(Página herida) Nuestro 11-S (2)

Para todos los ciudadanos del mundo que siguen teniendo a Chile en el corazón.

Nuestro verdadero (y muy sentido) 11S tiene que ver con el socialismo, con la unidad popular, con la dignidad, con la resistencia (también con los errores), con un intento democrático de “asaltar los cielos” roto por un salvaje levantamiento militar fascista auspiciado por el imperialismo (no es palabra que esté de más) y la reacción más reaccionaria del propio país. Como España en el corazón de Neruda, Chile siempre en nuestra corazón. En este 50º aniversario, más que nunca si cabe.

Como cada año, se celebrará, concelebraremos, un acto de recuerdo en la plaza Salvador Allende de Barcelona. También en otras plazas de otras ciudades y pueblos españoles. Ese es nuestro 11S, ahí debemos estar. Recordando todo aquello y las palabras imborrables (que hemos hecho nuestras para siempre) del compañero presidente:

Palacio de la Moneda, 7:55, primera alocución de Allende a través de radio Corporación, Radio Portales y Radio Magallanes: “Habla el presidente de la República desde el palacio de La Moneda. Informaciones confirmadas señalan que un sector de la marinería habría aislado Valparaíso y que la ciudad estaría ocupada, lo cual significa un levantamiento en contra del Gobierno, del Gobierno legítimamente construido, del Gobierno que está amparado por la ley y la voluntad del ciudadano…”

Palacio de la Moncloa, 8:05, segunda alocución: “Las noticias que tenemos hasta estos instantes nos revelan la existencia de una insurrección de la Marina en la provincia de Valparaíso. He ordenado que las tropas del Ejército se dirijan a Valparaíso para sofocar este intento golpista. Deben esperar las instrucciones que emanan de la Presidencia. Tengan la seguridad de que el presidente permanecerá en el palacio de La Moneda defendiendo el Gobierno de los trabajadores. Tengan la certeza de que haré respetar la voluntad del pueblo, que me entregara el mando de la nación hasta el 3 de noviembre de 1976. Deben permanecer atentos en sus sitios de trabajo a la espera de mis informaciones. Las fuerzas leales, respetando el juramento hecho a las autoridades, junto a los trabajadores organizados aplastarrán el golpe fascista que amenaza a la patria.”

Palacio de La Moneda, 8:45, tercera alocución: “Que lo sepan, que lo oigan, que se les grabe profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, defenderé esta Revolución chilena y defenderé el Gobierno porque es el mandato que el pueblo me ha entregado. No tengo otras alternativa. Solo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo. Si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá el camino, con la diferencia quizá de que las cosas serán mucho más duras, mucho más violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que esta gente no se detiene ante nada (…) Compañeros, permanezcan atentos a las informaciones en sus sitios de trabajo, que el compañero presidente no abandonará a su pueblo ni su sitio de trabajo. Permaneceré aquí en La Moneda inclusive a costa de mi propia vida.”

Palacio de La Moneda, 9:03, cuarta alocución del compañero presidente, Radio Magallanes: “En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen, pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con nuestro ejemplo, que en este país hay hombres que saben cumplir con la obligación que tienen […] En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La Historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil; es posible que nos aplasten, pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.”

Palacio de la Moneda, 9:20, última alocución, a través de Radio Magallanes (con el teléfono tomado con firmeza, sin detenerse, con un casco puesto): “Esta serám seguramente, la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieran: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado, más el señor Mendoza, general rastrero que solo ayer manifestaba su fidelidad y lealtad al Gobierno, también se ha autodenominado director general de Carabineros. Ante estos hechos, solo me cabe decirle a los trabajadores: yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrá avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos. Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron la confianza que depositaron en un hombre que solo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra de que respetaría la Constitución y la ley y así lo hizo… En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que le enseñara Schneider [asesinado en 1970 por militares chilenos, teledirigidos desde Washington] y que reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios… Me dirijo sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos […] Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente, en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia les juzgará… Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo, siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse. Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras. Tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que por lo menos será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.”

¡Con un nudo, con cuántos nudos en la garganta!

¿Qué tendrá que ver el sentido profundo, la concepción del mundo y de la historia, de la lucha, la dignidad, la entrega, la Humanidad, los valores socialistas y la vida frente a la muerte que encierran las palabras del Compañero Presidente con las proclamas identitarias, muchas veces supremacistas, tantas veces xenófobas, siempre hispanofóbicas, numerosas veces chulescas y despreciativas (¡Somos la Alemania-Dinamarca del Mediterráneo!) que hemos oído estos años, una y otra vez, a Jordi Pujol, Heribert Barrera, Carod Rovira, Artur Mas, Mas-Colell, Junqueras, Marta Rovira, Laura Borràs, Puigdemont-Vivales, Jordi Turull, Jordi Sánchez, Quim Torra, Pere Aragonès, Gabriel Rufián, Míriam Nogueras, Gonzalo Boye, y tantos otros y otras (incluidos sus voces mediáticas)?

Nada, absolutamente nada. Otro sentir, otro pensar, otro estar en el mundo.

Nada se nos pierde en sus actos y concentraciones. Nosaltres no som d’eixe món! Nada tiene que ver con nosotros su máxima aspiración, la creación de un muro-Estado que nos enfrente y separe del resto de ciudadanos españoles, y genere un muro más alto de enfrentamiento en la propia sociedad catalana.

Por la mañana, pues, a la plaza Salvador Allende Barcelona (o lugares afines en otras ciudades).

¿Y qué hacemos por la tarde del 11S?

Unas sugerencias: 1. Lectura del magnífico artículo que Mario Amorós ha publicado en El Viejo Topo de septiembre. ¡No se lo pierdan! 2. Cine familiar (hay donde escoger): “La batalla de Chile”, “La espiral”, “Missing”, “Allende”, “Calle 42”,… 3. Asistencia a actos vespertinos de recuerdo y homenaje (por ejemplo: Ateneo de Madrid, 19:30, “Allende, 50 aniversario frente al fascismo”, Agrupación Ateneísta Juan Negrín). 4. Lectura de Mario Amorós, Salvador Allende. Biografía política, semblanza humana, Madrid: Capitan Swing, 2023…

Y recordemos, por ejemplo, que durante su viaje a Chile en mazo de 2011, el “presidente progre” Barack Obama, ya entonces Premio Nobel de la Paz (lo fue en 2009), no hizo la más mínima alusión al acto terrorista de Estados Unidos de 1973. Ni siquiera realizó un gesto que le solicitó el escritor chileno Ariel Dorfman: visitar la tumba de Allende.

Y también que la tragedia continuó. Miles fueron las víctimas y miles los exiliados con vidas difíciles, con dolorosas muertes en el destierro. Dos de las personas más queridas de Allende, como ha recordado Mario Amorós, están entre ellas. Su hija Beatriz, afectada por una profunda depresión, puso fin a su vida el 11 de octubre de 1977 en La Habana. Su hermana Laura, expulsada de Chile en marzo de 1975 tras su detención de cuatro meses en Cuatro Álamos, enferma, gravemente enferma de cáncer, se suicidó en la capital cubana en mayo de 1981 después de que la dictadura chilena le impidiera regresar a su país para afrontar los últimos días de su existencia.

¡Viva Allende, vida la Unidad Popular, viva el Chile trabajador, viva el internacionalismo! ¡Adelantes compañeros!

Notas

1) He tomado como base la biografía de Allende de Mario Amorós editada por Capitan Swing.

Muerdo, “Yo pisaré las calles nuevamente” https://www.youtube.com/watch?v=EkmylK-sGwY

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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