El Observatorio Euromediterráneo de Derechos Humanos afirma que la masacre de Al Shifa fue una de las mayores de la historia palestina, y calcula que murieron al menos 1.500 personas, de las que aproximadamente la mitad eran mujeres y niños. La organización también confirma que al menos 22 pacientes fueron tiroteados mientras estaban en sus camas de hospital, mientras que se calcula que el número de desplazados que se refugiaban en el hospital y que se vieron obligados a evacuar hacia el sur ascendía a 25.000 personas. Además, se destruyeron 1.200 viviendas en los alrededores de Al Shifa. A pesar de las afirmaciones del ejército sobre la importancia estratégica y militar de la operación de Al Shifa y el número de presuntos miembros de Hamás y la YIP que había detenido y matado, eclipsó el objetivo previsto de la operación, que era destruir el sistema sanitario del norte de Gaza y empeorar las ya desastrosas condiciones humanitarias.
Tareq S. Hajjaj (11 de abril de 2024)
Algunos cambios son inmediatamente visibles para cualquiera que vaya a Cisjordania, otros lo son menos. Cisjordania está cerrada y sitiada. Prácticamente todas las ciudades y pueblos palestinos tienen ciertas carreteras de acceso, o incluso varias, que han sido cerradas. En efecto, la mayoría de las puertas de alambradas, omnipresentes en estas localidades, fueron cerradas por las Fuerzas de Defensa de Israel desde el 8 de octubre. Con un sistema así de puertas y otras barreras se puede establecer un bloqueo total de Cisjordania en poco tiempo. ¿Resultado? La vida se ha vuelto insoportable para tres millones de personas. No es solo el tiempo perdido en los desplazamientos prolongados de un lugar a otro; también es el hecho de que nunca se sabe si se llegará al destino deseado debido a las penosas esperas y las humillaciones sufridas en los puntos de control (checkpoints).
Gideon Levy y Alex Levac (30 de marzo de 2024)
Estados Unidos intenta culpar a una persona, Netanyahu. Pero esa ha sido la política israelí desde 1947. Y es la política de Estados Unidos. Todo lo que está ocurriendo desde el 2 de octubre, cuando la mezquita de Al-Aqsa fue asaltada por colonos israelíes, lo que condujo a la represalia de Hamás [Inundación de Al-Aqsa] el 7 de octubre, estuvo estrechamente coordinado con la administración de Biden. Todas las bombas que se han lanzado, mes tras mes, así como el bloqueo de la ayuda de las Naciones Unidas.
El objetivo de Estados Unidos es impedir que Gaza disponga de los derechos sobre el gas en alta mar que ayudarían a financiar su propia prosperidad y la de otros grupos islámicos que Estados Unidos considera enemigos. Y mostrar a los países vecinos lo que se les hará, igual que Estados Unidos ha hecho con Libia justo antes de Gaza. La conclusión es que Biden y sus asesores son tan criminales de guerra como Netanyahu.
Michael Hudson (2024)
“El ataque con drones contra Israel llevó a EEUU, Jordania y Reino Unido a intervenir y proteger a Israel. Sin embargo, miles de bombas devastadoras cayeron sobre nosotros y, lamentablemente, nadie se acercó a ayudarnos”. Olga Rodríguez [1] nos recuerda el comentario de la Sociedad de Poetas de Gaza. Continuar leyendo «(Página herida) Estado y fiscalidad (y II)»