su pueblo han vivido casi treinta años de guerra continua: la lucha de liberación contra el colonialismo portugués (1964-1974) y la guerra civil de 16 años entre Frelimo y Renamo (1976-1992). Estas guerras dejaron un país en ruinas, una población marcada por el dolor y el sufrimiento en sus cuerpos y recuerdos, y un enorme potencial de violencia. Con la esperanza de lograr la reconciliación, los líderes del Frelimo y la Renamo firmaron y aprobaron tres acuerdos de paz y leyes de amnistía sucesivos en 1992, 2014 y 2019. En el centro del conflicto entre estas fuerzas políticas se encuentra la mencionada inclusión política, o la falta de ella, que se ha manifestado a lo largo de los años en diversas disputas, como el proceso de descentralización política y la despartidarização (despolitización) del Estado mozambiqueño. Estos procesos se han visto permeados por las recurrentes irregularidades electorales y el creciente control de las instituciones electorales por parte del Frelimo, lo que ha garantizado su permanencia en el poder.

Dos episodios ilustran el limitado acceso a la representación política en Mozambique para quienes no pertenecen al círculo especial del Frelimo. El primero se refiere a las elecciones generales de 1999, cuando Joaquim Chissano fue reelegido con un margen de sólo 200.000 votos sobre el líder de Renamo, Afonso Dhlakama, en un proceso electoral en el que se declararon nulos 600.000 votos. La Renamo y su líder rechazaron este resultado y todos los que siguieron. Para muchos miembros de Renamo y sus partidarios, la victoria de Renamo fue robada sobre la base del fraude electoral.

El segundo episodio se produjo tras el Acuerdo sobre el Cese Definitivo de las Hostilidades Militares firmado poco antes de las elecciones generales de 2014. Renamo impugnó enérgicamente los resultados electorales, acusando a Frelimo de fraude, y exigió el derecho a nombrar gobernadores en las cinco provincias centrales en las que Dhlakama había obtenido la mayoría de los votos presidenciales: Nampula, Tete, Zambézia, Sofala y Manica. A falta de un compromiso entre Frelimo y Renamo, se reanudaron los ataques armados, y no se firmó un nuevo acuerdo de paz hasta 2019.

En este contexto, Mondlane rompió con la histórica rivalidad bipartidista de Mozambique y volvió a sacar a la luz la cuestión de  la exclusión política. En este contexto, el Presidente Filipe Nyusi termina su mandato bajo el espectro de la violencia política, tras los asesinatos de Elvino Dias y Paulo Guambe, líderes de CAD y Podemos, respectivamente. El proceso de reconciliación que ha liderado en nombre del Frelimo en el marco del Acuerdo de Maputo, firmado en 2019, también está amenazado. Aunque el proceso de desmovilización, desarme y reintegración, parte integrante de este acuerdo, ha suscitado esperanzas (aunque limitadas), las irregularidades en las elecciones de 2023 y 2024 arrojan una sombra que sugiere un mayor deterioro del acceso a la representación política y una escalada hacia la eliminación física del «enemigo».

Natália Bueno es investigadora del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra y autora de Reconciliation Operationalized in Mozambique. Charting Inclusion, Truth, and, Justice, 1992-2022, Lexington Books (de próxima publicación).

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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