(Página herida) Sobre la amnistía y sus alrededores (II)

Para Joan Alsina (1942-1973), in memoriam et ad honorem [1]

Un interés libre por la verdad universal, el odio o el desdén por los prejuicios, la llamada incesante a la razón, la amplia simpatía humana hacia todos los pueblos y razas, sobre todo a los esfuerzos de civilización y pensamiento, cualquiera que sea la forma y la nación en que se produzcan; la necesidad de comprender todo y de armonizar todo, de romper la falsa unidad de la tradición para crear la unidad viva de la ciencia y el espíritu; la inspiración enciclopédica y cosmopolita, la pasión por la ciencia y la humanidad; el gran movimiento que los alemanes llamaron Aufklärung, reflejo de la palabra que el siglo XVIII francés quiso tanto y que entonces tenía un resplandor muy joven y muy intento: Lumières, Luces, Ilustración.
Jean Jaurès

[La ciencia histórica] no estaría formada por un ovillo de facticidades puras, sino por el grupo contado de hilos que representan la trama de un pasado en el tejido del presente. Sería un paso en falso equiparar dicha trama con el mero nexo causal. Es más bien un nexo dialéctico. Y hay hilos que pueden estar perdidos durante siglos y que el actual decurso de la historia vuelve a coger de súbito y como inadvertidamente.
Walter Benjamin

Con la primera cita, del admirado y no olvidado Jean Jaurès, abre Stéphanie Roza su libro: ¿La izquierda contra la Ilustración? (Pamplona: Laetoli 2023). Tal vez sea de su interés. El pensar sobre esa izquierda está relacionado con nuestras preocupaciones. Puede ser de interés pensar sobre la segunda, la de Benjamin, ahora que tanto se habla de “acuerdos históricos”, de “sesiones parlamentarias para la historia” (La he tomado de la Memoria de oposiciones para la cátedra de Metodología de Ciencias Sociales de 1993 del profesor Francisco Fernández Buey).

Sin ausencia de argumentos y con cabeza muy amueblada, ciudadanos y colectivos de izquierda (nada que ver con la resurrección del trasnochado y borbónico dueto González-Guerra y afines), alejados de los movimientos, posiciones y decires de SUMAR (en su memoria siguen muy vivas las fotografías del encuentro Puigdemont-Díaz-Asens-Comín), andan muy preocupados por dos asuntos: por el uso del catalán, euskera y gallego (y acaso otras lenguas: bable, fabla) en el Congreso de Diputados y por las negociaciones sobre la amnistía y las presiones-chantajes de Junts.

Sobre el primer tema esos colectivos suelen argumentar del modo siguiente: 1. El acuerdo no es propiamente un acuerdo sino una imposición vía chantaje del sector más fanatizado del nacional-secesionismo .Cat. 2. Los chantajes nunca son buenos senderos para el transitar de la política prudente y digna. 3. Renunciando o marginando a una lengua común, que hemos construido entre todos y usamos todos, pretenden dar una imagen falsa de España (como si no existiera como país) y marcar una identidad propia excluyente: aquí, en .Cat., hablamos catalán, nuestra única lengua propia. 4. Los mismos (Junts, ERC) que hablan de la necesidad de pluralismo en el “Estado español” (la palabra España sigue vetada) se niegan a admitir la diversidad en su propia comunidad (TV3 [2], la televisión pública catalana, solo en catalán; indignante menosprecio del castellano en la enseñanza pública; apoyo fiananciero público a organizaciones sectarias como Plataforma por la Llengua, etc.) y tratan a los pocos diputados catalanes que usan el castellano en el Parlament con los peores calificativos, como si fueran apestados. 5. La razón de fondo que impulsa la exigencia no es acercar posiciones ni legítimas aspiraciones culturales sino el lío por el lío, crear más distancia entre la ciudadanía y generar catalanofobia (que abona su hispanofobia), pensando España (Estado español para ellos) como un reino de taifas incomunicado. 6. La politización de las lenguas, señalan personas sabias, es el mejor camino a la larga para su marginación. 7. La extensión de la medida al Parlamento europeo, más allá de la dificultad, costes y muy difícil generalización a todos los países de la UE, da una imagen confederal de España que no se corresponde con la realidad sino con su cosmovisión desarticuladora.

No hay falta de sustancia en ninguna de las anteriores consideraciones. No se esgrimen sinrazones ni son meros corolarios de una ideología españolista uniformista y trasnochada. Pero, desde una perspectiva bienintencionada, que no es desde luego la del nacional-secesionismo .Cat, cabe señalar que el uso de las cuatro lenguas en el Congreso (ya hay una experiencia parcial en el Senado) no nos conduce a ninguna ruptura, a ningún caos, no es sino muestra de la riqueza y diversidad lingüística de nuestro país (el país de las cuatro lenguas para lingüistas razonables, en absoluto nacionalistas) y, por otra parte, su uso afable, sin broncas, aproximándonos, aprendiendo todos, será en sí mismo una refutación de dimensiones aléficas del usual relato nacionalista: España es un estado opresor de culturas y lenguas, el estado español es una institución neofranquista que sigue ignorando la diversidad. ¿Un Estado que admite el uso de cuatro lenguas en el Congreso de Diputados es un mecanismo de opresión lingüística? ¿Sería un paso atrás o, por el contrario, un gran paso adelante que se nos conociera internacionalmente (junto a países como Bélgica, Canadá o la Confederación helvética) por esta singularidad? En justa correspondencia (aunque estemos muy lejos), Cataluña debería ser la comunidad de las tres lenguas: aranés, castellano y catalán, ubicando en el archivo de las distopías muy dañinas el proyecto nacionalista de ubicar el castellano, así lo han dicho (ERC, Junts, CUP), en el ámbito familiar, a pesar de ser la lengua materna de más de la mitad de los ciudadanos de Cataluña. Si seguimos, todo parece indicarlo, en clave unidimensional .Cat, ¿no serán entonces las instituciones catalanas las que menosprecian la pluralidad cultural de su propia comunidad?

La segunda preocupación se centra, se sigue centrando, en la amnistía y sus alrededores. En esta ocasión, por la manifestación convocada por la SCC (Sociedad Civil Catalana) para el próximo 8 de octubre en Barcelona, el mismo día en que concelebramos en 2017 la gran manifestación ciudadana contra los planes de destrucción secesionista.

Se vincula intencionada y perversamente la manifestación barcelonesa con el mitin-concentración del PP de este próximo domingo, con el fracaso de la investidura de Feijóo y con la crítica al probable (no totalmente seguro) nombramiento de Sánchez como futuro candidato para la investidura. Como si todo correspondiera al mismo plan político dirigido por el PP, directamente o vía intermedia.

Pero, ciertamente, la convocatoria de SCC (que no es un anexo del PP como suele decirse) es anterior al llamamiento del PP y no tiene las características ni los objetivos de su concentración. Los partidos no estarán en cabecera en la manifestación barcelonesa y conviene recordar que Álex Ramos, vicepresidente de SCC y uno de los portavoces de la convocatoria, es miembro del PSC, muy lejos de ser una marioneta dirigida por el PP.

La confusión creada con muy mala intención -detrás de todo está el PP o PP-VOX, les hacéis el juego- es lo que angustia-preocupa a los colectivos y ciudadanos a los que hacía referencia. No está en su naturaleza favorecer ni coincidir con los objetivos del PP, pero sí protestar contra lo que consideran un disparate histórico contra Cataluña y contra el conjunto de España, la concesión de una inadmisible, injusta y, para voces informadas, inconstitucional amnistía.

Cabe decir aquí que también en este tema tienen buenas razones y que la convocatoria de Barcelona, contra la amnistía y contra la autodeterminación-secesión, no es una copia catalana de la manifestación madrileña, acuda quien acuda y sea quien sea quien intente sacar partido. Se entiende su enfado. Pero, admitiendo lo señalado, no se infiere de ello, en mi opinión, que sea adecuado para la izquierda antinacionalista, organizada en colectivos y partidos, asistir a la concentración barcelonesa como tal. Otra cosa es que esa izquierda estuviera en condiciones de concentrar 30 o 50 mil ciudadanos que se manifestaran con lemas propios, alejados, pongamos, cien metros de la manifestación principal. Como pequeñísimo anexo, la utilidad de su presencia es nula y será objeto de confusión y manipulación.

Por otra parte, como sabemos, es muy importante medir bien el tempo en política. Conjeturo con riesgo: aunque nunca se sabe (la ambición de poder es ilimitada), no parece que el PSOE (SUMAR seguramente sí lo haría) conceda una amnistía (a pesar de lo reclamado por ERC: ¡ya está pactada!) antes de la más que probable investidura de Sánchez: si tú (Junts, ERC) chantajeas, yo (PSOE) también puedo decir la mía: me comprometo a una amnistía en el futuro, cuando sea posible (que, desde luego, no sería admisible como concesión gratuita y sin renuncias de la otra parte, y más sin haber estado presente en la campaña electoral del 23J), pero no ahora, no inmediatamente. La pelota en el tejado de Junts (y de ERC). Si se empeñan, si erre que erre con la amnistía como condición previa, ¿nuevas elecciones en enero? ¿Les irá mejor a las fuerzas nacionalistas o seguirán perdiendo votos y fuerza parlamentaria?

El plan de trabajo de la izquierda no nacionalista: criticar con buenos argumentos, agitar todo lo que sea posible contra la amnistía a la carta (y sin renuncia a la unilateralidad) y esperar acontecimientos. No precipitarse, toda prudencia es poca. Ese es el plan.

PS: De la chulería política de Puigdemont-Vivales-Junts (¡todo un ex president de la Generalitat de Cataluña!), el tuit del pasado domingo 17 de septiembre lo dice todo o casi todo: “Las condiciones no las pone quien pide ayuda. Esto es al revés. No somos nosotros los que necesitamos apoyos para ir a la investidura”. Añado el comentario de Jordi Turull el pasado 11 de septiembre: “Renunciar a la unilateralidad sería renunciar a la nación”. Están hechos de esa pasta… y es indigerible. (Tres cuartos de lo mismo en lo que respecta a recientes declaraciones de ERC).

Lo dicho: ¡hay que tener muchísima paciencia y lucidez!

Una breve selección de textos sobre el tema:

1. “No hay nada progresista en librar de la justicia a políticos mesiánicos que han considerado adecuado saltarse la ley para llevar a cabo sus proyectos personalistas. La desobediencia civil es solo para la ciudadanía, no para los cargos públicos. Ese principio fundamental es lo que nos separa de un estado represivo y totalitario, que nadie con poder puede saltarse la ley. Abrir esa puerta es desnudar la única defensa de los vulnerables, el principio de que somos iguales ante la ley que, sabiendo sus fallas –monarquía presente–, es irrenunciable para la construcción de un Estado igualitario. “Nunca más una ley de amnistía que provoque amnesia”, fueron declaraciones de Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados en 2018 en la propuesta de una ley que reformara la ley de Amnistía de 1977 para permitir juzgar a Billy El Niño. Es tiempo de volver a proponerlo.” Antonio Maestre (2023)

2. “[…] No hay atentado más obvio a la legalidad vigente, a la Constitución y a la democracia, que contemplar con pasmo la secuencia en la que una vicepresidenta del gobierno hace posturitas y sonrisas cómplices con un golpista cobarde por el que anteayer nadie daba un duro. Dejémonos de triquiñuelas semánticas. Lo que esta mujer está negociando es cómo seguir en el gobierno, porque sin sus 7 escrofulosos diputados no pueden sacarlo adelante. Ni la pacificación, ni la convivencia, ni la concordia y el hermanamiento en una España más democrática tiene nada que ver con Puigdemont, porque nada de eso está en su relato. Sólo el gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz depende del delincuente en busca y captura.
Ahora sí que las cosas acaban de cambiar para Puigdemont. De ser un accidente del camino le trasmutaron en figura política. El tándem de ansiosos “en funciones” que forman el presidente y la vicepresidenta han interrumpido su caída hacia la marginalidad y le han dado una fuerza que ni social ni electoralmente había conseguido. No han deshinchado el globo que perdía aire sino que le han metido oxígeno en cantidades tan altas que el achacoso desahuciado aparece como pieza clave del engranaje político español. Echaron gasolina a la mecha, un pabilo, y ahora es antorcha. Al lado de esta amenaza a nuestra convivencia lo de Rubiales es un incidente irrelevante, apasionante para hipócritas y chicas en edad de merecer. Ir a Bruselas y exhibir la escena con sonrisas y alevosía tiene la misma plasticidad que orinar graciosamente sobre la Justicia y la Ciudadanía.[…] La nueva pareja feliz al estilo shakesperiano de Pedro y Yolanda llegaran todo lo lejos que sea menester con tal de mantenerse. Los versos de Pepe Hierro que más le gustaban a Eduardo Rincón dicen: “Que más da que la nada fuera nada, después de tanto todo que fue nada”. Para pensárselo.” (Gregorio Morán, “Morir en Cataluña” https://www.vozpopuli.com/opinion/morir-en-cataluna.html)

3. “Realmente, la posición de Juan Torres López es modélica al respecto. Lo único que no comparto -pero en esto sé que seré tildado de reaccionario- es en considerar España -o cualquier otro estado- de “plurinacional”, si aquí por nación se entiende “comunidad política” o “pueblo” en sentido político; sólo hay una nación en España y en cualquier otro sitio: nación entendida como conjunto de ciudadanos dotados de derechos iguales de participación política, conjunto que es titular unitario del poder constituyente, aunque esta nación (política) pueda y deba insertarse en una sociedad donde coexistan varias “naciones” en sentido cultural (cuyos miembros tendrán derecho a desarrollar, individual y colectivamente, su cultura, por supuesto). La izq. ha abrazado con demasiada frecuencia la noción romántica antiilustrada de nación como comunidad política étnica/ culturalmente homogénea, cada cual idealmente con su propio estado, con sus irredentismos y sus aspiraciones territoriales “sagradas”, inevitables en esa concepción de nación, un verdadero Dios de celos bíblicos esta clase de estado-nación romántica que tiraniza a sus desgraciados súbditos y los envía a mortíferas guerras (como la experiencia europea del siglo XIX y, sobre todo, primera mitad del siglo XX muestra sobradamente).” (De un lector amigo)

4. “Yo en los comercios empiezo siempre hablando en catalán, por aquello del senyor Esteve, ya que en todo catalán autóctono suelo ver un botiguer o, a lo sumo, un payés (por la experiencia de mi infancia). Luego sigo en la lengua en que me responden (allá donde fueres haz lo que vieres).
Lo del uso de las lenguas regionales en el Congreso no me parece mal en principio, pero sí que me parece mal que no se haya aprovechado para plantear un do ut des en relación con la lengua de la enseñanza en Cataluña (y en los medios audiovisuales de la Gene, ya que en TVE tienen montones de espacios en catalán). Cierto que en el Parlament se usa también el castellano, pero ¡sólo faltaría que no fuera así dado su carácter de lengua oficial en TODA España!
Convertir una lengua en arma política es hacerle un flaco servicio. Me temo que con el tiempo al catalán le pasará como al latín: se convertirá en algo puramente ritual, como en la Iglesia católica preconciliar” (Miguel Candel, 19/09/2023).

Notas
1) Joan Alsina Hurtos, había nacido en Castelló d’Empúries, provincia de Gerona, Cataluña el 28 de abril de 1942. Hijo de una familia muy católica, que además de Joan tenían dos hijos más Miquel y Maria. A los 4 años ingresó al Colegio de las Carmelitas, tres años después, pasó al Colegio Nacional. A los 11 años Joan ya pidió a sus padres ingresar al seminario de Girona, donde posteriormente asistió, siendo ordenado sacerdote el 12 de septiembre de 1965. Destinado un tiempo a la localidad de Malgrat de Mar, Joan decidió trasladarse al Seminario Hispano Americano de Madrid para ir a misiones, lo cual era su deseo. Su primer destino fue Chile, donde llegó pensando en estar 10 años evangelizando entre sectores obreros.
Joan llegó a Chile el día 30 de enero de 1967, se instaló en San Bernardo, al sur de Santiago, a vivir en una comunidad de sacerdotes catalanes. Ejercía su ministerio en la Parroquia San Ignacio de San Bernardo y como trabajador en el Hospital San Juan de Dios en Santiago al momento del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, donde además era dirigente sindical.
Joan había hecho profundas amistades en Chile, se había convertido en un cura obrero, como varios que conformaron en aquellos años el «movimiento de cristianos por el socialismo» en apoyo a las luchas y transformaciones sociales que ocurrían en Chile. En este contexto del mundo del trabajo es donde se vincula políticamente a compañeros del MIR.
Desde el Hospital, Joan junto a sus compañeros pudieron ver el bombardeo a la Moneda, el 11 de septiembre de 1973, y más tarde recibir a los heridos que llegaban desde diversos lugares.
El 16 de septiembre, una patrulla militar llegó hasta el Hospital San Juan de Dios en Santiago, allanando sus instalaciones y deteniendo a 7 trabajadores, Joan estaba libre aquel día y a su regreso al Hospital sus compañeros le aconsejaron que se refugiase en alguna embajada. Joan tomó la decisión no solo de permanecer en Chile, sino además de seguir trabajando en el Hospital, ayudando a los más necesitados, en momentos especialmente duros.
El 18 de septiembre por la noche, presintiendo su detención, Joan redactó un escrito conocido como «El Testamento de Juan Alsina», en el que deja constancia de los motivos de su entrega. Entre otras, escogemos una de las frases que escribió de su puño y letra: «si el grano de trigo no muere, no da fruto, pero si muere da mucho fruto». Frase que más de 10 años más tarde retomara Luisa Toledo, una pobladora de Villa Francia en Santiago, muy cercana a las comunidades católicas de base, cuando el 29 de marzo de 1984 le asesinan a dos de sus hijos: Rafael y Eduardo Vergara Toledo.
Joan fue uno de los curas asesinados por la dictadura militar en Chile, como el cura obrero ingles Miguel Woodward quien fue detenido, torturado hasta morir en el buque escuela Esmeralda; el cura salesiano Gerardo Poblete asesinado en un calabozo de una comisaría de Iquique en 1974; el valenciano Antonio Llidó Mengual cura obrero de Quillota, desaparecido desde el centro clandestino de detención y torturas de José Domingo Cañas en Santiago en 1974, el sacerdote francés André Jarlan, asesinado por un disparo policial en la población La Victoria en Santiago, mientras se reprimía la jornada nacional de protestas contra la dictadura en 1984.

2) Televisión pública, TV3, que no solo ha mejorado los contratos de ‘Polònia’ y ‘Està passant’ (5,3 millones de euros) sino que ha encargado dos nuevos programas de entretenimiento a la (productora del fanatizado nacional-secesionista Toni Soler (antiguo compañero de copias, por cierto, de Jaume Asens).

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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