“No queremos arrastrar cadáveres detrás de nosotros1. El Manifiesto, expresión del Comunismo crítico” (II) por Nicolás González Varela

La Filosofía social francesa comienza a penetrar en el pueblo como Comunismo científico.” (M. Hess, 1843)

Es claro que ya entre 1842 y 1843 Marx tienen un interés especial por el Comunismo en cuanto crítica de todo dogmatismo, y que diferencia los comunismos oficiosos, hegemónicos, terrenales, los intentos históricos de traducción de la teoría a la praxis, como fallidos por su unilateralidad o su hipoteca ideológica con el principio socialista.

En este mismo texto de los Deutsch-Französische Jährbucher junto a Ruge, creía que era posible la colaboración estrecha, bajo el denominador común de… ¡pertenecer a una constelación comunista o filocomunista!, entre propagandistas y pensadores políticos tan dispares como Cabet, Leroux, Lamennais, Lamartine, George Sand, Flora Tristan, Louis Blanc, incluso Considerant.1 Era clara la exigencia de una autoclarificación del Comunismo crítico y del criterio científico que debería de alguna manera sustentarlo en su reflexión negativa sobre la época burguesa. No es casualidad aque en la misma época de la confusión y búsqueda del concepto de Comunismo crítico, surga en paralelo la cuestión de su status de cientificidad, de su criterio de ser Ciencia de lo social. En las catacumbas textuales del MKP también resuena el eco del debate de la posibilidad de un Comunismo crítico qua científico, el wissenschaftliche Kommunismus que empiezan a mencionar tanto Engels, Hess y Marx a partir de 1845. Proudhon ya había reclamaba en 1840 un Socialisme scientifique en su libro sobre la Propiedad que ya mencionamos, tan estudiado y alabado por Engels y Marx; así como Von Stein en su popular libro sobre el Comunismo y el Socialismo. Precisamente el termino aparecerá traducido al alemán como wissenschaftlicher Sozialismus en la versión aleman del libro publicada en 1844, será usado por Karl Grün en su superficial crítica literaria a Saint-Simon, que a su vez será criticado ferozmente por Engels y Marx en La Ideología alemana. Pero el primero en acuñar el término será el “rabino rojo” Hess en un famoso ensayo de 1843 sobre Socialismo y Comunismo,2 quién señalaba que “la Filosofía social francesa […] solo ahora, después de San Simón y Fourier, se libera de la escuela y comienza a penetrar en el pueblo como Comunismo científico.” Hess, debatiendo el libro de Von Stein, a su vez califica negativamente al Comunismo realmente existente y hegemónico en las vanguardias literarias y artesanas de la época como abstrakter Communismus, Comunismo abstracto. El Comunismo crítico debía ser para Hess una nueva síntesis epocal, un radical Ateísmo político, afirmando que “sin Igualdad absoluta, sin el Comunismo francés por un lado, pero sin Libertad absoluta por el otro, sin el Ateísmo alemán (Fichte y Hegel), ni la libertad personal ni la igualdad social pueden convertirse en una verdad real.” A continuación, en 1844, serán los propios Engels y Marx quienes califiquen la obra de Proudhon hasta ese momento, de “Manifiesto científico (wissenschaftliche Manifest) del Proletariado francés” y a Gay, Dezamy et altri de wissenschaftlichern Kommunisten, “comunistas científicos”, que superan el limitado Comunismo de Cabet con un Humanismo real.3

¿Marx se encontró con el Comunismo a lo largo de los años 1842-1843? No está del todo clara para la Marxología oficial. Y no se trata nada más de los viejos biógrafos y hagiógrafos de Marx de la pútrida Socialdemocracia alemana que tanto odiaba Althusser y el Marxisme francés in toto.4 En una vuelta de tuerca, tanto él mismo como sus discípulos y continuadores académicos afirman que incluso la aparición de la idea comunista, que Althusser define como la genèse dramatique de la pensée de Marx, fue más adelante, en el año 1845. Es el momento en el cual surgirían las “obras de la ruptura epistemológica”, cuando el futuro Marxismo-Leninismo da sus primero pasos científicos, como se señala equivocadamente en el Dictionnaire du Marxisme: “No será hasta la gestación de ‘La ideología alemana’, que Marx utilice el término Comunismo en tanto temática crítica de la revolución social de una sociedad”, que antes de 1845 utilizaba en cambio el término Socialismo, y que entre 1842 y 1845, Marx utiliza ‘Comunismo’ para identificar ciertas doctrinas utopistas, como las de Cabet o la de Weitling, tanto como al movimiento de crítica teórica y práctica de la sociedad existente.”5 Althusser mismo afirmaba que que entre los años 1842-1845 no puede hablarse en Marx de una idea comunista per se, aunque vimos que en el Marx histórico, el de carne y hueso, aparece con frecuencia, tomandola de manera positiva como polémica. Althusser encontrará, en cambio, no un Comunismo in nuce, sino la presencia de un filocartesiano “Racionalismo comunitario”(sic). Es paradójico que Althusser aunque pretende ser el abanderado del Marxisme-Leninisme, que pretendía oponerse tanto a la Historiografía reformista del Marxismo “humanista” de la IIº Internacional como a Sartre desde la pureza científica, en realidad repite y profundiza su error en la exégesis de Engels y Marx. Precisamente un filósofo marxista heterodoxo llamado Karl Korsch, tomando los mismos textos juveniles de Marx que Althusser había colocado en el Index condenatorio del M-L, realiza una operación exegética crítica e inversa, que generó, junto con Lukács, lo que se conoce como el Marxismo occidental. Korsch también tuvo la oportunidad de conocer el Nachlass inédito de Marx gracias al trabajo de difusión editorial de Riazanov desde el IME en Moscú en los años 1920’s y con este punto de partida documental valioso rompe la heterodoxia sobre la idea comunista en Marx, llegando a afirmar que ya existía un Comunismo crítico latente, inconsciente, incluso un Materialismo revolucionario (revolutionary Materialist), aunque todavía con un ropaje basado en la jerga hegeliana, no en 1845, ni siquiera en 1843, sino ya en el Marx periodista de la Rheinische Zeitung de 1842.6 Si hay un filósofo marxista que nunca subestimó al joven Marx, todo lo contrario, ese es el húngaro Georg Lukács. Lukács pudo consultar in situ, en lo que llamaba en sus memorias un “golpe de la suerte”, los escritos inéditos de Engels y Marx, su valioso e inédito Nachlass, en el IME dirigido por Riazanov en 1930, y reconocía su enorme valor no sólo meramente doxográfico o filológico sino político-filosófico: “Desde la publicación de los escritos juveniles de Marx por el Instituto Marx-Engels-Lenin de Moscú ha sido visible su camino evolutivo por lo menos en sus rasgos fundamentales. Se nos presenta hoy mucho más clara y completa la fisonomía espiritual del joven Marx, de lo que había sido posible en la edición póstuma de Franz Mehring.”7 Curiosamente no habla de Comunismo en esta época temprana de Engels y Marx, sino de un pasaje acelerado de la “Democracia revolucionaria al Socialismo proletario”, o sea: hacia el Comunismo crítico.8 Para Lukács “el joven Marx cae hacia 1843 en una crisis teórica, de la que surge después, en tiempo desconcertantemente breve, el Socialismo científico, junto con su fundamento de cosmovisión, el Materialismo dialéctico e histórico”. Además señala que las características que Marx critica en los hegelianos radicales de izquierda, es que “tengan predilección a coquetear frívolamente con el Comunismo, introduciendo clandestinamente frases comunistas en críticas de teatro, etc.”, y que la primera fundamentación del Comunismo crítico aparece en los Manuscritos… de 1844, aunque sigue sosteniendo que son meros ejercicios preparatorios de “aquella madura y clásica elaboración del Materialismo Histórico” que poco después se dará en la Die deutsche Ideologie de 1845, en el anti-Proudhon, la Miseria de la Filosofía de 1847 y que tendra una primera y nerviosa cancelación en el Manifiesto.

Ahora bien: ¿Engels llegó de la misma manera al Comunismo crítico? Engels por esta época también coincidirá, de manera increíble, con el joven Marx en muchas de sus posiciones teóricas y prácticas, afirmando que “el crecimiento del Comunismo ha sido saludado por la mayoría de los espíritus eminentes de Francia: Pierre Leroux, el metafísico, George Sand, la valiente defensora de los derechos de la Mujer, el abate de Lamennais, autor de Las palabras de un creyente, y otros muchos, se muestran más o menos afectos a las doctrinas comunistas. Pero el escritor más notable en este respecto es Proudhon, hombre joven, que hace dos o tres años publicó su obra titulada ¿Qué es la propiedad?, pregunta a la que responde: ‘la proprieté c’est le vol’ (la propiedad es el robo). Es ésta, la obra más filosófica en lengua francesa escrita por un comunista.”9 El joven Engels ha llegado a la idea comunista a través de un camino de alguna manera inverso y más lineal que el de Marx: su pasaje ha sido de la vivencia íntima de la miseria social en su natal Wuppertal y en Reino Unido (Londres, Mánchester), a integrarse en la denuncia periodística a través de los jóvenes hegelianos, para arribar a la conciencia comunista gracias a los socialistas verdaderos y al influjo del “rabino rojo” Moritz Hess.10 No hay, como en el angustioso derrotero de Marx, momento monárquico constitucional, ni etapa liberal en la maduración intelectual de Engels. En el mismo artículo, Engels llama la idea comunista un sistema, System, y relaciona su búsqueda con la aparición de la cuestión social, con el surgimiento de un movimiento desde abajo de reforma social y la tímida consolidación de un partido reformista (Partei von Sozialreformern). Weitling es calificado como fundador del Comunismo alemán (deutschen Kommunismus), el primero que intenta la construcción de einem geschlossenen System des Kommunismus, de un sistema coherente de Comunismo, e incluso en sus limitaciones y tosquedades teóricas, para Engels habría sido superior a lo que divulgaban en la época “la mayoría de las revistas comunistas francesas, mejor incluso que el Populaire del padre Cabet.” Lo que es más importante: Weitling también intenta traducir el Kommunismus en una forma de organización, traducirlo a la práctica, dar una respuesta organizativa a la idea comunista, primero organizando un núcleo comunista centralizado, estableciendo una Profesión de Fe y luego estableciendo esatutos sólido “comenzó a organizar un partido… bajo el nombre de ‘sociedades corales’ (Gesangvereine), fueron créandose agrupaciones en las que se discutía la nueva configuración de la sociedad.” Pero, señala Engels, aparte de este partido práctico popular (volkstümliche Partei) e ideológicamente confuso de Weitling, existe en Alemania otro partido que aboga por un Comunismo sesgado a lo teórico: “es un partido filosófico; nada tiene que ver en cuanto a su origen con los comunistas franceses ni con los ingleses y ha brotado de la Filosofía… Kant inició esta revolución, al derrocar el viejo sistema metafísico de Leibniz, implantado a fines del siglo XVIII… Fichte y Schelling acometieron las obras del nuevo edificio y Hegel se encargo de darle el remate final al nuevo sistema.” El peculiar philosophische Partei que portaba la idea comunista in nuce, in pectore en Alemania es para Engels el amplio movimiento inspirado en Hegel, el Hegelianismus, pero en especial el ala radical de los jóvenes hegelianos, que tienen como partida de nacimiento el libro La vida de Jesús de David F. Strauss (al que no por casualidad le dedicó todo un libro crítico el reaccionario Nietzsche).11 ¿Strauss como gérmen de la idea comunista? Si la idea comunista implica un momento negativo, una afirmación en la negación, el martillo de la crítica radical, se cumple aquella afirmación de Marx que la “Crítica a la Religión es la condición necesaria de toda Crítica”. Como Spinoza como antecedente evidente, Strauss exhibía crudamente y con gran erudición que las narraciones evangélicas eran tan contradictorias en sí mismas, que no existían los menores motivos lógicos o racionales para considerarlas historias verídicas: los Evangelios son el resultado de la conciencia mistificadora del Geist des Volkes de la primitiva comunidad cristiana.

La dura lucha por liberarse y al mismo tiempo, establecer el nuevo Comunismo científico, ergo: crítico, en los tres niveles (teórico, organizacional y agitprop) se preanuncia ya entonces en intervenciones, polémicas y textos del período 1844-1847. Engels, el auténtico genio organizativo en aquellos momentos, lo rememora en uno de sus prólogos, el de 1890, donde precisa que para el triunfo de los principios establecidos en el Manifiesto del Partido comunista, Marx “apostaba única y exclusivamente por el desarrollo intelectual de la clase obrera, como resultado lógico y necesario de la discusión y de la acción solidaria.” El deslinde, demarcación y reconfiguración de la tradición teórica revolucionaria del nuevo movimiento obrero, en este punto claramente contra la táctica “blanquista”, comenzó como tarea imperiosa y urgente ya en La Sagrada Familia, obra definida por Engels y Marx como “un anticipo de las obras independientes en las que nosotros –cada uno de nosotros por separado- expondremos nuestra opiniones positvas acerca de las doctrinas sociales y filosóficas más recientes”; ergo: el nuevo Comunismo teórico, en tanto Anschauung, concepción realmente crítica del Mundo burgués y del revolucionarismo realmente existente en las vanguardias de la clase de la época. La “Crítica comunista” –explicaban Engels y Marx-, a diferencia de la literaria o pseudosocialista, consiste “en una crítica decidida de los fundamentos reales de la sociedad actual.”12 Otra estación de paso y que subsiste como sustrato en el MKP es la obra maldita de Engels y Marx, La Ideología alemana, en especial el volumen II de la obra, titulado “Crítica del Socialismo alemán de acuerdo a sus variados profetas”.13 En el contexto de una atroz crítica sin miramientos a la ideología de la izquierda alemana realmente existente, que denominan kritische Beleuchtung, Engels y Marx van estableciendo puntos nodales que cristalizarán en el programa teórico-práctico de 1848. La consolidación del Comunismo crítico ya tiene sus primeros intentos de fundamento en estas páginas, el capítulo de crítica a Feuerbach, allí se define en plena polémica al Comunismo “no como un estado que debe implantarse, o un ideal al que haya de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos Comunismo al movimiento real (wirkliche Bewegung) que anula y supera el estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente.” Y un poco más adelante señalan que “lo que al verdadero comunista le importa es derrocar lo existente (Bestehende umzustürzen)”, ya que para “el materialista práctico, es decir: para el comunista, de lo que se trata es de revolucionar el Mundo existente, de atacar prácticamente y de hacer cambiar las cosas con que nos encontramos”.14 Un poco más adelante, en la crítica a Stirner, se advierte que “el Comunismo ha cobrado una forma pequeño-burguesa, y al mismo tiempo, ideológicamente superabundante”, y que el Comunismo [crítico] “no piensa que la Humanidad necesite algo que no sea una ilustración crítica (kritische Beleuchtung)”; el fundamento real del Comunismo crítico “es la determinada coyuntura de las relaciones bajo el regimen burgués”, por ello los comunistas “no tienen empacho en decir que tratan de derrocar el poder de la Burguesía… tan pronto como cuenten con la fuerza necesaria para hacerlo.” El Comunismo científico-crítico incluso se presenta a estas alturas como “una interpretación materialista (materiellen Voraussetzungen) del Mundo, que observa empíricamente las premisas materiales de la realidad en cuanto tales y es por ello una concepción (Anschauung) realmente crítica del Mundo.”15 Más adelante remarcan que los comunistas crítico-teóricos, que se enfrentan a los “caballeros filosóficos de la Sustancia”, buscan la “fuente material”, la materielle Geburtsstätte de las contradicciones, y que, enfrentándose en este caso a la influencia cristiana de Weitling, no enarbolan ni predican ninguna Moral especial. Ya en el capítulo II la necesidad de clarificación y deslinde, el trabajo negativo de la kritische Beleuchtung, surge con imperiosa ansiedad ante la vacua charlatanería, grotescas fanfarronadas y caricaturas de lo que es el Comunismo que gana adeptos entre sectores de la vanguardia obrera artesana. Engels y Marx constatan que “se han manifestado un cierto número de escritores que han asimilado algunas ideas comunistas francesas e inglesas, entreverándolas con sus premisas filosóficas alemanas”, y que la verdad que le atribuyen al Comunismo “recurriendo a la ayuda de la Ideología alemana, principalmente la de Hegel y Feuerbach. Desgajan los sistemas, las críticas y los escritos polémicos comunistas del movimiento real del que son simplemente expresión y tratan de enlazarlos caprichosamente con la Filosofía alemana.” Esta distorsión ideológica dentro del Movimiento real, el “Socialismo verdadero”, “no es otra cosa que la transfiguración del Comunismo proletario (Verklärung des proletarischen Kommunismus).”16 Está ideología imperante en el artesanado revolucionario es calificada por Engels y Marx como una tendencia inevitable, una unvermeidlichen Richtung, dada las condiciones materiales del proletariado alemán dentro y fuera del país, y que termina generando una organización sectaria pseudocomunista, Zwischensekte, que concilia e intermedia entre el estado de ánimo imperante en la pequeña burguesía y los trabajadores artesanos y el nuevo proletariado. Es la ideología espontánea, sensible de una forma de vida, de un tipo de composición de clase. Este Gemüt ideológico es una puerta abierta “a un tropel de jóvenes literatos alemanes, doctores milagreros y otros aficionados a la Literatura “dedicados a explotar el Movimiento social”, que surgen “sin verdaderas luchas de partido, prácticas y apasionadas”, “puramente literario… sin ningún interés real de partido”, que se empeña ahora, que se ha formado un auténtico Partido comunista, “en subsistir a pesar de él.” Uno de los oponentes, el mismísmo Weitling, recordaba años después que Engels y Marx declararon públicamente la guerra y purga dentro del Bund de dos tipos de primitivos y falsos Comunismos: el “artesano” y el “filosófico”.17 (Continuará)

1 Marx, Karl: “Eine Korrespondenz von 1843”; en: Deutsch-Französische Jahrbücher, Hrsg. von Arnold Ruge und Karl Marx, Im Bureau der Jährbucher, Paris, 1844, pp. 17-40.

2 Hess, Moses: “Socialismus und Communismus. Vom Verfasser der Europäischen Triarchie”; en: Georg Herwegh (Hrsg.): Einundzwanzig Bogen aus der Schweiz, Zürich u. Winterthur, 1843, pp. 74–91. Ahora en: Georg Herwegh (Hrsg.): Einundzwanzig Bogen aus der Schweiz, Reclam, Leipzig, 1989, pp.157-177. Sobre la figura de Hess, remitimos al lector a nuestra vignette: “Moritz Hess: vida y opiniones del «Rabino Rojo»”; on-line: https://rebelion.org/moritz-hess-vida-y-opiniones-del-rabino-rojo/

3 Véase: en español: Marx, Karl; Engels, Friedrich; OBRAS. Volumen 6. La Sagrada Familia; Crítica Grijalbo, Barcelona, 1978, p. 42.

4 Althusser, Louis; “Sur le jeune Marx (Questions de théorie)”, en: La Pensée, mars-avril 1961, pp. 3-26, el título era una fina ironía que apuntaba a Sartre; luego publicado en el libro Pour Marx, Maspéro, Paris, 1966, pp. 45-67; en español: La revolución teórica de Marx, Siglo XXI, México, 1967, pp. 39-70. Para Althusser la exégesis del joven Marx era una operación literario-política contra un sistema científico denominado Marxismo-Leninismo, que “había sido iniciada por Landshut y Mayer en 1931”; olvidándose que el joven Marx fue editado por primera vez en las obras completas de Riazanov en la propia madre patria del M-L., la URSS, ya ha partir de 1924. La obra a la que se refiere Althusser era una compilación de Siegfried Landshut, J. P. Mayer y F. Salomon, titulada Karl Marx. Der Historische Materialismus. Die Fruhschriften, Kröner, Leipzig, era de 1932 y constaba de dos volúmenes, contemporánea a la que se publicaba en ruso y en alemán por el IME (Instituto Marx&Engels) de Moscú, ya a cargo de Adoratskii, y aunque incompleta y sin aparato crítico, sirvió de difusión de un Marx desconocido que, al revés de lo que afirmaba temerariamente Althusser, había sido despreciado y ocultado en los archivos de la Socialdemocracia reformista.

5 Voz “Communisme”, escrita por Jean Robelin; en: Bensussan, Gérard/ Labica, Georges; Dictionnaire Critique du Marxisme, PUF, Paris, 1985, p. 202; se trata de la segunda edición, aumentada y corregida.

6 Korsch, Karl; Karl Marx, London, 1938, el libro se escribió para el público inglés; en español: Karl Marx; Ariel, Barcelona, 1975. Korsch cita ampliamente la mayoría de los textos inéditos de Marx según la preciosa edición de la MEGA (1) editada entre 1927 y 1935 por Riazanov. Sobre el joven Marx y sus inicios en la crítica de la Economía Política en la RZ, remitimos al lector a nuestro ensayo: “Marx y la Economía Política”, ahora on-line. https://rebelion.org/marx-y-su-encuentro-con-la-economia-politica-i/

7 Lúkacs se refiere a la tímida y despareja política editorial de Mehring y del SPD, albacea del Nachlass de Engels&Marx, hasta 1918; Mehring editó, con la ayuda de Riazanov, algunos inéditos en la primera compilación: Briefe von Ferdinand Lassalle an Karl Marx und Friedrich Engels 1849 bis 1862; hrsg. von Franz Mehring; J. H. W. Dietz, Stuttgart 1902; y Freiligrath und Marx in ihrem Briefwechsel, Singer, Stuttgart 1912.

8 También le llama, invirtiendo la fórmula de Korsch, “Socialismo consciente”; vg.: Lukács, Georg; “Zur philosophischen Entwicklung des jungen Marx (1840-1844)”; en: Schritften zur Ideologie und Politik, Neuwied, Lushterhand, 1967, pp. 506-592, luego publicado como libro como: Der junge Marx: Seine philosophische Entwicklung von 1840-1844; Neske, Darmstadt, 1965. Lukács hizo varios informes de este Marx desconocido en la sección de reseñas del área de filosofía de la revista oficial de la famosa “Escuela de Frankfurt”: “Sammelrezension”, en: Zeitschrift für Sozialforschung. Jahrgang II/1933, p. 396 y ss.; “Karl Marx und Friedrich Engels, Werke und Schriften von Mai 1846 bis März 1848. ‘Marx-Engels-Gesammtausgabe’. Hrsg. von V. Adoratsky. I.Abt. Bd.6. Marx-Engels Verlag. Berlin 1933”, en: Zeitschrift für Sozialforschung, Nº. 2, p.280-81. Señalaba sugestivamente Lúkacs: “el Marxismo estalinista no… publicó tampoco todos los textos de Marx… Estos textos están todos en el ‘Archivo Marx-Engels’; Riazanov me dijo un día, allá por los años treinta, que el manuscrito de El Capital comprendía alrededor de diez gruesos tomos”, en: Abendroth, Wolfgang, Holz, Heinz, Kofler, Leo y Pinkus, Theo; Conversaciones con Lukács, Alianza Editorial, Madrid, 1967, p. 192.

9 Engels, Friedrich; “Fortschritte der Sozialreform auf dem Kontinent”, originalmente aparecido en inglés en el periódico owenista The New Moral World and Gazette of the Ractional Society, Nr. 19, 4. November 1843 como “Progress of Social Reform on the Continent”, luego parcialmente publicado en el periódico cartista The Northern Star, 11-25 November, 1843; ahora en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich; Werke; Band 1, (Karl) Dietz Verlag, Berlin/DDR, 1976. pp. 480-496; en español: Engels, Federico; Escritos de Juventud, Obras Fundamentales 2, FCE, México, 1981, pp. 145-159.

10 Remitimos al lector a nuestro ensayo: “Engels joven dialéctico (1839-1840)”; en: Friedrich Engels. Dialéctica, Naturaleza y Crítica de la Economía Política; Óscar Martínez (coord.), Editorial Ande-Gislat editores, Lima, 2020, pp. 151-166.

11 Strauss, David Friedrich; Das Leben Jesu kritisch bearbeitet, Osiender, Tübingen, 1835/1836. Existe una nueva edición crítica: Das Leben Jesu, kritisch bearbeitet, In Ausw. hrsg. und eingeleitet von Werner Zager, Waltrop, Spenner, 2003. A modo de ejemplo, Nietzsche fue un gran lector del libro y no por casualidad Strauss será uno de los objetos preferenciales de la crítica a la Modernidad in genere y al Hegelianismus de izquierda en la segunda de sus Consideraciones Intempestivas de 1873: “David Strauß, der Bekenner und der Schriftsteller”, poco apreciada o estudiada por los nietzscheanos.

12 En español: p. 94.

13 Marx, Karl; Engels, Friedrich: Die deutsche Ideologie; en: Werke, Band 3, Dietz Verlag, Berlin (DDR) 1969, pp. 5-530, espeicalmente p. 23 y 24; En español: Marx, Carlos; Engels, Federico: La Ideología alemana: Ediciones Pueblos Unidos-Cartago, Buenos Aires, 1985, p. 543 y ss.

14 Op.cit., p. 19.

15Op. cit., p. 162

16 Op. cit., pp. 442-443.

17 Carta de Weitling a Moses Hess, 31 de marzo, 1846; en: Hess, Moses, Briefwechsel, Mouton, The Hague, 1959 , pp. 151-152.

Autor: admin

Profesor jubilado. Colaborador de El Viejo Topo y Papeles de relaciones ecosociales.

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