Oskar Lafontaine deja Die Linke

Sugerencia del compañero Carlos Valmaseda, 20/3/2022. “Por su apoyo al envío de armamento a Ucrania, entre otras cosas. Corto y contundente.” Por qué dejé Die Linke (Este artículo fue publicado originalmente en la web de Oskar Lafontaine. Traducción de Enrique de Sus.). Dos observaciones final es de José Luis Martín Ramos y Miguel Candel.

Por qué dejé Die Linke
[En 2007, tras abandonar el Partido Socialdemócrata alemán, que había llegado a presidir y con el que había sido ministro de Finanzas a finales de los 90, Oskar Lafontaine fue uno de los fundadores de Die Linke (“La Izquierda”). Entonces, el político justificaba su marcha del SPD en la deriva “neoliberal” del gobierno de Schröder. Quince años después, Lafontaine se desvincula también de Die Linke. En este artículo, publicado en su blog, explica las razones.]

Hoy dejé el partido Die Linke. Aquí está mi explicación:
Die Linke se fundó para revertir los recortes en los servicios sociales y los salarios de la Agenda 2010. Además, después de la participación de Alemania en la guerra de Yugoslavia, que violó el derecho internacional, y en la de Afganistán, debía nacer una nueva fuerza que abogara de nuevo por la paz y el desarme y por el cumplimiento del derecho internacional.
Con una política orientada a estos objetivos, logramos un 11,9% en las elecciones federales de 2009 y obtuvimos escaños en los parlamentos de Bremen y Hamburgo, así como en las cortes estatales de Schleswig-Holstein, Baja Sajonia, Renania del Norte-Westfalia, Hesse y Sarre. Sin embargo, en 2015, la dirección de Die Linke comenzó a cambiar su rumbo político. Con ello, Die Linke se transformó gradualmente en un partido que persigue objetivos similares y lucha por el mismo segmento electoral que Die Grünen [los Verdes]. Como resultado, muchos trabajadores y pensionistas nos dieron la espalda, volvieron al SPD, dejaron de votar o votaron por AfD u otros partidos como protesta. En las últimas elecciones federales, sólo el 5% de los trabajadores votó por Die Linke.
Ya no se puede pasar por alto. Las clases medias y bajas y los pensionistas ya no se sienten representados por el partido. Después del viraje ideológico, los principios de la política de paz de Die Linke también han sido eliminados. La guerra contra Ucrania, que es contraria al derecho internacional, se utiliza como una oportunidad. En la mañana de la sesión especial del Bundestag, en la que el canciller Scholz anunció su gigantesco programa de rearme, el portavoz de política exterior del grupo parlamentario, Gregor Gysi, el líder del partido, Hennig-Welsow, y otros miembros del grupo parlamentario pidieron que la moción del Gobierno, que abogaba por un aumento del gasto público en defensa y por el envío de armamento a Ucrania, fuera aprobada. Afortunadamente, no pudieron salirse con la suya. Inmediatamente después, la ejecutiva del partido anunció públicamente que aquellos que defendiesen el consenso fundacional en torno a la política social y al pacifismo de Die Linke, incluido yo mismo, deberían ser expulsados o excluidos. En este sentido, la Comisión Federal de Arbitraje me informó que el procedimiento de exclusión en mi caso debía ser entregado a la Comisión de Arbitraje del Estado de Berlín y ellos debían decidir.
El paulatino cambio en el perfil político de Die Linke es la causa de las numerosas derrotas electorales. En Sarre, el partido federal ha permitido durante años que se instale un sistema fraudulento, en el que los escaños del Bundestag y del parlamento estatal se otorgan en base a listas de afiliados manipuladas. Un miembro normal del partido que no esté involucrado en el sistema de fraude no tiene ninguna posibilidad de obtener un escaño. En su día abandoné el SPD porque se había convertido en un partido que, en contra de la tradición socialdemócrata de Willy Brandt, promovía los salarios bajos, recortaba las pensiones y los servicios sociales y apoyaba la participación de la Bundeswehr [fuerzas armadas] en guerras que violaban el derecho internacional. Quería que hubiera una alternativa de izquierdas a la política de inseguridad social y desigualdad en el espectro político, por eso cofundé Die Linke. La izquierda de hoy ha renunciado a esa pretensión.
No quiero pertenecer a un partido en el que los intereses de los trabajadores y pensionistas y una política exterior basada en el derecho internacional y la paz ya no son centrales, y que además apoya el sistema de fraude establecido en Sarre.

Observación de José Luis Martín Ramos:
1. Un aplauso enfervorizado por Oskar Lafontaine. Es algo singular que las voces disidentes más importantes del continente contra el pensamiento unilateral atlantistas sean socialdemócratas de izquierda: Melenchon, Lafontaine, Corbyn; las voces comunistas, del PCF, PCE y PCP, no tienen la misma fuerza porque el movimiento comunista pierde fuerza, pero echo en falta voces de la intelectualidad que se movían en el entorno crítico a la socialdemocracia, en el campo de simpatía hacia el movimiento comunista. Los trotskistas, como suele ser, con una vela a dios y otra al diablo.
2. El otro día me pasaron el fragmento de una intervención de un diputado de Alternativa por Alemania en el Bundestag que era toda una denuncia del atlantismo y de las mentiras que ha venido acumulando la OTAN, me pregunté que decía Die Linke, ahora por desgracia lo sé. A los miembros de Die Linke les tendría que haber producido vergüenza ori decir al diputado de la extrema derecha pronunciar las palabras que ellos no habían pronunciado.
El link es este https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10221622829028301&id=1480918349&sfnsn=scwspwa

2. Observación de Miguel Candel:
Un servidor, junto con una chica «ossi» llamada Claudia Casper que entonces residía en Barcelona, tradujimos allá por 2003 el libro de Lafontaine «El corazón late a la izquierda». Lo editó Paidós (hoy absorbida por Planeta Agostini) y Lafontaine vino a la presentación. Por cierto, se alojó en un hotel de la calle Pau Claris (intersección con Valencia o con Consell de Cent, no estoy seguro), y un día, al regresar a la habitación, descubrió que alguien había entrado, lo había registrado todo y se había llevado la pistola del guardaespaldas, que se supone que estaría bien guardada… Lo de la pistola debió de ser para enmascarar el verdadero motivo de la efracción, que no era otro que el espionaje. ¿Por orden del canciller Schröder, de la CIA o de quién?

 

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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