Las elecciones en Francia y Colombia

Del historiador José Luis Martín Ramos, compañero de Espai Marx.

Para empezar me como todo lo dicho sobre que Petro no ganaría las elecciones; y me lo como muy a gusto. La elección de Petro configura un arco de «izquierda institucional», que empieza en México, incluye a Cuba, Venezuela y Nicaragua, sigue con Colombia, y acaba en Bolivia y Chile (quién sabe lo que pasa en Perú) y puede rematarse con la victoria de Lula en Brasil. Pueden configurar un cierto bloque, sobre todo si Biden sigue con su política torpe hacia América Latina.
De las elecciones de Colombia destaca…la participación: un 55% en primera vuelta y un 58% en segunda. Colombia era hace años ejemplo de abstencionismo, con porcentajes de votación inferiores al 50%, y situadas en torno al 45%. Desde que surgió la candidatura de Petro la participación pasó del 50%, ya en 2018; y ha subido hasta el 58 % en la segunda vuelta de ayer, incremento de votantes que sin duda es lo que le ha dado la victoria final.
De las elecciones en Francia destaca… la participación. En esta segunda vuelta ha bajado a 46,5%. Francia era desde 1945 un ejemplo de alta participación en elecciones generales (legislativas), con porcentajes que se situaban  alrededor del 80% en las décadas del cincuenta al ochenta. El nivel de alta participación empieza a caer después de la breve experiencia de la elección proporcional de 1986 (entonces se registró un 78,5) cuando el regreso al sistema mayoritario a dos vueltas llevó consigo una caída de escalón,( 65,7% en la primera vuelta y 69,9 n la segunda). Desde entonces, a lo largo de los noventa ese escalón se mantuvo, aunque todavía por encima del 65%. Pero a partir de las elecciones de 2002 la caída ha sido en picado, sin cesar hasta llegar al 55,4% en segunda vuelta en 2012. La caída ha sido todavía mayor en la etapa de Macron, con un porcentaje de voto que ha sido siempre por debajo – y claramente- del 50%. Se confirma lo comentado con ocasión de la primera vuelta: la desafección progresiva hacia el sistema político, en unos términos que está deslegitimando a la Quinta República. La situación de Macron es de «pato cojo»; obligado a pactar con Los Republicanos, que no se lo pondrán fácil  y de momento ellos ya han dicho que seguirán en la oposición. NUPES ha obtenido muy buen resultado – el PCF ha vuelto a salvar los muebles in extremis- pero no tan bueno como para forzar a Macron a una insólita cohabitación, como proclamaba Melenchon en la campaña electoral. Además ha quedado empañado por el subidón del Rassemblement National; Marine Le Pen sigue gestionando bien sus avances, ahora con una reacción «presidencial» anunciando una oposición responsable. Macron está acabado y la derecha francesa tiene que recomponerse en los próximos años; de momento, quien está en condiciones de marcar las formas y los tiempos de esa recomposición es Marine Le Pen.
No obstante si las legislativas han sido la «segunda vuelta» de las presidenciales  en otoño, sino antes, vendrá una «tercera vuelta», la de la calle, la del voto airado sobre el pavés y sobre las carreteras.
Los dos faros de la Unión Europea (Alemania y Francia) han entrado en pérdidas.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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