(Página herida) Contra el uso de la historia (y pseudohistoria) como ‘hecho diferencial’ de enfrentamiento y separación (II)

Cuando investigamos cualquier problema ambiental hasta sus orígenes, se revela una verdad ineludible: que la causa fundamental de la crisis [ecológica] no se encuentra en cómo los seres humanos interactúan con la naturaleza, sino en la forma en que interactúan entre sí. Que, para resolver la crisis medioambiental, hay que resolver los problemas de la pobreza, la injusticia racial y la guerra. Y que la deuda para con la naturaleza que es la media de la crisis ambiental no se puede pagar, persona a persona, en botellas recicladas o hábitos ecológicamente racionales, sino que hay que hacerlo en la antigua moneda de la justicia social. Que, en suma, una paz entre los seres humanos debe preceder a la paz con la naturaleza.
Barry Commoner, 1973.

A manera de preámbulo:
1. Poco que ver la cita de Commoner con nuestro tema de estos días. Pero es certera, habla de paz entre los seres humanos (y con la naturaleza) y es verdadera. Aprovecho para recomendarles el libro del que la he extraído: Antología: Barry Commoner. Ecología y acción social, editado por Jorge Riechmann e Iranzu Tellechea en “Clásicos del pensamiento crítico”, una colección imprescindible de Los Libros de la Catarata que fundaron a finales del pasado siglo Francisco Fernández Buey (1943-2012) y el autor de El socialismo puede llegar sólo en bicicleta. El malogrado César de Vicente Hurtado (1964-2022) fue también codirector de la colección.

2.¡Pero de qué van! ¡Tiene narices (y boca, ojos y cara, sobre todo cara) que sea Oriol Junqueras -don Oriol- quien hable de “cortinas de humo” tras la comparencia del gobierno el pasado lunes para hablar del espionaje al presidente Sánchez y a la ministra de Defensa! ¿Puede dar don Oriol y sus alrededores alguna lección en este y en otros asuntos? ¿Actos ilegales del gobierno, del Estado profundo, de las cloacas del Estado? Absolutamente denunciable. Pero, ¿cuántos actos ilegales han cometido y siguen cometiendo los gobiernos de la Generalitat de Catalunya? ¿No hay aquí también (y en Waterloo) un “estado profundo .Cat”? ¿No es uno de los “principios de acción” del nacional-secesionismo hacer lo que les dé la gana, independientemente de normas y leyes, y construir mil cortinas de humo para desviar la atención de la ciudadanía? ¿Cuántas decenas y decenas de personas han sido espiadas en .Cat por motivos políticos por los Mossos d’Esquadra sin mandato judicial alguno? Manel Castellví, el jefe de información de la policía catalana en 2017, podría dar infinidad de detalles sobre el tema. (Por no hablar de otros “espionajes”, como los de la Plataforma per la llengua, sin autorización judicial y con el apoyo institucional de la Generalitat de Cataluña).

3. Les copio el “profundo e impecable” razonamiento de un profesor universitario de Junts de la UPF (que es concejal además): “Que una película catalana se proyecte en Cataluña con subtítulos en castellano es solo para recordarnos que vivimos en un país ocupado”. ¿Habrá visto la película don López Bofill?
4. Les doy en nota [1] algunos enlaces sobre el tema que sigue estando en el centro de nuestras preocupaciones.
5. Un manifiesto que tal vez sea de su interés, por si quisieran apoyarlo: “Por una política exterior independiente y de paz” https://www.peticion.es/por_una_politica_exterior_independiente_y_de_paz
6. Sobre el asunto Pegasus, del historiador y compañero de Espai Marx, José Luis Martín Ramos: “El estado, todos los estados, reprimen y espían para defenderse (es su dimensión de fuerza). El estado no es solo eso, pero también es eso. Lo sabemos desde siempre. Lo que hay que procurar es que no ejerza su fuerza arbitrariamente; no reprima y y espíe de manera arbitraria, sin control. El estado pinchaba teléfonos y ahora pincha móviles y por culpa de las benditas redes sociales, que todos usamos con la mayor imprudencia, el pinchazo de móviles es mil veces más productivo qu el de teléfonos”.
Lo que hay que determinar, prosigue nuestro historiador, es “que los sistemas y mecanismos de control del estado sean adecuados para el uso de la mínima fuerza necesaria y para que esa fuerza no llegue a adquirir una dimensión autónoma; que esa acción, decidida en el ejecutivo, sea autorizada por los jueces y controlada a posteriori por el legislativo, con capacidad para reprobar la acción hecha si mayoritariamente el legislativo lo considera. Dejemos de permitir que nos pongan el dedo en la boca para que nos lo chupemos”.
Si ha habido fallo en el espionaje a los dirigentes del “ proceso”, concluye el autor de Historia del PCE, habrá sido “no en el hecho en sí -como no hubo fallo en el hecho en sí del despliegue de policía en Cataluña en octubre de 2017- sino en las características de la autorización judicial y en la falta de control regular del congreso por culpa de la larga crisis política que está debilitando no al gobierno, sino al estado. Si hay “centros de inteligencia” en todos los estados es para hacer esas cosas y otras”. Nuestro historiador solo acepta “el rechazo absoluto al uso de la fuerza del estado a quien rechace la existencia del estado. Solo los anarquistas son coherentes en esta cuestión.”
7. Una nueva aproximación al tema del profesor Martín Ramos.
Desde su punto de vista, uno y otro caso son iguales desde una perspectiva moral, “como cualquier uso de fuerza sobre las personas nuestra aspiración ha de ser conseguir la condiciones para acabar con ellas. El espionaje, como la policía, son elementos de fuerza del estado”.
Pero los casos son diferentes desde una perspectiva política. “El espionaje a los indepes lo ha practicado el estado. Lo que procede es: averiguar si se ha hecho conforme a la ley vigente y, con ocasión de lo sucedido, reexaminar si las disposiciones de la ley actual siguen siendo las adecuadas y si hay, o no, que retocar, modificar, para mayor eficiencia de esa arma y mayor garantía de uso y control democrático de ella”. En cambio, prosigue, el espionaje a los miembros del gobierno es una quiebra de seguridad del estado. “Tiene que averiguarse quien lo ha hecho y proceder en consecuencia (si lo ha hecho Marruecos, el gobierno habrá hecho el ganso), y tiene que depurarse la responsabilidad interna en el estado en esa quiebra de seguridad.”
Son diferentes y ninguno de ellos debería tapar al otro. “El espionaje al gobierno no desborda “por elevación” la reclamación y aclaración del espionaje a los independentistas. Esa aclaración es imprescindible, sin que eso signifique prejuzgar antes de la aclaración el comportamiento del estado -el CNI, los jueces y el gobierno. El espionaje a los miembros del gobierno no puede minimizarse ni despreciarse, como si fuera una operación de desvío de la atención. También se ha de averiguar, en este caso todo lo que se pueda, todo lo que ha pasado.”
En síntesis, una cosa no debe tapar la otra. “Ni podemos aceptar que así sea o se pretenda”.
8. Una recomendación que creo que será de su interés: Antonio Santamaría, “La trama rusa del procés”. El Viejo Topo, 412, mayo de 2022, pp. 4-11.

Sobre el asunto que nos tiene entre manos, la manipulación de la historia y pseudohistoria como instrumentos de discordia y separación.
Me había quedado en este punto: el sentimiento de rechazo fue mutuo: “tampoco las organizaciones obreras tenían ningún aprecio por esos movimientos nacionales regionales y sus reivindicaciones, que situaban en el saco general de los intereses conjuntos de la burguesía y las clases medias que eran la base social de ellos”. Los principales representantes del anarquismo español, añade JLMR, “del catalán también, sería ocioso recordarlo si no fuera por interpretaciones equivocadas del independentismo libertario de hoy, como Anselmo Lorenzo o Ricardo Mella, eran furibundamente antinacionalistas”.
Por otra parte, la posición del socialismo español quedó manifestada durante mucho tiempo por un artículo de Pablo Iglesias publicado en El Socialista el 20/10/1899 en el inicio de la huelga de tributación en Cataluña conocida como “tancament de caixes”.
La cita de Iglesias, que reproduce Martín Ramos y que aquí recojo, señala: “Los obreros catalanes y los obreros vizcaínos, como los obreros todos, comprenden que solo tienen un interés y ven con profundo desdén las autonomías, esas descentralizaciones a las que se quiere dar por fundamento el odio. No; los obreros castellanos, los obreros de España, saben bien que en todas esas alharacas no hay una sola frase en favor de las clases oprimidas; saben que en todas esas reivindicaciones no hay sino miserables y egoístas intereses, y se ríen también como los obreros de Cataluña y de Vizcaya, de los espasmos nerviosos de una juventud digna heredera de una burguesía podrida e ignorante, juventud que se cree superior en condiciones intelectuales a la del resto de España, cuando es tan rutinaria, tan enemiga del estudio y profesa tanto horror al trabajo como la de las demás regiones de España.”
El socialismo vasco, prosigue JLMR, siguió siendo abiertamente hostil al nacionalismo oponiendo al autonomismo regional, “burgués y carlista”, el autonomismo municipal, popular y democrático.
Esa relación de máxima hostilidad se modificó parcialmente en la primera mitad del siglo XX. Primero en Cataluña, “respondiendo a iniciativas surgidas del incipiente sector republicano del nacionalismo y más tarde por parte del PSOE en el contexto de la crisis política de 1917-1919. El conservadurismo y el compromiso con la monarquía de la Lliga Regionalista produjo el abandono de un grupo minoritario de orientación republicano liberal, que fue aglutinando posiciones políticas críticas al partido hegemónico dentro del nacionalismo, a través del diario El Poble Català y más adelante a través de sucesivas formaciones políticas…”
Según JLMR, era un nuevo segmento político muy inestable, “oscilante entre la acepción del discurso pratino [de Enric Prat de la Riba] sobre la naturaleza de totalidad del nacionalismo y la construcción de una alternativa global, a la búsqueda de una base social propia que solo podía crecer entre sectores populares, de clase medias y de aristocracia obrera: del que partieron, de manera minoritaria, dos tipos de iniciativas diferentes, aunque a menudo se han confundido como muestras parejas de aproximación al socialismo.”
La primera en el tiempo de estas iniciativas, observa JLMR, fue la de Gabriel Alomar, uno de los promotores de El Poble Català, que en el contexto del debate sobre la apertura social del nacionalismo republicano negó la mayor: “no se trataba de considerar la adhesión de las clases trabajadoras al catalanismo como si este fuera la única referencia, como si la cuestión nacional dominara toda propuesta de futuro, sino que habría que contemplarse dos luchas paralelas”. Las dos luchas: la del catalanismo contra el centralismo y la del obrero contra el capital.
Alomar no solo planteaba ese doble eje sino que también devolvía la reivindicación catalanista al terreno de la lucha contra el centralismo (el terreno del combate del federalismo), “separándolo del de la identidad nacional, del nacionalismo, en el que la había situado la generación catalanista del noventa; frente a esta propugnaba la ruptura con el tradicionalismo y la burguesía y no la vía húngara, sino una relación federativa con el resto de pueblos hispánicos.”
Como era de imaginar, Prat de la Riba respondió a Alomar insistiendo en un único eje, el nacionalista: “La libertad colectiva de los pueblos será para el siglo XX lo que la libertad individual fue para el siglo XX”. Cuando se constituyó la Unió Federal Nacionalista Republicana, en la que se integró, Alomar propuso reunir las dos luchas.
Lo dejamos aquí. Seguimos en la próxima página herida.

Notas

1) 1. Richard W. Miller, “La OTAN, Ucrania y los miedos de Putin” https://rebelion.org/la-otan-ucrania-y-los-miedos-de-putin-el-trasfondo/ 2. Miscelánea 1/05/2022 (Carlos Valmaseda): https://slopezarnal.com/miscelanea-1-5-2022/#more-4583

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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